El emblemático Empire State de Nueva York acoge este jueves una de las citas anuales para la industria de la ropa interior: el Victoria’s Secret Show, y las críticas llueven a cántaros. La revista especializada en moda The Business of Fashion lo ha resumido de una manera magnífica en un titular: “La sociedad ha cambiado. Victoria’s Secret no”. De hecho, la concepción del cuerpo de la mujer ha cambiado y es lo justo, porque la mayoría de las mujeres nunca han sido tan perfectas como los ángeles de Victoria’s Secret (las piezas en las tiendas con suerte llegan a la talla 44).
El movimiento #WeAreAllAngels (Todas somos ángeles, en castellano) lleva adelante una campaña de boicot a la marca de lencería por su falta de inclusión, tanto de modelos de talla grande, como de mujeres “menos perfectas”, en general. Además del hashtag, el movimiento invita a las mujeres a firmar una petición en change.org para alcanzar 10.000 firmas (lleva 8.000) para presionar a la marca a que cambie sus patrones y se adapte a los tiempos modernos.
La verdad sea dicha: la protagonista de esta iniciativa es una mujer también bastante perfecta. Se trata de la modelo australiana Robyn Lawley de 29 años, quien, también es verdad, esconde mucho menos sus estrías y tiene unos kilitos más que las famosas ángeles. De hecho, eso nos permite entender que se trata de luchar por la inclusión y no tornar el movimiento en una batalla contra la belleza o la salud.
Lawley junto a un grupo de 10 modelos y actrices –de tallas y aspectos muy distintos– ha posado para una sesión de fotos en Londres que servirán para la exposición navideña Todas somos ángeles, organizada por la marca de ropa Simply Be, que lucha por la diversidad sobre las pasarelas. Además de Lawley, en el photo shoot, han participado la actriz Hayley Hasselhoff, quien hizo de Amber en la serie Huge, y otras modelos como Joann Van Den Herik, Nahuane Drumond, Danielle Herrington, Felicity Hayward, Ayesha, Kelly Knox, Anais y Ashley James.
Aunque el desfile de Victoria’s Secret es este jueves 8 de noviembre, será retransmitido el 2 de diciembre por televisión. Probablemente ese día las críticas lloverán aún más que hoy.
Desde sus inicios, la marca de ropa femenina ha tenido un enfoque masculino. Durante su origen en 1977 buscó crear tiendas de lencería en las que los hombres no sintiesen vergüenza de entrar. Ha terminado convirtiéndose en una empresa que propaga un canon estético bastante fuera de la realidad y que tiene una postura muy masculina sobre la sexualidad de la mujer.
“La mirada femenina es poderosa, y juntos podemos celebrar la belleza de nuestra diversidad (…) Es hora de que reconozcan el poder de compra y la influencia de las mujeres de todas las edades, formas, tallas y etnias. La mirada femenina es poderosa y juntas podemos celebrar la belleza de nuestra diversidad”, afirma Robyn Lawley en una publicación en Instagram.
Además señala que por cada persona que comparta un post con el hashtag #WeAreAllAngels, la empresa ThirdLove donará un sostén a @isupportthegirls (una organización sin fines de lucro que recolecta y distribuye sujetadores a mujeres y niñas sin hogar en Estados Unidos).
Business Insider también publicó recientemente un artículo en el que afirma que Victoria’s Secret está perdiendo su audiencia millennial debido a los altos precios y a la calidad de los sujetadores y bragas. Se basa en una encuesta de la consultora Piper Jaffray que demuestra que la marca, no solo no está entre las preferidas de las más jóvenes, sino entre las 10 tiendas minoristas en las que no volverían a comprar. Quizá ha llegado el momento en que Victoria’s Secret se adapte a la era del #MeToo.