Dos cosas nos llamaron poderosamente la atención de ‘1968. El nacimiento de un mundo nuevo’, el libro de Ramón González Férriz que la editorial Debate publicó a comienzos de 2018 para conmemorar un año particularmente agitado en el que si bien los campus universitarios de Nanterre y La Sorbona crearon algunas de las imágenes más románticas e icónicas, estuvo marcado por numerosas revueltas en países como Checoslovaquia, Italia, Alemania, Japón, México o Estados Unidos.
La primera cosa es el retorno del ideario sesentayochista. Férriz señala que la reciente crisis financiera unida a la transformación tecnológica y al natural cambio generacional, ha provocado que muchas de las ideas que motivaron buena parte de las protestas del 68 hayan vuelto de una manera u otra a situarse en el centro del debate público y que la raza, la opresión clasista y por supuesto, el feminismo, se hayan convertido en ideas ineludibles. No lucen igual, no se expresan de la misma manera, y están más institucionalizadas, pero en definitiva, han vuelto y -de nuevo- han tomado las calles.
Por otra parte, González Férriz, en su libro describe a los jóvenes que encabezaron las protestas estudiantiles de Paris en 1968 como «privilegiados, ingenuos, arrogantes y con buenas intenciones». Muchos de esos adjetivos se han utilizado para describir tanto a los millennials, como a la Generación Z, por eso decidimos preguntarle qué parte de la experiencia del 68 y de su expresión le parece que podría ser relevante, válida e interesante para los jóvenes hoy en día.