El Gobierno promete a ERC y PNV mantener viva 'Frankenstein': «Esto no cambia nada»
Fuentes de Moncloa descartan un giro a la centralidad para abrir una interlocución permanente con Ciudadanos
No hay una vuelta a la geometría variable ni el PSOE está dando un giro de 180 grados a sus alianzas para lo que resta de legislatura. La de la reforma laboral se trata de una alianza «puntual», por necesidad y no convicción por parte del ala socialista del Ejecutivo, que coincide con la cuota morada y con sus socios preferentes, ERC y PNV, en la voluntad de mantener viva la alianza Frankenstein cuya suma da mayor estabilidad y coherencia al proyecto de Pedro Sánchez.
«Esto no cambia nada», explicaban este jueves fuentes del PSOE y ERC en los pasillos del Congreso tras una votación «muy singular, con sus propias características» pero que no altera el proyecto político que inauguró Pedro Sánchez en su investidura. «El bloque progresista continúa», deslizó uno de los negociadores a lo largo de una tensa mañana en el Congreso, entre cruces de acusaciones entre los socios y frustración contenida.
La llamada de Bolaños… y Díaz
El PSOE no pretende virar al centro ni triangular a su derecha para obtener una mayor interlocución con Ciudadanos, como bien demuestra el hecho de que la llamada que los naranjas esperaban desde el lunes por la mañana no se produjo hasta bien entrada la tarde noche de este miércoles. Según fuentes parlamentarias consultadas por THE OBJECTIVE, el teléfono del portavoz del grupo, Edmundo Bal, sonó finalmente la víspera de la votación, horas antes del inicio del pleno, pese a que el ansiado interlocutor gubernamental, Félix Bolaños, había recibido la promesa de Bal en el pleno del martes por la tarde: «No te voy a pedir nada».
Y así fue. No hubo negociación, tan solo conversaciones para sellar el acuerdo y oficializar el protocolo. La guinda: otra llamada de la vicepresidenta segunda, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a Edmundo Bal, a quien le agradeció su apoyo por vez primera tras haber despreciado sus votos días antes. «Esto es política, no un patio de colegio», explican a este periódico fuentes de la formación liberal tras la rectificación y reconocimiento de Díaz a su formación política.
No habrá alianza naranja
No obstante, en Ciudadanos están exultantes. Sus nueve diputados llegaron pletóricos al pleno del Congreso a las 9:00 horas exhibiendo su orgullo naranja en el color de sus mascarillas institucionales y en las palabras de su líder, Inés Arrimadas: «Me siento mas orgullosa que nunca de ser la representante del partido liberal». La formación que se veía desahuciada electoralemente se ve con opciones de sobrevivir gracias a haber logrado a arrastrar al Gobierno a la centralidad. Y confía en mantener interlocución con el Ejecutivo en las próximas iniciativas que lleguen a la cámara baja.
Pero nada más lejos de la realidad. Pese al forzado «ojalá» que entonan los socialistas al ser preguntados si Ciudadanos apoyará nuevamente al Gobierno en otros proyectos de Ley, el Ejecutivo descarta giros de guion en esta legislatura, pero se cuida de no hacerlo públicamente. La ficticia imagen de centralidad en mitad de la campaña electoral en Castilla y León y a las puertas de la campaña en Andalucía es rentable para las estimaciones de voto socialistas, donde los indultos y los pactos con Bildu lastran a los barones autonómicos que sobrepasan en varios puntos a la proyección de voto nacional.
ERC: «Mañana seguiremos»
Y esto es lo que se han empeñado en transmitir los negociadores gubernamentales a sus socios de ERC y PNV en las horas previas a la votación parlamentaria. Los nacionalistas vascos mantuvieron la discreción habitual, alejados de los focos para evitar declaraciones inoportunos pese a que la negociación con el Gobierno se prolongó hasta «altas horas de la noche». Según fuentes de Moncloa consultadas por este medio, finalmente decayó la negociación porque plantearon cosas «inaceptables para el Gobierno».
Con ERC fue distinto. No hubo negociación sobre contenidos, a sabiendas de que ERC «ni quería ni podía apoyar un pacto suscrito por su competidora electoral Yolanda Díaz». Así las cosas, ambos asumieron sus respectivos papeles: el Gobierno haciendo como que negociaba y ERC como que no aceptaba. Con su naturaleza cercana a los focos, Gabriel Rufián llegó al Congreso buscando el micrófono del pasillo: «Dime con quien votas y te diré quien eres». Respondían fuentes de la dirección del PSOE: «Eso se lo puede aplicar él mismo. Nosotros votamos con Ciudadanos pero él con Vox y el PP». Mucho ruido y pocas nueces porque pocos minutos después el mismo Rufián respondían a los periodistas ya sin cámaras: «mañana seguiremos hablando» con el Gobierno porque ERC es «consciente de cual es la alternativa a este Gobierno».