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Mentiras y mentirosos

Mentiras y mentirosos

La mentira es parte, como la verdad, de toda Cultura que existe, existió y existirá (a no ser que el mundo de Orwell se cumpla y no sepamos cada amanecer qué es lo que debemos pensar o creer). También existe la posibilidad más poética de que una Civilización superior nos “colonice” y transfiriéndonos taumatúrgicamente un nuevo tipo de Ser, nos volvamos veraces y lógicos como aquel famoso “Vulcaniano”.

Lamentablemente tanto mi carácter como la lectura de Guillermo de Occam, me tienen vetado esa forma de pensar; el primero por que para evitar a los advenedizos que desean crear un mundo a lo Orwell me hice Emboscado, lo segundo me hace evitar caer en “trampas retoricas o mentales”. Tuve por mi quinto cumpleaños, como regalo de mis mayores, invitados a los Reyes Magos, Santa Claus y El Ratón Pérez. por lo que desde joven tuve que aprender cómo funciona el mundo.

La mentira existe, y existirá o bien para salvar la pueril inocencia de los vástagos de nuestra especie; esa que llamamos “mentira piadosa” y que no es otra cosa que un ardid para poder superar la vergüenza de nuestra incapacidad para explicar a los pequeños la complejidad del mundo. O bien existe, se usa, para lograr objetivos no siempre transparentes u honestos que nos permitan controlar las “decisiones o las tendencias/opiniones” de los demás para nuestro lucro, medro o sencillamente, Ego. Pero de los mentirosos y las mentiras que hoy enfrento, desde la espesura, son otros. Son aquellos que conscientemente mienten al servicio de bastardos intereses o sencillamente son “dóciles siervos” de poderes fácticos.

Un ejemplo: un periodista o un supuesto experto que argumentan, cada uno con sus fuentes, sus “opiniones”, más o menos afortunadas según quien las avale, según sea la reputación del que escribe o peor aún, la reputación o estatus que se le otorga por ese gran sabio que es el “pueblo”; opinan digo, sobre un suceso, un acto o una persona. Quede claro que cada uno puede opinar y decir lo que quiera consagrado en todo Estado democrático y toda constitución. En nuestro caso el Titulo 1, Capitulo II, sección primera, artículo 20 de la Constitución de 1978, pero frecuentemente olvida esta gente el apartado cuarto que literalmente dice: “Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia”.

Estos “plumillas” a salario de lobbies o de cualquier interés alejado de la verdad, denigran y tuercen la realidad a conveniencia de su propia complacencia o al mejor postor. Los hay incluso quienes dan pena por que ni cuentan se dan de quien les manipula y creen estar haciendo un “gran papel”. Estos dan lastima por necios y botarates, pero en el fondo son la prueba irrefutable que la Democracia existe hasta para aquellos que están todo el día a la gresca diciendo que nos la roban. Los que me preocupan no son los “verdaderos creyentes” en una idea o pensamiento, pues para ellos deseo que pasen de la Doxa a la Episteme, es decir de la “mera opinión” al “verdadero conocimiento”, que pasen de la “imaginación y la creencia” que es el fundamento del conocimiento opinable, al “pensamiento racional discursivo e intelectivo” que le acerca a la verdadera realidad (Idea lo llamaba Platón) de las cosas o de los sucesos que se presentan a los sentidos o a la razón misma. El salto complicado estriba cuando quien fundamenta su opinión en fuentes que tienen intereses creados o de “dirigir” el pensamiento/opinión pública, se convierten en meros títeres perdiendo toda dignidad, toda independencia critica y toda capacidad epistemológica de formular un pensamiento que no sea falaz, tendencioso y a veces directamente falso. Esto no pasaría de ser una mera “argucia” retórica si no se usase por personas e intereses para lograr socavar opiniones, sentimientos y honorabilidades.

Es obvio que todos estamos sesgados cognitiva, cultural e ideológicamente, es más obvio que todos podemos estar equivocados por mala información, contaminación de fuentes, o sencillamente por que nos resulte más cómodo y rentable seguir una tendencia que nos dé de comer y nos engrandezca la reputación en ciertas lides (las mismas que “la voz de su amo”, construye para ganar en economía, sociología o en política). Pero si esa acción es voluntaria, consciente, y además es vertida para dañar reputaciones o al servicio de intereses no legítimos, se llama “traición”. Si es por motivos de recelo personal, no son más que pataletas pueriles. Pero cuando en realidad se construye una argumentación y se difunde una información “voluntariamente torticera” para lograr una meta por unas metafóricas “treinta monedas”, hablamos de vileza moral.

Desde hace varios años vengo presenciando el ataque constante y cerval contra gente que intenta cambiar las cosas y se convierten en enemigos para los Lobistas, para los mercenarios y por supuesto para los “quinta columnistas” que tenemos en este suelo patrio.

Esta nuestra España, no necesita de nadie para crear “leyendas negras” que nos azoren, nos bastamos nosotros mismos para ser reclutados a sueldo de otros países o de intereses económicos. Desde quien engaño a los Reyes Católicos para vender a bajo precio la lana merina para luego comprarla en productos manufacturados, hasta quien con poder militar y político “boicoteó” las patentes de Torres Quevedo, Isaac Peral o al mismísimo Ramón y Cajal denegándole hasta por tres veces la catedra de histología. No necesitábamos “agentes externos” para torpedear nuestra innovación; como en el Poema de C. Kavafis “Esperando a los Barbaros”, el enemigo siempre estuvo entre nuestras filas sirviendo a otros y denostando lo propio. Eso sí, bien pagados en becas, puestos o méritos avalados en grandes países, a cambio de ahondar en la crítica hacia lo propio.

Tengo un gran amigo, de aquellos que contra todo pronóstico y errores que yo cometiera, siempre está ahí, que lleva, por decir la verdad, en el “cadalso” ya para cinco años, y que, en breve, por fin, podrá defenderse y argumentar con datos y gruesas pruebas contra los maledicentes. En ese momento, como en otros momentos de la historia reciente de nuestra patria, podremos conocer con nombre y apellidos a los “creyentes pagados”, y por supuesto a los pagadores de este tipo de entramados. Y antes de mi siguiente salida de la Emboscadura, si la Democracia funciona con Luz y taquígrafos, quedará todo “visto para sentencia”. Hagamos para terminar un juego de palabras con lo que las redes dicen últimamente: los Rusos influyen en las elecciones de USA y a su vez intervienen en elecciones autonómicas en España, los Chinos piratean sin pudor tecnología, los americanos espían a los europeos, los marroquíes a los españoles, los israelíes espían a los palestinos, los palestinos a los israelíes, y seguramente también nosotros hacemos de las nuestras (o al menos tengo la esperanza que así sea para no sentir vergüenza por ser los únicos que en “el gran juego” de la Geopolítica y la Inteligencia, seguimos las reglas). No seamos Quijotescos, todos cumplen con la máxima de defender sus legítimos intereses, todos, menos al parecer nosotros. No seamos conspiranoicos… se llama Inteligencia Económica. Y de eso va el mundo. La moral y la ética es, créanme, otra cosa

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