THE OBJECTIVE
El purgatorio

Celia Villalobos: «Si en vez de Mazón hubiera estado Rita Barberá, todo habría sido diferente»

La veterana política malagueña analiza la actualidad: «El PP debería buscarse un Pedro Arriola, alguien que esté fuera del partido»

«Aquí estoy, 75 años y con unas ganas de vivir tremendas, aunque sea en soledad, para mi desgracia», así va cerrando la conversación Celia Villalobos (Málaga, 1949), en un fiel reflejo de mujer vitalista y a la que, es humano, le pesa la pérdida de su marido, Pedro Arriola, el legendario asesor de Aznar y Rajoy. Esta malagueña de verbo claro anduvo diez legislaturas como diputada en Cortes, fue ministra de Sanidad, vicepresidenta del Congreso, alcaldesa de Málaga y alma libre dentro de esas voces originales de la política patria. Y así sigue expresándose por donde va, con lealtad al Partido Popular, aunque sobre todo lealtad a sus ideas, a ella misma.

PREGUNTA.- ¿Y cómo se imaginaba la vida de jubilada?

RESPUESTA.- Nunca me imaginé la vida de jubilada, porque como no me gusta estar jubilada, pues no lo había pensado. Dicen que tienen más tiempo para hacer las cosas que nunca has hecho, que tienes días para… No, la vida de vida de jubilado es una mijita aburrida. Estoy jubilada, pero participo en algunas tertulias y bueno, hago cosas, camino mucho.

P.- ¿De la política se puede uno jubilar?

R.- Es que todos somos políticos, animales políticos, el hombre es un animal político. Y a partir de ahí unos ejercemos como profesión la política, yo sé que a algunos decir que la política es una profesión es un anatema, pero todos los seres humanos somos políticos y actuamos como políticos. Votamos, decidimos, opinamos en política, aparte del trabajo que hagamos para ganarnos la vida. 

La política activa sí la dejé en el 2019. Le dije Pablo Casado: «Esto no es lo mío». La política a raíz de Pablo Casado, no la de él, sino la de todos los partidos, no me gusta nada. Todo empezó a cambiar, llegó Sánchez, empezaron los enfrentamientos, la búsqueda permanente del enfrentamiento, la ausencia absoluta de la capacidad de dialogar, de entender, de compartir. Aquí es a matar, ¿y eso qué quieres que te diga?

P.- ¿Tanto ha cambiado la política? ¿No ha habido siempre bronca?

R.- Pero de otra forma, recuerdo las relaciones entre el Partido Popular y el Partido Socialista, que eran realmente y que son los dos partidos que tienen una importancia nacional. Siempre ha habido entendimiento, siempre ha habido una línea de conexión entre los dos, ha habido temas de Estado en los que se han comunicado unos y otros gobernando uno y gobernando el otro. Y ahora ya no hay nada.

La relación en la nada es lo que domina la política, entonces yo te llamo fachosfera, yo te llamo impresentable, que lo es el pobre, pero esto no es todo, tiene que haber cuestiones de Estado en las cuales haya un acuerdo entre los grandes partidos, y hoy no lo hay.

P.- ¿No se ha desenganchado de seguir la política?

R.- Me moriré siendo una persona en la política. Votando a mi partido, militando a mi partido, esté quien esté. Incluso cuando estaba Pablo Casado, al que le tengo un enorme cariño, aunque creo que se equivocó de época, no era su momento. Después de la moción de censura iban a ser unos momentos muy complicados para el Partido Popular. Y él no tenía ni la fuerza, ni la capacidad, ni la formación suficiente para enfrentarse a aquello. Pienso y se lo dije a él, «espérate, espera ocho años». Pero hay gente que tiene mucha prisa o quien le rodea, que tienen muchas ganas de coger poder.

P.- Usted sabe de poder, además porque la política es un juego de poder. De poder, de ambiciones…

R.- ¿Y en el periodismo no? 

P.- Sí, aunque de otro modo. Recuerdo lo que le dijo Pedro J. a Cayetana Álvarez de Toledo cuando esta le comunicó que se iba a la política: «¿No te das cuenta de que el periodismo es política sin responsabilidad?»

