De luto, EEUU investiga el móvil del atacante de Las Vegas
En su casa en la ciudad de Mesquite, a unos 130 kilómetros de Las Vegas, la policía ha incautado otras 19 armas de fuego, varios kilos de explosivos y miles de municiones
Estados Unidos ha llorado el martes a las decenas de víctimas de la peor masacre en su historia reciente, mientras las autoridades investigaban los motivos por los que un contable jubilado de 64 años disparó contra miles de personas en Las Vegas.
El presidente Donald Trump ha calificado a Stephen Paddock, autor de la matanza que ha dejado 59 muertos y casi 530 heridos, de «enfermo» y «loco», mientras que el comisario de la ciudad, Joseph Lombardo, lo ha catalogado de «lobo solitario» y «psicópata».
Más allá de diagnósticos, los investigadores quieren entender cómo este estadounidense blanco sin antecedentes criminales ha terminado con un arsenal con el que abrió fuego el domingo desde una habitación de hotel en el piso 32 contra los asistentes a un concierto de música country al aire libre.
Varias vigilias se han realizado en solidaridad con las víctimas en Las Vegas, mientras la sombría lista con los nombres de las víctimas era divulgada en la prensa: una maestra de preescolar que se había casado con su amor de la infancia, una enfermera, un policía…
«Hemos identificado a todas (las víctimas) menos a tres», ha dicho Lombardo a los periodistas.
La masacre ha abierto además el debate sobre la necesidad de endurecer el control de la posesión de armas de fuego, algo a lo que Trump y muchos líderes republicanos se han opuesto fervientemente.
«La policía ha hecho un extraordinario trabajo y estaremos hablando de leyes de armas a medida que pase el tiempo», ha dicho Trump a los periodistas antes de partir a Puerto Rico para reunirse con los damnificados del huracán María. Se espera que el mandatario visite Las Vegas este miércoles.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, ha informado que un proyecto de ley que facilitaría la compra de silenciadores para armas de fuego ha sido retirado de la agenda de debates.
Trump había señalado antes en un tuit que muchos sobrevieron por el ruido de los disparos: «Imagínense las muertes si el tirador hubiese utilizado un silenciador». Las autoridades seguían tomando con cautela la reivindicación que hizo el lunes el grupo yihadista Estado Islámico (EI) sobre el ataque de Paddock, al que ha definido como «un soldado del califato».
El FBI ha descartado cualquier conexión con el grupo, mientras expertos han coincidido en que se trata de una estrategia de la organización para reclutar gente en momentos de mucha presión militar en Irak y Siria.
«No tengo idea», ha dicho Trump sobre un eventual lazo entre el tirador y la organización yihadista.
La policía ha dicho que Paddock ha roto la ventana de su habitación en el hotel casino Mandalay Bay, probablemente con un martillo, poco después de las 22H00 del domingo (05H00 GMT del lunes) para disparar luego durante nueve minutos con armas automáticas contra las miles de personas que escuchaban al cantante de country Jason Aldean.
En varias grabaciones aficionadas se pueden escuchar las ráfagas de disparos mientras la gente gritaba y se resguardaba sin saber de donde venían las balas. Todo era «una carnicería, charcos de sangre», ha dicho Bruce Ure, que salvó a tres personas heridas aquella noche.
Lombardo ha indicado que Paddock ha disparado contra la puerta de su habitación, hiriendo a un guardia de seguridad en la pierna. En la habitación han encontrado 23 armas de fuego, incluidas varias automáticas. Fotografías filtradas a la prensa del cuarto muestran parte del cuerpo del victimario en el suelo, junto a varias ametralladoras y muchos casquillos de bala.
En su casa en la ciudad de Mesquite, a unos 130 kilómetros de Las Vegas, la policía ha incautado otras 19 armas de fuego, varios kilos de explosivos y miles de municiones. En su vehículo se ha hallado nitrato de amonio, un fertilizante que combinado con derivados del petróleo se usa como un fuerte explosivo.
Sus acciones mortíferas contrastan con el relato de su hermano Eric, quien el lunes ha dicho que Stephen «era un tipo normal», que le gustaba apostar, y además «no estaba ávido por (utilizar) una pistola».
El padre de ambos estuvo en la lista de los más buscados por robo a bancos en los años 1960. Pero Stephen no tenía antecedentes penales ni historial de enfermedades mentales, ha dicho.
