El fin de las vacaciones de Navidad llega con un desafío doble: por un lado, el aumento de contagios obliga a extremar las precauciones y a mantener estrictamente los protocolos, incluido el de ventilación. Lo que nos lleva a la otra complicación: las temperaturas ahí afuera bajan de los 0ºC. Si ya hacía frío en las aulas en diciembre, imagínense ahora.
Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría, ha trabajado mano a mano con las escuelas durante la pandemia para conseguir que fuesen los que son: uno de los entornos sociales con menos riesgo de contagio. Diseñó en su momento los protocolos y, a pesar del frío, se mantiene firme: «Es posible conseguir una buena ventilación a pesar de las bajadas de temperatura» y sostiene que el método natural –que el aire entre por las ventanas– es preferible a cualquier tipo de ventilación mecanizada. Hablamos con él para saber cómo.