R.- Lo que pasa es que vosotros no os sometéis a la voluntad popular, a las elecciones, pero es lo mismo que la cuenta de resultados de una empresa. Si a Telefónica le va mal o le va bien, el presidente tiene que ir a la junta de accionistas con la cuenta de resultados. Esto pasa en política, lo que ocurre es que para nosotros es la voluntad de cada uno de los ciudadanos en una urna, cuando muestran su voluntad y eso es lo que nos diferencia. Pero por lo demás, todo el mundo tiene batallas, todo el mundo quiere ser califa en lugar de califa. Eso en el periodismo, en los ingenieros de caminos, en las empresas y en la política, eso está en el ser humano.

P.- O sea, que no hay tanta diferencia en la ambición de poder de un político o en la de un periodista.

R.- El problema es nuestra cultura judeocristiana, sobre todo la católica, porque no pasa en la protestante. Eso de que «el trabajar es un castigo divino, ganarás el pan con el sudor de tu frente», gracias a Dios, yo no quiero que me lo regale nadie, estoy encantada de trabajar, soy feliz trabajando. Ese concepto católico de que la ambición es negativa, que es algo horrible, pues no, depende de cómo tú uses esa ambición, eso es lo que puede ser malo. Pero la ambición en sí, es querer llegar a un espacio.

Esa es una de las cosas que admiro de los americanos que cuando ven un señor con un coche muy importante y dicen «voy a hacer todo lo posible por tener ese coche, por tener esa casa». Los españoles en cambio: «Cualquiera sabe cómo ha conseguido eso, seguro que…», esa es una posición diferente del catolicismo al protestantismo. Me quedo con el protestantismo.  Yo he tenido que aguantar «esta, porque su marido es quien es, si no, de qué».

Celia Villalobos durante la conversación en El purgatorio – Víctor Ubiña

P.- Celia Villalobos, mujer de largo recorrido en política, ha tenido diferentes cargos desde alcaldesa de Málaga, ministra de Sanidad a vicepresidenta del Congreso. Como ha sido política y sigue siendo animal político, le quiero preguntar por esto que se ha venido en llamar la antipolítica.

Sabe bien que después de la de la DANA, con la gestión errática, veremos si judicialmente perseguible de algunos políticos, surgió esto que algunos llamaron la antipolítica. El cabreo de muchos ciudadanos al tener la sensación de que la política estorbaba más que ayudaba. ¿Comprende este fenómeno de la antipolítica?

R.- No creo que eso sea un fenómeno de antipolítica, ya están haciendo política. He sido alcaldesa y no he tenido una DANA tan brutal como la que han tenido en Valencia, pero sí he tenido una inundación dos veces, Málaga la ha tenido también este año. Nunca hay suficientes instrumentos para controlar algo tan brutal como ha pasado en Valencia. Eso tiene un nivel de horror que yo creo que todavía no somos ni siquiera capaces de analizarlo, por lo tanto hay que analizarlo de otra forma.

Desde luego, creo que el Gobierno central llega tarde. A mí no me sirve el señor ministro de Interior, que por cierto, yo le tenía enorme respeto cuando era magistrado, me parecía un hombre con gran fuerza. Y después se ha hecho ministro y se ha olvidado o se ha convertido en algo que no se corresponde. Él tenía directamente que haber determinado el nivel tres y haber mandado por allá todo el ejército entero y a partir de ahí ponerse a trabajar conjuntamente con la Comunidad Autónoma. Y después le echan la culpa a quien consideréis que tenga que tener la culpa.

Después haces comisiones de investigación, te vas a los tribunales, los condenas a muerte, lo que sea, pero primero es lo primero y lo primero es resolver el problema de esas familias, resolver esa situación de muchos pueblos, volver a reconstruir, qué es lo que tiene que estar haciendo y ya se puede hacer mucho más rápido que se hacía antes y hay que hacerlo y hay que ponerse a ello. Y lo que no me vale es que Sánchez haga una rueda de prensa donde dice que va a mandar no sé cuántos miles de millones y allí no llega ni uno. La Administración es siempre lenta. Si todavía en la isla de La Palma todavía están esperando que le resuelvan las cuestiones.

