Javier G. Recuenco: «Musk puede estar chiflado, pero es honesto; Zuckerberg no lo es»
El ingeniero informático y superdotado visita El purgatorio: «En la era de la IA estás más seguro si eres un fontanero que si eres un abogado»
Mientras se sigue emitiendo la telenovela política de esta nuestra España, el mundo cambia. El mundo digital, el universo de las redes sociales, y con ello, el control sobre los relatos, las discusiones sobre la censura, la nueva postura de Zuckerberg, el papel de Elon Musk, la fascinación con la Inteligencia Artificial… De este universo informativo, digital y vital en nuestra era, hablamos con Javier G. Recuenco, veterano ingeniero informático, además de persona con altas capacidades, es decir, superdotado.
PREGUNTA.- A veces me he preguntado, ¿qué pasaría si Elon Musk fuese progresista?
RESPUESTA.- Fundamentalmente sería apoyado por un montón de gente, hiciera lo que hiciera, aunque comiera niños crudos.
P.- La problemática de Musk entonces no es tanto su persona, sino quién apoya y de qué lado está.
R.- Bueno, Musk ha donado un montón de dinero históricamente a un montón de gente, ha pasado por muchas fases y lo único que ocurre es que ahora mismo está en una cruzada que generalmente está asociada a algún trauma personal. Me explico, él tenía un hijo trans, el tema le ha afectado bastante, se ha metido en una cruzada particular, pero no es muy diferente de Ayn Rand.
La mujer que viene de Rusia y a su padre le roban los comunistas, delante de su jeta, la farmacia que tiene. Y a partir de un trauma uno puede construir una identidad. Entonces no tiene pinta de que el Musk de PayPal fuera una persona particularmente reaccionaria ni nada por el estilo. Pero el Musk actual, evidentemente es un hombre en una misión, y tiene unas coordenadas muy específicas que alteran mucho a un montón de gente.
P.- Cuando algunos dicen que deberíamos poner coto a que los grandes empresarios tecnológicos se entrometan en el asunto político, incluso en el caso de Musk con cargo de la administración Trump, lo que entiendo es que esa denuncia se hace ahora por parte de alguna gente. Y no antes.
R.- A ver, consideraría esto correctamente siempre que reciprocáramos y no dijeran gilipolleces como que habría que montar un Amazon español o cosas por el estilo. O sea, considero que para plantear temas tiene que haber una justa reciprocidad al otro lado y además ya sabes que injerencia siempre es cuando a mí no me viene bien, todo lo demás es sentido común.
Entonces, básicamente estamos jugando a Carl Schmitt, estamos en la era de Carl Schmitt, las coordenadas son amigos y enemigos, nunca es el qué, siempre es el quién. Y defenderemos absolutamente cualquier cosa que nuestro amado líder diga en un sentido o en otro, las posiciones son así de tristes y así de poco matizadas.
P.- Amazon Español o un Twitter público.
R.- Yo inventé, inspirado en Jacinto Pellón, el de la Expo 92, inventé el ‘Amañol’, que es el Amazon español, que son 10 millones de euros lanzados en gilipolleces. Básicamente una iniciativa pública de estas características, lo que tienes que calcular es el número de ‘amañoles’ que se va a llevar alguien y ese alguien puede pertenecer a determinados círculos familiares, personales, de determinadas personas en el poder. Y en España sé cómo está el PIB y también sé que el producto de ‘amañoles’ está en máximos históricos.
P.- Siempre que se crea un nuevo organismo, al final siempre hay unas dietas que dar, un puestecito.
R.- Unos sueldecillos públicos, al cuñado, que es un inútil, dónde lo coloco. Este tipo de cosas.
P.- Recuerdo cuando al señor Ernesto Gasco, que era alto comisionado para la pobreza, hubo un cambio de pareceres y le pusieron de presidente del Hipódromo de la Zarzuela.
R.- Veo un reciclaje perfectamente lógico. No, perdona, lo que ocurre es que estás mirando todas estas cosas con el limitante prisma de la lente de la racionalidad, que es un lastre para entender este tipo de circunstancias. Estamos en la era de la pantomima, entonces todo este tipo de cosas son absolutamente normales.
