«Uribe, paraco, el pueblo está berraco» es la banda sonora del pueblo colombiano en las calles desde el pasado 28 de abril. Digo en las calles porque lo cierto es que, de forma menos ostensible, lo lleva siendo durante años en sus mentes, como un eco interno que, por fin, ha estallado a lo largo y ancho del país. ¿La causa? El cansancio. El miedo. La indignación. La esperanza. Todo ello acumulado, llenando el vaso desde hace tiempo. Y, aunque la razón directa fuese una fallida reforma fiscal para levantar la economía que terminó beneficiando a nadie, los cimientos de la misma descansan enterrados mucho más profundo, reverberando en banderas del revés, caceroladas y cánticos de protesta.