La administración es muy lenta y en estas cosas hay que hacer instrumentos. A Sánchez, que le gustan tanto los instrumentos rápidos, como hacer la empresa de la vivienda, sin necesidad de llevarlo ni al Congreso de los Diputados, pues haz algo, aligera alguna norma para que estas cosas vayan rápidas. Cuando se produce algo como la DANA, tienes que poner en marcha instrumentos que aligeren los procedimientos administrativos que son lentos de propia naturaleza. Lo hiciste para la COVID, ¿cómo no vas a poder hacerlo para esto?

Con más cuidado, vaya que se te aparezca un Ábalos y entonces sí que tienes que tener mucho cuidado con esto, pero se puede hacer. Que después el presidente de la Comunidad Valenciana se equivocó en los tiempos, probablemente, y después le vas a reclamar, pero resuelve problemas. Si los ciudadanos de aquellos pueblos vieran que realmente le están resolviendo los problemas, ese cabreo que es normal que lo tengan, ese miedo aflojaría.

Es que me imagino una persona de mi edad que vive en su casa sola o con su marido, o con su compañero o con su compañera, me da lo mismo, y de pronto se encuentra que ya no tiene nada. O se le resuelve el problema en un mes o te estás equivocando y se puede, ¿Qué ocurre? Que estamos en el enfrentamiento político, a matarnos vivos. Que no, que no es el momento de matarse vivo. Y en eso todo el mundo se está equivocando.

«El PP tiene mucha prisa, hay dejar que en el PSOE se maten entre ellos»

P.- ¿Si usted fuera Mazón, hubiera dimitido?

R.- Es que eso no se puede saber, eso es muy difícil. O sea, a toro pasado decir lo que yo hubiera hecho, mire, por favor, no. Nosotros tenemos un partido que siempre ha tenido un problema en Valencia, ahí la Gürtel se cebó y hemos tenido que partir de cero para muchos espacios y en muchas responsabilidades. Si estuviera Rita Barberá, ¿hubiera pasado lo que ha pasado? No, porque tiene más tiros pegados que la bandera del tercio. Y cuando tú tienes mucha experiencia de entrada no te fías de nadie ni te fías de la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Cualquiera sabe lo que pasaba allí en la Confederación Hidrográfica del Júcar, cualquiera sabe si no le llegaba la información, si es que hicieron el silencio durante tres horas. Eso un político que lleve años en política sabe qué puede pasar, entonces no se fía. Y pone en marcha instrumentos de no fiarse ¿Qué le pasaba a Mazón y a su gente? Que se fiaron y no te puedes fiar, nunca.

P.- ¿En la política jamás se puede uno fiar?

R.- No, porque la Confederación Hidrográfica es una empresa. Y hay que ver la ineficiencia, la ineficacia, los errores, las lentitudes; es que los meteorólogos decían que iban a caer 200 litros, cayeron 700 en algunos sitios, encima tuvieron que volcar agua de los embalses. Es que todo esto puede pasar. Y cuando tú tienes muchos tiros pegados y ya llevas experiencia política, sabes que no te puedes fiar, ponte en lo peor y te quedas corto.

P.- También quería hablar de la nueva política. Han pasado más de diez años desde el 15 M, de toda esta revolución política, de los nuevos partidos. También a raíz como último epílogo de todo el caso Errejón y con la certeza también a la vista de que Yolanda Díaz no es que no termine de despegar, es que ya no va a despegar, ¿De qué ha servido estos más diez años de la llamada nueva política? Esas formaciones que venían a cambiarlo todo.

R.- Hombre, para una persona que lleve muchos años en política y que haya visto de todo, te diría que se veía venir. El señor Pablo Iglesias se denominaba a sí mismo un friki. Mi marido le llamó friki en una conferencia que estaban hablando de resultados electorales porque él había dicho que era un friki, ¿Friki en qué sentido? Vamos a ver, eran profesores universitarios de política que se creían que lo sabían todo metiéndose con la casta que éramos los políticos y ahora la casta son ellos. Es que la señora Yolanda Díaz, la que te dice que ella ha salvado a todos los trabajadores españoles, es la casta, pero es que no existe la casta. Porque no existe esa visión que tenían ellos de la política convencional.

