The Objective

La Valoración

Tiene razón el presidente Sánchez. Me duele admitirlo, se me abren las carnes, es superior a mis fuerzas, pero tiene razón. Lo sabe hasta el más tonto. Detrás de la filtración de los datos contra el novio de la Ayuso —o sea, contra la Ayuso— no estaba el fiscal general del Estado.

No sé por qué nos empeñamos, por qué ha habido tanta cerrazón al respecto, por qué la insistencia contra el bobo solemne (touché, Mariano) García Ortiz. Es del todo evidente que él no ha sido, que no tiene la capacidad de urdir semejante complot por su cuenta. Al fin y al cabo, Alvarito era un simple mandao. Clarifico: un simple y un mandao, las dos cosas, que pueden parecer lo mismo, pero no necesariamente lo son. Y cuando digo «era» y no «es», me da subidón, pero a lo que iba: un mindundi con toga de seda de primera calidad, solo que la toga era, en realidad, librea. Alvarito era un lacayo, un ujier, un mayordomo. Como decía López Vázquez en su magistral Fernando Galindo de Atraco a las tres: «Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo». Y Galindo, servil, pelota y encorvado, era Alvarito.

Pero al meollo. Alvarito, con esa cara de torta de aceite, incapaz en su tarea, incapaz de granjearse el respeto de sus colegas e incapaz de tramar un sainete tan maquiavélico como el embrollo folletinesco que hemos visto desarrollarse ante nuestros ojos, era y es inocente. Al menos hasta que llegó el malo (este sí, malo-malote de los de verdad) de MAR y les pinchó el globo. MAR debe de estar triplicando la tasa de güisquiolemia cada tarde leyendo y releyendo la sentencia. No caben más risas en un solo hombre. Ponme otro doble, Maribel.

Lo dicho. Tiene razón Sánchez en que no ha sido su empleadillo el fiscalillo. Es el inocente, el panoli, el pringao. El que va a pagar la novatada, que el 20-N es el 28-D. Lo asevera con aplomo porque sabe bien de lo que se habla. Sentencia, severo, contra la sentencia porque él conoce, como nadie, la verdad. Una verdad limpia, cristalina y despejada como un cielo soleado y madrileño de invierno. Lo sabe porque lo filtró él.

Y lo saben hasta los más tontos… Todos menos el más tonto del exfiscal general del Estado.