The Objective

VÍDEO | El tablero inclinado: El plasma de Sánchez

El caos ferroviario, la publicación de los ‘guasaps’ entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos, el auto de la juez que envía al banquillo al hermano del presidente del Gobierno, la ponencia del TC que avala la amnistía, el bulo de la «bomba lapa» lanzado por varios ministros, las maniobras de la fontanera Leire Díez para desacreditar a la UCO… Son muchos, y muy graves, los escándalos que han salido a la luz en los últimos 43 días, que son los que lleva el presidente del Gobierno sin aceptar preguntas de la prensa.

El hombre que vino a regenerar la democracia y mejorar la transparencia está a cosas más urgentes, y por eso ha viajado a Niza a salvar los océanos, en una de esas cumbres de la ONU que al final no salvan ni a un múgil. Ahí se encontró a una enviada de TVE que intentó hacer su trabajo, algo poco habitual, y le preguntó por García Ortiz. Pero Sánchez salió corriendo más rápido que cuando huyó de la ira ciudadana en Paiporta.

El silencio del presidente, amén de a la falta de argumentos creíbles, responde a la voluntad de Moncloa de «bunkerizarse» hasta 2027 ante los escándalos judiciales y ante la debilidad política que aflige al Gobierno de coalición, sustentado por cierto por partidos nacionalistas que en su día se ponían muy dignos contra la corrupción y que ahora, bien regados de favores y privilegios, callan ante las corruptelas monclovitas.

Al silencio ante la prensa se suman once meses sin conceder entrevistas a medios de comunicación (la última, a Cadena Ser) y casi 15 sin someterse a la sesión de control en el Senado. Como líder de la oposición, Pedro Sánchez criticó con dureza el plasma de Mariano Rajoy, un plasma que traía por el camino de la amargura a los periodistas que ahora han salido prestos a defender al fiscal general del Estado con argumentos llamativamente similares. Con tantos portavoces, habrá pensado Sánchez, para qué hablar.