La política de cualquier partido europeo convencional, de reconocimiento de la ley, del respeto a la separación de poderes, de la búsqueda de las soluciones de los problemas que afectan a los ciudadanos, que son problemas que le afectan directamente a ellos, el paro, los impuestos, es la vivienda, la violación de las mujeres, los asesinatos de mujeres. Esas son las cosas que nos preocupan a la gente normal, y eso es lo que intentaban resolver los grandes partidos. Ellos venían a hacer la revolución, se han quedado en la nada.

Y encima lo que tú mencionas de Errejón, yo lo siento por él, pero en todas partes cuecen habas. Lo que creo que ya ha finalizado y ya era hora es ese feminismo que no era feminismo, que era el victimismo de la mujer. Las mujeres éramos débiles, teníamos que estar protegidas de los hombres en su conjunto. No, yo quiero ser igual que los hombres en la profesión, en las posibilidades, en las oportunidades, pero yo no soy un hombre ni quiero serlo. Y esa hiperprotección de la mujer, las iba convirtiendo en víctimas, en niñas.

«Si no existiera Vox, Feijóo sería presidente con mayoría absoluta»

Y ahora se demuestra que han ocultado tener compañeros que le tocaban el trasero a compañeras, que intentaban metérselas en la cama, que intentaban besuquearlas en una discoteca. Pero los abusones los hemos tenido siempre, y tú le dices «¿de qué vas?» Y se acabó ¿O es que tú no sabes de qué vas? Aquí no estoy hablando del grupito de niños que violan, no estoy hablando del tío que mata a su compañera, eso sí es grave. Eso sí hay que controlarlo al máximo.

Pero lo otro de verdad que no, porque un señor te abra la puerta no te está diciendo que él es un facha, a lo mejor es una educación antigua que ya no se lleva, efectivamente, pero nada más. Entonces ese modelo de muñequita de cristal en que nos querían convertir ese grupo de feministas, por fin ha desaparecido. Entonces ya está el feminismo serio, porque claro, decir que no era feminista Rosa Conde, Carmen Calvo o yo misma, que nos hemos batido el cobre en los años difíciles por buscar espacios para las mujeres, ahora ya no somos feministas, porque lo dices tú, que tienes 20 años, ¡Venga ya!

P.- ¿En qué se diferencia el feminismo de Celia Villalobos al de Irene Montero?

R.- Hombre, ella no ha hecho mucho esfuerzo, lo que pasa es que es que se ha equivocado tanto, se ha equivocado planteando leyes que ella creía que ayudaban a la mujer y las ha perjudicado como la ley del sí es sí, sin contar con la Abogacía del Estado, sin contar con el Consejo de Estado, sin analizar en profundidad qué va a significar eso cuando llegue a un juicio. Y a mí no me vale que digas que hay que educar a los jueces, no me toques las narices. Que hay jueces que lo oyes hablar y se te abren las carnes, claro, todavía quedan algunos jueces que ya son minoría en esa línea, pues vamos a un recurso y le ganamos en el recurso.

Entonces, en ese sentido se equivocaba porque ha sido la adalid del victimismo de las mujeres y las mujeres no somos víctimas. Hay mujeres que han sido y son víctimas, algunas, y hay que protegerlas, pero las mujeres como tales, como conjunto de la población, como el 52% del cielo, no somos víctimas ni queremos que nos victimicen. Queremos espacios de libertad, espacios donde podamos conseguir lo mismo, puestos que consigue el hombre en igualdad de condiciones, que hagamos lo que nos dé la gana, que vivamos como queramos, que vivamos con quien queramos. Sin que nos critiquen, sin que nos humillen, pero que nos protejan de los hombres en su conjunto como tales, no.

P.- ¿Este nuevo feminismo, desde la ola de Podemos, ha sido desagradecido con gente como Carmen Calvo o usted misma?

