La escena es lamentable. Un cubano pasea por el casco viejo de Pamplona con una bandera de España anudada a su cuello. Un gesto propio de un 12 de octubre, Día de la Hispanidad, pero que enerva a un grupo de radicales abertzales reunidos en la Plaza de Navarrería, que celebran una especie de contramarcha antiespañola. «¡Beltza! (negro), vete a tu país», le increpan.