P.- Lo mejor aún fue que Gasco sustituyó en la presidencia del Hipódromo de la Zarzuela a Maritcha Ruiz Mateos, que anteriormente había sido jefa de prensa del PSOE. O sea, todo es maravilloso.
R.- Es el poder de la amistad, es que otra cosa es que estás negando el poder de la amistad como como fuerza regeneradora transformacional y que de alguna manera es capaz de redimir cualquier tipo de pasado, por turbio que este parezca.
P.- Por retomar el asunto Musk, ¿Las élites tecnológicas tienen ideología o tienen una ideología mayoritaria?
R.- La élite es por definición o teóricamente, la gente que está por encima del mortal, de la plebe, de la gente de a pie. El problema es que las élites anteriores eran élites, bien sea económicas, bien sean élites intelectuales. De alguna manera había una especie de criterio objetivo detrás de ello que llevaba aparejado una especie de nobleza obliga, hay una especie de compensación y cosas por el estilo. El problema fundamental es que la mayor parte de las nuevas élites no están sometidas a ese pesado lastre que suponía el hecho de venir de una serie de estructuras en las que de alguna manera se tenía en cuenta que había que tener una cierta conmiseración con los que están por debajo.
Entonces, las élites tecnológicas, por regla general, tienen una ideología que tiene que ver con su misión y su misión fundamentalmente es conseguir hacer cosas nuevas y muchas veces conseguir hacer dinero. Entonces tienen tanta ideología en tanto esa ideología apoye el propósito de su misión. Una persona como Musk o como Gates, por poner dos personas que pueden ser consideradas élites ideológicas, no tienen una ideología más allá de la consecución del poder. Entonces, si consideramos la consecución y la obtención del poder, eso sí que de alguna manera aglutina a todas las élites habidas y por haber, pero desde una posición ideológica, no creo.
P.- Entonces es lo que toca en ese momento, si lo mayoritario es ser más woke, pues se es más, si toca dar el péndulo para el otro lado, se da para otro lado, porque lo que importa es el poder.
R.- Eso es. En inmortales palabras de Pepe Hidalgo, el padre de Javier Hidalgo, «yo soy de los que ganan», era una persona que lo tenía clarísimo en ese momento y hay un montón de gente cuya principal labor es saber de dónde rola el viento y dónde poner la vela. Y eso es histórico.
P.- Casi es un hándicap tener principios.
R.- Sí, de hecho es un lastre. Por regla general es un lastre, a corto plazo sí, a largo plazo hay mecanismos prosociales que terminan compensando esto. Yo siempre digo que el principal driver para ser buena persona es la auto preservación, porque todavía hay ocultos una serie de mecanismos prosociales que hacen que de vez en cuando cojas a un Ceaușescu y lo fusiles y cosas por el estilo. O sea, ahí todavía están subterráneos, más o menos enterrados. Entonces, a corto plazo creo que es un lastre a largo plazo creo que paga.

P.- Con Javier Recuenco hay muchos temas de los que hablar: es ingeniero informático, trabaja en temas de administración de empresas, asuntos de resolución de problemas complejos, maneja el asunto de la inteligencia artificial. Aparte es una persona con altas capacidades, esto es ser superdotado. Empiezo por esto último, ¿cuándo se da cuenta usted o sus padres de que tienes una serie de capacidades mayores que la media?
R.- Mis padres no fueron particularmente conscientes del asunto y yo tenía una cierta intuición ya desde muy pequeño. De hecho, siempre cuento que tomé contacto con Mensa, la Asociación de Personas con Alta Capacidad, leyendo viejos libros de selecciones del Reader’s Digest que compraba mi padre. Porque mi padre tiene una manía muy curiosa, compraba libros para no leer ninguno, al final me los terminaba cazando a todos y conocí esa asociación y yo tenía una sensación de pertenencia, pero nunca explicitada ni nada por el estilo.
Sí, tenía muy buenas notas, pero no tenía conciencia de nada parecido. Y entonces, esto te hablando con 10 u 11 años, luego ya cuando tuve veintipocos años, me dio por pensar si la asociación en cuestión seguiría en marcha y si podría ser un sitio interesante donde ir. Y en 1992 entré en Mensa España cuando cabíamos en un ascensor. Yo, de hecho, soy el socio número 115 porque no hubo Mensa España hasta 1984. Mensa es la asociación más grande de superdotados intelectuales del mundo, fundada en Reino Unido y con un montón de prácticas alrededor del planeta.
