The Objective

La viñeta sobre... el Nobel de la Paz

El no Nobel de la Paz

Avanzaba con viento a favor de La Flotilla la marea de las manifas progres de nuestros “Payasos sin Fronteras”, tal y como la ha bautizado en este periódico carente de papel el gran Savater. Y candente, en el horno, precocinado desde hace meses, el nuevo Nobel de la Paz que se entrega hoy. Pero la vida tiene a veces esa manera de dejarnos a todos con un palmo de narices. Ha tenido que ser el matón, el grosero, el maleducado, el fanfarrón, el malo de la película —sí, hablamos de Donald Trump— el que ha tenido que forzar la paz con la amenaza de una mano de hostias de proporciones bíblicas a los sujetos que predican en Gaza, nuestros adorables guerreros ninja de Hamás. Esos que le dan las gracias a Perico Sánchez por sus barrabasadas oportunistas de todo a cien.

Íbamos diciendo que ha tenido que ser el de la permanente, la ambición rubia con maquillaje de Doritos, el que ha hecho cierta la máxima, no sé si de Julio César o de cualquier otro César: «Si quieres la paz, prepárate para la guerra». Y parece que la cosa ha funcionado. Los rehenes, cadáveres que aún respiran, sepultados como Lázaro, sólo que durante mucho más tiempo, al setecientostreintaydosavo día —no voy a pretender ser tan culto como para saber cómo se recita la cifra y, por supuesto, no me da la gana buscarla en Google— van a resucitar y ver la luz del sol y las caras de sus seres queridos.

No hemos parado de escuchar a la turba protestar por el bautismo de fuego israelí sobre la desafortunada Gaza, pero es difícil borrar de la retina la celebración, por parte de su miserable (en todos los sentidos) población, del baño de horror en los kibutzim hace dos años. La alegría de las madres palestinas al ver a las chicas judías recién violadas, ensangrentadas, en manos de sus fanatizados hijos, instantes antes de que las sepultasen bajo tierra, a casi todas para siempre.

Así que, querido lector, cuando leas esta carta ya habrán cantado el ganador del Gordo de la Paz de este año. Apostaría a que no va a ser el rubiales, pero… nunca se sabe: a lo mejor ha amenazado a los suecos con nuevos aranceles.

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