The Objective

VÍDEO | El tablero inclinado: El ciclo del bulo

«Un pseudomedio, al que no le importa nada la realidad, publica una noticia falsa». Acto seguido, los políticos «propagan el bulo, la falacia, la patraña». Y no están solos, sino que «siempre hay televisiones que lo propagan». Así definió el ministro Félix Bolaños el llamado «ciclo del bulo» el pasado 23 de mayo en el Senado. Una definición precisa, quirúrgica, formulada por alguien que sabía perfectamente de lo que hablaba.

Una semana después, un medio cercano al PSOE -el mismo que se inventó que el juez Peinado tenía dos DNIs- nos regalaba el bulo de la «bomba lapa» contra Pedro Sánchez que preparaba un teniente coronel de la UCO, la unidad de la Guardia Civil que incordia al Gobierno de España por investigar sus corruptelas. Los ministros salieron al unísono a rasgarse las vestiduras en las televisiones en la que los propagandistas del Régimen utilizaron el invento para desviar la atención que acaparaba la fontanera Leire Díez.

Especialmente intensa en este empeño fue Silvia Intxaurrondo, la misma que propone condenar a los periodistas que mienten y que es alérgica a las filtraciones solo cuando afectan a Pedro Sánchez y su entorno. La ínclita terminó rectificando a regañadientes y congratulándose con sus contertulios de lo «exigentes» que eran sus espectadores, como si hubieran sido ellos, y no Ketty Garat y Teresa Gómez quienes hubiesen destapado el engaño. El medio difusor del bulo y los ministros mentirosos a día de hoy siguen sin rectificar.

A Iker Jiménez lo convirtieron en enemigo público número uno de la información por hacerse eco de unos datos que muchos periodistas, entre ellos algunos de La Sexta, habían deslizado con anterioridad. El presentador de Horizonte, THE OBJECTIVE o cualquier otro medio rehén de las prisas de los nuevos tiempos, pueden cometer errores. Pero estos medios rectifican y sobre todo cometen esos errores tratando de fiscalizar al Gobierno y no de arrojarle un salvavidas o de difamar a aquellos que le incomodan. Esto último es propio exclusivamente del verdadero ciclo del bulo: ese que pasa por Moncloa.