Siete años han tardado los sindicatos en convocar la primera huelga general con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Los supuestos defensores de los trabajadores no la han convocado por la crisis de vivienda, la pobreza energética, el paro juvenil más alto de la Unión Europea, la inflación, la corrupción, la inseguridad en las calles… No, por nada de eso. CGT, UGT y CCOO han llamado al paro general por el «genocidio en Gaza». Esto, dos días después del acuerdo de paz entre Israel y Hamás, conseguido gracias a Donald Trump.
Estamos ante una huelga política (y, en teoría, anticonstitucional) que, lejos de ser contra el Gobierno, contra el poder, se convoca para su conveniencia. Pero tranquilos: los sindicatos terminarán saliendo a las calles a defender a la clase trabajadora, cada vez más depauperada. Tan solo tenemos que esperar a que deje de gobernar la izquierda.