Y entre allí, pero no era algo de lo que mis padres fueran conscientes ni era algo que se hablara con una cierta naturalidad, de hecho, a día de hoy sigue sin hablarse con esa naturalidad. Siempre he dicho que, por ejemplo, teníamos muchísimo que aprender del colectivo gay, en tanto en cuanto de asumir que lo que nosotros hacemos al final del día es parte de nuestra identidad, no nos define por completo, pero es parte de nuestra identidad y no es una cosa que exhibir, pero tampoco es una cosa de la que avergonzarse. Entonces lo he contado en varios sitios en varias ocasiones, he tenido una infancia complicada, con bullying, con todo este tipo de historias y la superdotación y las altas capacidades nunca fueron parte del discurso.
Por eso ahora, por ejemplo, llevo mucho tiempo ayudando a padres de hijos con altas capacidades, porque normalmente el sistema no está preparado para gestionar gente que cae fuera de la curva, porque el sistema, por su propia naturaleza, está diseñado para el centro de la curva. Y hemos avanzado, pero no lo suficiente, cuando me metí en Mensa en el 92, pues esto era prácticamente, todo esto que ves, hijo mío, era campo.
P.- Le he escuchado decir que el sistema educativo español o los padres españoles están más preparados o concienciados con que tengan un hijo, por ejemplo, con retraso cognitivo, que tiene problemas a la hora de aprender, antes que tener un hijo al contrario, con un superávit cognitivo.
R.- Estoy absolutamente convencido. Mira, recuerdo el documental de Antonio Vega: Tu voz entre otras mil. Es fascinante, está la madre de Antonio Vega contando cómo de pequeño, en el Liceo Francés le dijeron que su hijo era de altas capacidades y acto seguido, la madre dijo «y me dijeron que esos eran los peores, pobrecito». O sea, hubiera utilizado las mismas palabras que si le hubieran dicho que tenía ELA o Síndrome de Down, cualquier cosa por el estilo.
El sistema está diseñado para el centro de la curva. Ahora mismo se han hecho muchos esfuerzos por intentar atraer a la gente de la parte izquierda con efectos colaterales, como que, por ejemplo, hemos desplazado la ventana hacia la izquierda y a la gente de la derecha pues es que no, «es que además son unos privilegiados ¿De qué se quejan? Morcilla les den».
P.- ¿La lucidez puede generar más infelicidad?
R.- Sí, lo único que ocurre es que yo no me compro estas teorías de «demasiado listo para ser feliz» y cosas por el estilo. No, en realidad no es eso, en realidad es que es un factor que complica tu socialización. Y es complicado siendo animales colectivos como somos, que sin una socialización adecuada seas feliz. Puedes ser feliz rollo Unabomber, irte a la montaña a tu cabaña, vivir de lo que caces y cosas por el estilo, pero la gente superdotada que realmente es funcional son gente que tienen muchos amigos. Son gente que tiene relaciones satisfactorias con la gente. Normalmente tienen más problemas con la sociedad.
Siempre pongo el ejemplo de William James Sidis, que posiblemente es una de las personas con el coeficiente intelectual más alto registrado y esta persona termina trabajando de bedel, es una inspiración, de hecho, para el papel que hace Matt Damon en El indomable Will Hunting. Pero esta persona tiene muchos amigos y de hecho cuentan cómo celebraban en su casa fiestas y él lo que hacía era, por ejemplo, leer el crucigrama del Washington Post y luego con los ojos vendados, los resolvía completo, tanto en horizontal como vertical de memoria. Él tenía un grupo de amigos con el que jugaban a este tipo de cosas y de hecho, cuando él se muere, el FBI entra en su casa y descubre que el tío había escrito como 150 libros, incluyendo hablar de agujeros negros antes de que Hawking los demostrara y cosas por el estilo.