R.- La política siempre es desagradecida en ese sentido, lo entiendo. Es decir, a mí no se me ocurre darle un consejo a los que hoy están gobernando mi partido, el único consejo que le darías sería que se buscaran a un Pedro Arriola, no por nada, sino porque necesitan a alguien que esté fuera de la melé. Y ahí está todo el mundo en la melé, porque es normal, si tú tienes que ocuparte de tantas cosas, de las preguntas en el Parlamento, de las medidas que vas a presentar, de las propuestas de que haya candidato a la Alcaldía en los 8000 y pico ayuntamientos de España, que las comunidades autónomas tengamos gente que funcione bien, eso te dedica mucho tiempo. Entonces estás en la melé, en el bosque y no estás viendo el conjunto.

La política popular posa en la sede de THE OBJECTIVE – Víctor Ubiña

P.- Ya que mencionaba a Podemos, ahora he caído, con Pablo Iglesias le une haber militado en el Partido Comunista.

R.- He estado en tantos lados. Primero, el Partido Comunista era el partido que se enfrentaba al franquismo, en la cárcel lo que había era miembros de Comisiones Obreras y del Partido Comunista. Los que se batieron el cobre cuando Franco muere y consiguen que haya una capacidad de diálogo con esa izquierda, es el Partido Comunista. Lo que siento es que ahora el Partido Comunista no sea Izquierda Unida o como se llame, pero con una presencia y unos principios claros, firmes, en defensa de lo que han defendido toda la vida de Dios.

Los comunistas en este país eran y han sido muy importantes en la historia del cambio de la dictadura a la democracia, han sido fundamentales, y ese papel no se le ha reconocido. Entonces, en aquella época, si no estabas con Franco, estabas contra todo. Un poquito, como pasa ahora, eres de Sánchez o eres de la nada, de la sanchosfera. No, de verdad, no.

P.- ¿En qué es conservadora Celia Villalobos?

R.- De la vida que llevo, del respeto a la gente, de la democracia, de la justicia. Como principio fundamental la justicia, no solamente la justicia como jueces, sino como un elemento fundamental para vivir, para venir y para morir.

«El feminismo que veía a las mujeres como víctimas ha desaparecido»

P.- Lo digo porque siempre se ha hablado de usted como la progre del PP. 

R.- Si, es cierto que siempre he sido un poco el vértice, siempre he defendido cosas en la que creo. Lo que nunca haré es defender lo que no creo. Yo mirarme en el espejo cuando por la mañana te levantas para meterte en la ducha, vestirse, irte a trabajar, como tengo el respeto a la verdad, el respeto a los demás, no soy cínica, pues me tengo que mirar en el espejo y no darme vergüenza de mí mismo.

Yo comprendo que los cínicos, Sánchez no creo que se mire en el espejo y diga «Ah, qué guapo soy», pero luego no se le ocurre decir «pedazo cabrón que soy», o no lo pensará siquiera porque está convencido de su bondad absoluta. Y no creo en esa gente en ningún lado, en ningún partido y en ningún sitio, y Sánchez es la representación más clara de la nueva política.

Donde no hay diálogo, donde no hay temas de Estado, donde no hay estructuras que haya que respetar. Bueno, pues ahora me meto con los jueces, utilizo la Abogacía del Estado para defender al señor Sánchez y para defender al fiscal general del Estado, y todo nos parece bien. Y a mí lo que me asusta ahora mismo es que hagan lo que hagan todo nos parece bien. Nos pareció bien la amnistía, pasa el tiempo, no ocurre nada. 

P.- ¿Pero porqué Sánchez ha entendido bien la población?

R.- No sé si es que la población en general está cambiando, por ejemplo estoy convencida de que Trump no hubiera ganado los Estados Unidos hace 15 años. Un señor que tiene juicios, que ha hecho con las mujeres lo que ha hecho, es que Clinton lo hundieron porque tenía una señorita que le hacía cositas en el despacho. Y ahora tenemos un presidente de los Estados Unidos que va a jurar el mes que viene de que tiene casos gordísimos, como cuando entraron en el Capitolio.

