A tomatazo limpio: el Cipotegato más esperado culmina su recorrido en Tarazona
La identidad de este personaje se elige por sorteo, y hasta ahora sólo dos mujeres lo habían interpretado
Fiestas del Cipotegato 2007 | Neva Micheva
A tomatazo limpio, en concreto los que caben en cinco toneladas, han recibido este sábado los turiasonenses al Cipotegato más esperado, un personaje que ha encarnado en esta ocasión una mujer, Andrea Domínguez Álava, de 32 años, que ha culminado su recorrido por las calle de la ciudad en 20 minutos.
El Cipotegato, que minutos antes, con la voz casi quebrada por la emoción, se confesaba nerviosa e ilusionada, ha salido puntual, al mediodía, del Ayuntamiento de Tarazona, en la plaza de España, después de dos años en los que esta fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional en 2009, ha estado suspendida por la pandemia.
Bajo una constante lluvia de tomates, el Cipotegato, con su traje arlequinado que incluye una máscara para ocultar su identidad hasta que culmina su recorrido, que finaliza de regreso en la plaza de España, donde ha entrado a hombros de su hermano.
Allí, en volandas, la han encaramado a la estatua erigida en honor del Cipotegato, desde donde ha saludado emocionada a la multitud, que aún le lanzaba tomates y le jaleaba eufórica al grito de «Cipote», «Cipote».
A continuación, de nuevo a hombros, ha entrado al consistorio, donde se ha quitado la máscara para revelar su identidad, que ha permanecido oculta desde junio de 2019 y donde estaban presentes todos los turiasonenses que han encarnado a este personaje en los últimos años. «Esto es lo mejor del mundo; una verdadera maravilla», ha dicho Andrea, eufórica, en el interior del Ayuntamiento. «Se parece a lo que te cuentan, pero no es igual», ha añadido.
Historia del Cipotegato
El Cipotegato tiene un origen religioso y ha estado presente en la historia de la ciudad al menos desde el siglo XVIII, según figura en un acta del archivo de la catedral. En este documento hablan del Pelexo del Gato, un personaje que acompañaba la procesión del ‘Corpus Christi’ persiguiendo a los niños para evitar que entorpecieran los actos litúrgicos.
A principios del pasado siglo, el Ayuntamiento pagaba a una persona para que encarnara al personaje. Después de la Guerra Civil pasó a ser un «bufón» perseguido por los niños que le lanzaban los restos de verduras que quedaban del mercado al aire libre que se instalaba en la plaza del ayuntamiento.
En los años 70 llegó hasta tener algún cariz político, una forma de criticar al ayuntamiento, y de esos restos de verduras se ha pasado a la lluvia de tomates que recibe actualmente el Cipotegato.
La identidad de este personaje se elige por sorteo entre los numerosos jóvenes que quieren vestirse de arlequín y ser el centro de atención en el inicio de las fiestas. En la historia del Cipotegato, sólo dos mujeres habían interpretado a este personaje. Loreto Velilla fue la primera en 1993 y hubo que esperar 18 años para ver en 2011 a otra mujer, Pilar Galindo, vestir el traje.
