The Objective

La viñeta animada sobre... de Caudillo a Caudillo

Plus Ultra

Al final, va a resultar que quien acabe celebrando por todo lo alto el 50 aniversario de su propio deceso va a ser el mismísimo Generalísimo (perdón, no me he podido resistir al «ísimo»).

Parecía que no había final más ultrajante y humillante para la memoria del caudillo que sacar a rastras del osario sus huesos y relegarlos a una tumbilla que bien podría haber sido una tumbona a la intemperie. La manera tan elegante que ha tenido este gobierno zapateril y zapatiesto de tomarse la revancha y ganar una guerra que, desde luego, no ganaron y que en gran medida provocaron sus antepasados de siglas ha sido, por pura bilis y mala leche —pero principalmente por cálculo del rédito electoral—, apalear al muerto, cargar sobre su muda figura la responsabilidad y eludir la suya como siempre. Los muertos, ya se sabe, no pueden hablar, pero, coño, parece que don Francisco les ha salido respondón. ¡Y tanto!

Si la Memoria Histórica hubiese sido un proyecto mínima y democráticamente decente, habría buscado ahondar en el espíritu de reconciliación y confraternización que nos hizo, como país, la envidia del mundo entero, y cuya Transición, ejemplar, se enseñaba en las aulas allende nuestras fronteras como muestra a futuras generaciones de cómo restañar las heridas y pasar página juntos, hermanos con ideas diferentes. Resistimos desde el 75, como sociedad, la embestida salvaje del terrorismo, la lacra del independentismo (sí, ya saben por dónde voy) y un intento de golpe de Estado con tanques en la calle. Caminamos juntos, sin ira, hasta que llegó el pazguato, el pánfilo bobalicón que cobra a manos llenas de Maduro y anda detrás de esta ópera bufa: un sainete que daría risa si no diese tanta pena. Pobre país, pobres nuestros impuestos y más pobres, por tanto, nosotros. Hemos tenido que asistir, humillados, a la asociación contra natura de un partido que, en minoría, ha usurpado la mayoría metiéndose en la cama —menuda orgía— con toda la banda de malhechores anteriormente mencionada. Ustedes me van a disculpar, pero… ¡qué puto asco!

Pues toma Plus Ultra, Pedro. Toma Plus Ultra y que se te atragante la digestión, que espero muy pronto hagas, y repetidamente, en la cárcel.