'Doom: The Dark Ages': el padre de todos los 'shooter' vuelve por la puerta grande
La legendaria franquicia opta en esta ocasión por la estética medieval, con escudo-motosierra incluido

Captura de pantalla que muestra algunos de los temibles demonios que enfrentaremos en 'Doom: The Dark Ages'. | Bethesda Softworks
Lo primero que me viene a la cabeza son las primeras imágenes del juego de John Carmack de 1993, aquel mata marcianos que por primera vez nos invitaba a disparar en primera persona en escenarios tridimensionales, esperando al siguiente enemigo nada más doblar un pasillo. Personalmente, esa atmósfera y ese ritmo endiablado de disparos provocaban en mí cierto grado de nerviosismo antes de transformarse en angustiosa monotonía. Si en aquel momento me hubiesen contado que volvería a ser popular veintitrés años después y que, además, terminaría incorporando momentos subacuáticos, lucha de titanes o secciones de batalla aérea sobre un dragón mecánico, hubiese tenido la misma sensación que si me hubiesen dicho que en el futuro hablaríamos por videoconferencia a través de dispositivos inalámbricos.
2016 nos trajo el nuevo Doom para la nueva generación, siendo un gran salto no solo técnico, sino también una gran evolución del título en concordancia con franquicias más modernas como Halo, descendiente directo como juego de disparos en primera persona con atmósfera de ciencia ficción. Su continuación de 2020, Doom Eternal, volvió a sorprender con una apuesta por nuevas mecánicas y un genial diseño en sus niveles. The Dark Ages nos sitúa en la previa de esas dos últimas entregas, con una ampliación en su argumento protagonizado, como siempre, por ese personaje convertido en máquina bélica denominado «Slayer», que se enfrenta a hordas demoníacas dispuestas a conquistar cada uno de los planetas a través de portales dimensionales.
Sangrientos enfrentamientos con desmembramientos, explosiones y ataques en 360 grados. Esta entrega nos brinda una mayor libertad entre batalla y batalla, con más momentos de exploración, puzles para descubrir, por ejemplo, cómo abrir estancias cerradas bajo llave, lugares secretos, incursiones subacuáticas y enfrentamientos aéreos a bordo de un dragón mecánico con ametralladora incorporada, además de enfrentamientos contra titanes demoníacos manejando un superrobot tipo «mecha», con el que emplear los puños a fondo.
Pero el grueso del juego nos lo pasaremos ayudando al rey Novick y a su ejército, los llamados centinelas, de los ataques de las huestes infernales, que poseen un numeroso grupo de enemigos de todo tipo y tamaño: desde sencillas criaturas tipo zombi a grandes demonios, pasando por los denominados campeones, montados en enormes criaturas y poseedores de una armadura resistente, contra la que deberemos primero eliminar a las oleadas infernales para aturdir al campeón y debilitar su escudo. Sin olvidar a determinados jefes finales más duros de lo normal o los líderes protegidos con una barrera protectora que se mantiene gracias a su nivel de moral, un nivel cuya barra deberemos reducir para poder eliminar al ínclito.
La variedad de enemigos es suficientemente grande y, contra las hordas, deberemos gestionar muy bien los ataques, seleccionando qué tipo de demonios deberíamos eliminar cuanto antes. Gracias al armamento, el «Slayer» se siente tremendamente poderoso. Cada enemigo puede ser atacado con un determinado tipo de arma para ser más rápido y efectivo en la batalla. Por ejemplo, para eliminar de una vez a varios enemigos, podremos usar el llamado «pulverizador», que lanza fragmentos óseos con gran dispersión.
Conforme vayamos avanzando por los niveles, conseguiremos armas cada vez más contundentes: la escopeta y la superescopeta, una automática denominada «triturador», el repetidor de plasma efectivo contra un tipo de enemigos… vamos, que no falta de nada: con un botón cambiamos de arma. Armas que podremos mejorar, así como nuestros ataques cuerpo a cuerpo, que podremos ejecutar a la velocidad del rayo desde la distancia, plantándonos delante del enemigo con el letal guantelete de nuestra mano derecha o, en su lugar, el mangual, una gran bola encadenada con la que dar mandobles monstruosos, aunque con más tiempo de recuperación para volverse a usar.
Y la novedad de esta entrega, la joya de la corona: ese escudo sierra con el que no solo podremos bloquear los ataques y efectuar contraataques letales si nos disparan determinadas ráfagas con estela verde, sino también lanzarlo contra el enemigo para decapitarle o menguar su salud antes de asestarle un golpe final, golpear a varios enemigos a la vez de un solo lanzamiento, activar maquinarias para abrir compuertas e incluso usarlo de gancho para superar saltos y alturas.
Durante los 22 capítulos de la historia, recorremos diferentes escenarios con un diseño espectacular y una ambientación gótico-futurista mezclada con grandes construcciones medievales, exteriores campestres, cuevas, zonas subacuáticas, además de las zonas más infernales dominadas por el fuego. Doom: The Dark Ages convierte la franquicia en algo más, alejándose de un simple «mata-mata» y acercándose a una acción más entretenida y variada, con amplias zonas de batalla en las que el enemigo suelta ítems tras ser eliminado, que podremos aprovechar cuando, en medio de la refriega, necesitemos curarnos o aumentar nuestro nivel de blindaje.
Provoca una agradable sensación de superación completar desafíos y obtener oro para mejorar las armas, el escudo o nuestra capacidad cuerpo a cuerpo. Además, encontraremos muchos objetos que atesorar en cada uno de los capítulos: esencia demoníaca, diseños cosméticos para el personaje y su escudo, secretos, juguetes coleccionables, entradas de códice o el tan ansiado oro, si es que queremos completar el juego en su totalidad.
Doom: The Dark Ages está disponible para Xbox Series y Game Pass, PlayStation 5 y PC.