Frente a la sobriedad y la fuerza del hombre, las vueltas de tacón y los discretos movimientos de cadera y tronco, llega Jesús Carmona para poner el flamenco patas arriba y al purista cabeza abajo. El catalán intenta romper con la diferencia de género en el flamenco en un momento de necesidad del artista de dar respuesta a varias preguntas sobre la masculinidad en el siglo XXI analizado los estereotipos del hombre y la mujer en el flamenco: «Si eres purista no vengas a ver mi espectáculo, quédate en tu casa y ve a ver otra cosa que te llene el corazón».