Esta persona había logrado ser funcional, había logrado integrarse, pero había entendido que sus principales intereses iban en contra de donde él había estado. Él había entrado en Harvard, no le habían aceptado con 12 años entró al final con 14, se graduó con 17, este tipo de animal. No hay una narrativa explícita que indique que la alta capacidad te lleva a la infelicidad. En general, la racionalidad y los procesos racionales te llevan a la infelicidad, pero eso es otro tema, sino que normalmente esto ha llevado a tener problemáticas de socialización desde pequeño y es muy complicado que una persona que tenga problemas de socialización en general llegue a ser plenamente feliz, pero son dos cosas completamente diferentes.
«Me descojono cuando dicen que Elon Musk viene a influir, ¿y George Soros?»
P.- Decidió estudiar Ingeniería Informática. Sé que el ámbito de la IA lo conoce, lo tiene estudiado. Ahora toda la humanidad está flipando con la IA y con ChatGPT, que es la herramienta más popular.
R.- Esta es la primera killer app real que se ha producido alrededor de la inteligencia artificial. Pero es que la inteligencia artificial, para que tú veas la poca idea que tenemos, se juntaron un grupo de científicos en los años 50 y querían definir la inteligencia artificial y se fueron a un hotel en las montañas. Pensaban que en diez días iban a articular las bases, a formarlos, en realidad no teníamos ni idea de cómo funcionaba todo este tipo de cosas y ha habido un montón de pequeños pasos hasta llegar a donde hemos llegado ahora mismo.
Y entonces una cosa es que haya unos fundamentos de una ciencia y otra cosa es que llegue una aplicación que cambia por completo las reglas del juego. Entonces la inteligencia artificial lleva 50, 60, 70 años sin armar mucho ruido y de pronto aparece una cosa que rompe por completo las reglas del juego y en este caso son los grandes modelos de lenguaje y las interfaces conversacionales con grandes bases de datos. Las cosas se transforman de manera radical normalmente cuando aparece una aplicación que transforma la vida de un montón de gente de manera simultánea, y mientras ha habido un montón de predecesores que han estado picando piedra durante un montón de tiempo sin prácticamente resultados.
P.- Lleva muchos años manejando asuntos tecnológicos, ¿Por qué parece que ahora la humanidad tiene en lugar de esperanza, temor a la tecnología? Escucho discursos bastante temerosos con la con la inteligencia artificial y con el problema de los trabajos que se va a cargar la economía, como vamos a sufrir las consecuencias de la tecnología. Y no me deja de resultar curioso como en el momento de mayor esplendor tecnológico de la historia de la humanidad, tenemos este temor al poder de la tecnología.
R.- En realidad es temor a la incertidumbre. Quiero decir, un futuro que sea predecible no es un futuro incierto, un futuro que no sabes que te va a traer es algo que nos provoca un trigger muy importante en el cerebro. Siempre comento que la última actualización, el último parche que nos instalaron en el cerebro es de hace 50.000 años, y en él se penalizaba muchísimo la incertidumbre. Y somos gente a la que no nos gusta la incertidumbre. Entonces ahora mismo estamos en tasas de máxima transformación como ocurrió en otro momento dado que fue con la Revolución Industrial, porque ocurrieron varias cosas al mismo tiempo. Lo que yo llamo los atractores y el ser humano todavía gestiona muy mal la incertidumbre.
Y entonces el problema fundamental que trae la inteligencia artificial, que a mí me parece fascinante, es que nos enfrentamos por primera vez a un evento transformacional en el que estás más seguro si eres un fontanero que si eres un abogado. Esto no ha pasado jamás. Cuando había una nueva irrupción de algún tema o algún concepto nuevo, lo que ocurría es que un montón de trabajos manuales se iban a paseo. Entonces ahora mismo lo que ocurre es que los grandes modelos de lenguaje, lo que están descubriendo es que un montón de cosas que pasaban por trabajo intelectual en realidad son hojarasca intelectual. Son teatro de la erudición, son acumulaciones de información, esa es una batalla que ya no podemos ganarle a las máquinas, que las máquinas ya hacen mejor que nosotros.
Entonces lo que ocurre es que el trabajador manual tenía un miedo que verbalizar físicamente, quemando telares y cosas por el estilo. Pero ahora el trabajador intelectual reacciona en contra de esa amenaza vital que le supone la aparición de la inteligencia artificial, pues haciendo entradas de blog o publicando cosas en un periódico o haciendo alguna historia por el estilo. Pero fundamentalmente lo que ocurre es que en aquel momento era una respuesta más bien física, primaria y si me apuras, brutal. Y esta es una especie de respuesta como más elaborada, más pretendidamente intelectual, pero en el fondo no deja de ser una respuesta visceral a una amenaza vital, qué es lo que se está percibiendo.