Bueno, eso no se producía hace 15, 20 años, se produce ahora. Y después la izquierda, está muy enfocada en la fachosfera, y no se está dando cuenta de que hay una evolución importantísima en la sociedad y sobre todo en la europea. A mí una cosa que me preocupa muchísimo es el avance de los extremos, tanto izquierda como derecha. 

P.- Hablaba de defender lo que uno cree. Me gustó mucho lo que Juan Soto Ivars escribió cuando en 2019 usted abandonó la política: «Celia Villalobos deja la política y Candy Crush se pone en tendencia. Yo prefiero recordarla por haber votado a favor del matrimonio gay y haber recibido una amonestación de su partido y votar en contra de la reforma de la ley del aborto de Gallardón, que era un aborto de reforma». O sea, ponía en valor el voto en conciencia.

R.- Lo pedí en el Comité Ejecutivo, lo pedí en el Congreso, el que en determinadas cuestiones que tuvieran que ver con la ética privada para los católicos y los creyentes una para mí otra, tuviésemos voto en conciencia. De hecho, cuando existía Convergència i Unió, ellos daban libertad de voto ¿Por qué? Porque Convergència era un partido y Unió era el otro que era demócratas cristianos, y se daba libertad de voto. Y eso me parece a mí positivo, porque también en el PSOE había gente, recuerdo algún diputado que se escapaba para votar, que no tiene sentido. ¿Por qué tienes tú que forzar tu ética privada?

Oye, a mí me costaba mucho trabajo darle al botoncito del cierre, no solamente por los 1.000 € que me fueran a cobrar, que lo pagaba siempre mi marido, me decía que no me preocupara. Es por el hecho de enfrentarme a mis propios compañeros. Es complicado, es difícil, es muy duro, pero para mí era una prueba de principios. Como es un principio para mí, lo llevo a cabo. Y efectivamente, como decía el padre de Rodrigo Rato, me decía siempre «Hija mía, no olvides nunca que todo el mundo aplaude tus piruetas y tú sola te cura las agujetas»

«Antes si no estabas con Franco, estabas contra todo. Ahora eres de Sánchez o eres de la fachosfera»

P.- Fue vicepresidenta del Congreso de los Diputados en dos legislaturas, ¿cuándo pasa por la plaza de las Cortes qué siente?

R.- Paso poco, aunque cuando pierdo el carné de identidad, voy allí, llamo a mi comisaría, que más linda que nada y voy allí, me hago el carnet de identidad. He pasado muchos años allí, han sido 33 años, ha sido parte de mi vida, ahora estoy en otra fase.

P.- Dijo Ramón Espinar, después del caso del caso Errejón y conocerse sus problemas de adicción, que se consume cocaína en el Congreso de los Diputados, «lo he visto», afirmó.

R.- Sabes que en el Congreso los grupos parlamentarios tienen zonas con puertas cerradas donde están ellos, posiblemente allí lo haya visto continuamente. Pero yo en mi partido nunca he visto a nadie en el Congreso de los Diputados esnifando una raya, ni tan siquiera fumarse un porrito. Y me he movido, he sido vicepresidenta del Congreso y he visto muchas cosas. Pero de esa naturaleza, de otras sí, cosas normales, cosas que pasan en la vida de ligoteo y cosas de estas.

P.- Antes mencionaba la falta de un gurú como Arriola en el PP actual, ¿le da la sensación de que el PP está un poco perdido?  

R.- Es un momento muy complicado, muy difícil. Ten en cuenta una cosa, el centroderecha en este país tiene 11 millones de votos, si es un solo partido tenemos 170, 179, 180, 182 diputados. Si hay dos partidos tenemos 150, y si hay tres, pues 90. El problema es lo que ha conseguido ya Sánchez, y es que esa izquierda que venía a conquistar la revolución, el cielo, ya ha desaparecido y vuelve a concentrar el voto en un partido importante.

