The Objective

La viñeta animada sobre... el desfile de las vanidades

Cada día se parece más Sánchez a José Luis Moreno. Cuando el otro día lo vimos carcajearse de Feijóo a mandíbula batiente en el Congreso, al unísono con su pajarraco, la mascota Montero, nos hizo recordar al célebre ventrílocuo y su acompañante de trapo, Rockefeller. Comparte con Moreno un apellido común, del montón, y una sonrisa de formica indestructible. Tiene la misma mandíbula, la misma dentadura Profidén blanqueada, por no decir la misma jeta. Y la vice hace de comparsa a risotadas como nadie. Vaya elenco.

Le ha cogido gusto Perico a chotearse del personal. Cuanta más mierda sale de las despensas de palacio, más sonoro es su descojone. Le da igual que este sea en el Congreso –que, Pedro, es la casa de todos los españoles, los que te votan y los que no– o en el mismísimo Paseo de la Castellana junto a Sus Majestades. Está a un paso de agarrarse el paquete como Rubiales, porque su nivel de desprecio por el prójimo es el mismo. «Pa chulo yo. Con dos cojones».

Bueno, pues para cojones, Morante, que se nos ha marchado. Pero he saltado al ruedo como un espontáneo y me toca volver al estiércol, que es de lo que va esta columna. No tiene, venía diciendo, ni pudor ni vergüenza. Diría uno que le reconforta el griterío de la gente. Que le pone que lo increpen. Que le sube la autoestima que lo insulten. Confunde valor con provocación. Y es, con esos pantalones que le quedan siempre cortos y patizambos, un provocador nato, un tigre de piscina. Ajustándose siempre las solapas como un maniquí de Sepu, que en paz descanse.

Ha lanzado en redes, el día de la Hispanidad, un mensaje hablándonos a todos en ese tono soft de niño bueno, educado y modoso que le habrá enseñado su coach –otro asesor más de cientos– que pone cuando no está haciendo de las suyas. Nos habla de orgullo de ser español el tipo que ha montado la patulea de socios más vomitiva que cabe imaginar, la ralea de gente que odia este país con toda su alma y que está a su vera con el único propósito de esquilmarlo. Ábalos, Cerdán y Koldo –esos a los que Sánchez no conoce–, unos aprendices al lado de los profesionales de verdad que conforman nuestro gobierno nauseabundo.

Qué lástima que no le haya embestido la cabra de La Legión o le haya caído en la cabeza un paraca, carajo. ¿Por qué hay que esperar a Torrente 6 para que sucedan estas cosas tan lindas?