«El ‘fact checking’ es una pantomima»
P.- Ahora si eres un chiquillo y quieres tener un futuro más seguro, y te dan elegir entre estudiar traducción en lengua inglesa o una FP de fontanería, no hay mucha duda en qué elegir.
R.- No hay muchas dudas. Y además, lo que hablo también es que las jerarquías sociales asociadas a determinados conocimientos van cambiando con el tiempo. Por ejemplo, los ingenieros de caminos en época de Franco eran unos semidioses y ahora mismo son gente que la mitad de ellos han tenido que emigrar, y que soportan unos paros bastante importantes.
La gente siempre está alterada y el statu quo siempre está alterado con la alteración de la jerarquía de las cosas. Y ahora mismo estamos viendo que una cosa es que las máquinas nos gane el ajedrez, que no es algo importante, y otra cosa es que las máquinas hagan tres veces mejor que tú un trabajo del que un trabajador pretendidamente intelectual se está llevando 70.000, 80.000 € al año, ahí estamos jodidos.
Ahí ya el peligro ya no es la supervivencia de una familia, el peligro es que miembros del mandarinato intelectual, están siendo expuestos a que realmente lo que hacen no es particularmente intelectual, sino que tiene que más que ver con una acumulación de conocimientos que ahora mismo, insisto, no podemos competir con las máquinas en obtener información, categorizarla y presentarla de una manera efectiva.
P.- El mandarinato intelectual, y entre sus altas instituciones, las universidades.
R.- Claro, se lo digo mucho a mis compañeros académicos y tengo tremendas discusiones con ellos, les digo «mira, tu asignatura la está dando mejor una persona en Coursera (empresa de cursos online) mejor hecho que tú, con bastante más garbo que tú, porque tú particularmente no eres bastante buen comunicador. Y entonces, al final del día tu labor y tu única labor ya no es como vehículo de transmisión de conocimiento, sino como vehículo de liderazgo y de creación de interés alrededor de la asignatura en cuestión. Porque para todo lo demás está Internet y para todo lo demás está chatGPT y todo ese tipo de cosas».
Luego estamos introduciendo otra serie de elementos y que estamos alterando de manera dramática los procesos tradicionales de aprendizaje, los procesos de construcción de bloques mentales, de base sobre las que construimos cosas más sofisticadas. El 50% primaria y secundaria en Estados Unidos, utiliza diariamente chat GPT y la inteligencia artificial, es indetectable. Gente como Ethan Mollick está empezando a preocuparse sobre si esto va a producir una generación que no va a ser capaz de aprender a hacer cosas como es debido.
Ya están llegando informes y papers de gente que llega a primer curso de universidades de élite que no son capaces de tener una lectura creativa ni son capaces de tener comprensión lectora, ni son capaces de articular ideas de manera elaborada. O sea, estamos ahora en una primera iteración de una serie de cosas que no sabemos cómo van a terminar ni qué va a ocurrir. Pero es que siempre pasa igual, cuando los laboratorios Bayer descubren la heroína a principios del siglo XX, lo metieron en jarabes. Hay un jarabe de Bayer que era maravilloso contra los resfriados, claro, normal, te dabas una cucharada y te subías al techo. No sabemos todavía, estamos testeando.
Entonces es un momento maravilloso para los que hemos vencido ese miedo atávico que tenemos a la incertidumbre y disfrutamos de no saber muy bien qué es lo que va a pasar mañana. Pero insisto, la inmensa mayoría de la gente está programada en contra de esto, con lo cual ahora mismo estamos en máximos de consumo de ansiolíticos, benzodiacepinas y lo que haga falta, porque nuestros cuerpos están inundados en cortisol porque gestionan muy mal el hecho de no saber realmente si vamos a trabajar mañana o qué es lo que vamos a hacer. Una vez que tú ya has trascendido eso, esto es divertidísimo. Hay que abrazar la incertidumbre.