Al final, los dos partidos más importantes son el Partido Popular y el Partido Socialista. Esto es así y este país necesita un Partido Socialista potente, serio, como lo ha sido. Yo no lo he votado, pero es necesario para el desarrollo normal y la convivencia y la paz social en este país. Que haya diálogo social y que haya un PSOE y PP. Nosotros tenemos a VOX, estos inventos que algunos gente se ponen a pensar, claro, entonces para que estos votos no se nos vayan, creo un partido. Madre mía, estos caprichitos acaban muy mal.

Villalobos en la entrevista en THE OBJECTIVE- Víctor Ubiña

P.- ¿Cree, Celia, que si V0x no existiera todos sus votos irían al PP?

R.- Todos no, pero el 80% sí que era del PP. Es decir, mira, la gente vota por sus propios intereses, como tiene que ser, la gente analiza para él, para su familia, que es lo que le interesa y en función de eso deposita el voto y después hay un voto identitario. El Partido Popular tiene x número de personas que votan ese partido siempre, igual que el PSOE tiene los suyos, y después hay una enorme mayoría que evoluciona en función de lo que necesita y de lo que quiere.

He tenido compañeros de mi partido que eran gente muy de extrema derecha. Quién consigue el gran éxito de unir el centroderecha en un solo partido, es José María Aznar en el año 90, cuando pasamos de presentarnos a las elecciones con tres nombres diferentes a presentarnos en una sola opción en un congreso que además fue en Sevilla donde realmente nace el centroderecha español como una opción de gobierno y le cuesta seis años a José María llegar al poder.

Esto requiere mucho tiempo, mucha gente capaz, mucha gente con ideas y mucha paciencia. Entonces para mí este partido de hoy lo veo con demasiada bulla, porque como ahora mismo las cosas pasan a la velocidad que pasan, es como si tuviéramos que responder al minuto y yo ahora lo mismo al PSOE estaría desde la barrera, mirándolo como se matan entre ellos. No me metería en medio, pero claro, soy de otra generación.

P.- ¿Siempre llamó ultraderecha a Vox?

R.- Llamémosle derecha más extrema, llámalo como quieras. Pero desde luego hay cosas en ello que no comparto y sobre todo, hay una cuestión que para mí a la hora de votar es fundamental para votar hay que pensar, hay que utilizar la cabeza, no las vísceras, aquí no se vota por mis cojones. Tienes que pensar que te interesa, tú quieres que Sánchez viva en la Moncloa, pues tira tu voto. Crees que Sánchez hay que echarlo ya, pues ya sabes lo que hay que hacer, un gran partido. 

Porque son importantes los restos a la hora de votar, porqué estamos en 52 circunscripciones electorales, y entonces resulta que los restos finales donde te dan un diputado, pues como tú, resulta que el voto de centroderecha lo has dividido entre dos partidos, cada vez tienen menos gente. Si no existiera Vox, Feijóo sería presidente con mayoría absoluta, ¿o tienes dudas? 

P.- Su creencia, Celia, es que todo se una en torno a un partido, toda la oposición.

R.- Es la única forma, oye, y si se llega a acuerdos, que yo estaba en el Partido Popular y había gente ya te digo que hoy son dirigentes de VOX y convivíamos y compartíamos. Es un problema de ponerse de acuerdo en muchas cosas y no ponerse por delante siempre. El «que yo quiero ser presidente», es que no, es que hay gente que prefiere ser cabeza de ratón en vez de cola de león. Y hay un momento en la vida que te toca ser cola de león y no pasa nada.

Si piensas en el total y no tanto en tu pensamiento privado y único, si estás en política, estás en un partido y si estás en un partido aquí estamos para ganar, y ganar significa la Moncloa. Pero no por la ambición, sino por el convencimiento de que mis ideas son las que resuelven los problemas reales de los ciudadanos y por lo tanto, tengo que estar ahí. Entonces, chico, arrímate, vamos a ponernos de acuerdo, pero no ponernos de acuerdo como en las comunidades autónomas, eso es una broma. Ponerse de acuerdo con unas siglas.

P.- La última, como de costumbre en El purgatorio, ¿si tuvieras que poner un epitafio?

R.- Ha sido leal a sí misma.

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