“Somos como murciélagos, no vemos pero oímos muy bien”. Así describe a los submarinos de la Armada Española el teniente de navío Carlos Noval. Las misiones de los sumergibles españoles pasan desde asegurar las costas hasta la obtención de inteligencia, pero siempre de forma encubierta, con el sigilo como bandera. El periscopio se saca pocas veces, y cuando se hace, la maniobra dura unos pocos segundos. Nuestros submarinos son los fantasmas del mar. Nadie sabe que están ahí pero velan por nuestra seguridad a 300 metros de profundidad y equipados con potentes tubos lanzatorpedos.