Hay que ver el amor por El Guapo que chorrea aceitosamente ¡¡¡Peeeeeedro!!!… Almodóvar dice “Presidente” y se le humedecen los labios. De saliva, digo.
O La Belén, esa chica paleta que quiso ser gauche divine y tuvo el acierto de dejarse disfrazar por Del Pozo, que era un genio, las cosas como son. La paleta se quedó en paletilla, embutida en esos trajes tan sinuosos y elegantes. Del Pozo: ropa de postín para charcutería de festín. Don Jesús póstumamente vistiendo chorizos, que no es como vestir santos. Quien se lo iba a decir. Cultivó Doña Ana un look desairado y lánguido, una cosa desmayada, sufridora. Progre de salón, quiero ser marquesa y no puedo. Seis liftings, seis.
¿Y Serrat? ¡Ay jilguero!, pero… ¿quien te ha visto y quien te ve, Nano? Peleaste cuando tocaba, contra Franco, pero ahora que tu voz perdió su trino irrepetible, ¿prestas el hillillo que te queda a estos trincones…? Por lo menos tu compañero de escenario, Sabina, sí que ha dado el do de pecho, y aunque tenga ya casi menos voz que tú, le habéis oído todos alto y claro: esta izquierda es golfa, corrupta y ladrona. Ambidiestra y sobre-cogedora.
En esas estamos. Vuelve el verano, vuelve la ceja. Salen a la carretera, hacen el bolo, la turné, el show de ZapaPedro: todos con Pedro, todos a una. Somos fuertes, resistimos. No a la guerra, a lo que sea. No cejan en su empeño los de la ceja. Depilación, divino tesoro…