Una chica muere ahogada tras hacerse varios selfies en medio de una presa
Una estudiante neozelandesa se ahogó en el río Waikato momentos después de posar para un selfie con sus amigas. Rachael Louise De Jong estaba posando con tres amigas en una roca cuando se abrieron las compuertas de la presa en la que se encontraban. La presa Aratiatia se abre cuatro veces al día durante el verano y, además de una sirena que avisa del momento en que ocurrirá, hay diferentes signos alrededor del río que advierten de los peligros de bañarse en el río.
Una estudiante neozelandesa se ahogó en el río Waikato momentos después de posar para un selfie con sus amigas. Rachael Louise De Jong estaba posando con tres amigas en una roca cuando se abrieron las compuertas de la presa en la que se encontraban. La presa Aratiatia se abre cuatro veces al día durante el verano y, además de una sirena que avisa del momento en que ocurrirá, hay diferentes signos alrededor del río que advierten de los peligros de bañarse en el río.
Las chicas trataron de saltar a una roca más grande, pero el nivel del agua comenzó a elevarse demasiado rápido a su alrededor y los rápidos arrastraron a Rachael. Dos de sus amigas consiguieron alcanzar la otra piedra, pero Rachael, que tenía 21 años, junto a un hombre que intentó ayudarlas, no pudo evitar ser arrastrada por la repentina subida del nivel del agua. El hombre consiguió nadar hasta un lugar seguro, así como otra de sus amigas, pero ella falleció ahogada por las fuertes corrientes. Su cuerpo fue recuperado más tarde por la policía en un charco entre las rocas. “Estamos siempre buscando maneras de minimizar los riesgos de que esto pase otra vez”, explica el director de la compañía encargada de la presa, Mercury Energy Fraser Whineray. Además, añadió que los procesos de seguridad serán revisados tras este incidente.
Dos turistas alemanes, Katrin Taylor y Kevin Kiau, presenciaron el accidente, pero fueron incapaces de ayudar a las chicas. “Podíamos ver como el nivel del agua crecía y que estaban en peligro de ser arrastradas”, explica Katrin. “No había nada que pudiéramos hacer. Solo podíamos estar ahí y mirar con impotencia y fue horrible”, añade.