P.- Cómo ha trabajado en la administración de empresas, colaborando con ellas, intentando ayudarlas, ¿las empresas en España están preparadas para el salto tecnológico que estamos viviendo?, ¿hay una gran distancia entre empresas privadas y las empresas públicas?
R.- Vamos incluso a prescindir de momento de una parte de la tecnología, vale, yo me dedico a la resolución de problemas complejos y ahora mismo en España nos estamos enfrentando a multitud de problemática de orden complejísimo y tenemos problemas con qué va a ocurrir con las pensiones, qué va a ocurrir con la demografía…Hay un montón de cosas que requieren de una colaboración público privada para poder funcionar. He trabajado mucho con grandes compañías, no tengo ningún problema en moverme en un consejo de administración, sé cómo son los incentivos, pero claro, una administración, su incentivo es estar en el poder, no necesariamente es resolver el problema en cuestión. Y lo que sí he visto es que es muy complicado poner a trabajar esa colaboración público privada.
Siempre he pensado que son ADN muy complicados. He estado trabajando con gente del tercer sector para resolver determinadas cosas y tendría que haber una integración entre colectivos, y uno piensan que los otros son unos abraza árboles, estos piensan que estos viven del cuento. Es decir, es una mezcla muy compleja y las soluciones al asunto están en ese escenario. Nosotros estamos ahora en un país donde tú puedes decidir rebajas en la jornada laboral o aumentos en el salario mínimo sin hablar con una de las partes. Quiero decir, estamos en ese tipo de escenarios de antagonismo absoluto y sin posibilidad real de orquestación.
Tenemos un problema de tecnología muy complicado, sí, pero tenemos otro problema todavía más grande que es de antagonismo narrativo entre un montón de gente que debería estar trabajando de manera armónica y orquestada. Y hay un problema realmente importante y yo he trabajado con compañías de todo tipo y no es tanto un asunto de que tengamos un problema con la tecnología que a veces lo tenemos, sino que normalmente ahora mismo poner una empresa en España es prácticamente una misión heroica. O sea, no estamos bien vistos los empresarios, no estamos entendidos como parte de un tejido global. Los chavales quieren ser funcionarios, cosa que entiendo porque los incentivos están colocados en un sitio muy concreto y los chavales no son idiotas.
Pero todo esto al final del día es dañino para un tejido de un país como el nuestro, que además se enfrenta a unos desafíos absolutamente brutales. Entonces, por resumir, el problema no es tanto tecnológico como que España tiene que repensar y reflexionar sobre sus relaciones con sus empresas, porque tenemos muy buenos empresarios. Al final la curva de Gauss aplica a todo y tenemos cosas buenas y tenemos malas, pero no somos justos con el tejido empresarial español.
Por ejemplo, las únicas subvenciones que se han cubierto en la DANA y han podido ser pagadas puntualmente son las que han traído Amancio Ortega y Juan Roig, y lo sé porque tengo un montón de gente allí y hemos estado hablando de un montón de cosas. Personalmente pienso que nos tenemos que hacer mirar un poco la’ empresefobia’ que tiene este país.
P.- ¿Piensa que si el Estado tuviese dinámicas empresariales propias de una empresa privada funcionaría mejor?
R.- Hay determinadas cosas que sí y determinadas cosas que no, o sea, quiero decir, yo defiendo el Estado, pero con hombres de Estado al frente. Lo que no podemos tener es un Estado con gente que tiene su propia agenda particular, porque entonces tenemos lo peor de ambos mundos. Y estoy de acuerdo con que una empresa al final del día no tiene esa visión colectiva necesaria por parte del Estado, vale, pero lo que no puede ser es que haya gente que defienda el Estado sin hombres de Estado.
No se puede defender un estado en el cual hay un montón de gente que lo que tiene es su agenda particular y su agenda privada y que no mira por el Estado. Y uno de los productos colaterales de todos los tiempos en los que vivimos es que los hombres de Estado están prácticamente extinguidos. Son gente que además son apartados por un proceso de selección que hace que esa gente no llegue nunca al poder. Entonces, yo no tengo ningún problema con el Estado, tengo un montón de amigos anarcocapitalistas, anarquistas, que piensan que el Estado es una ruina. No, el Estado debe existir, pero con hombres de Estado al frente. El problema fundamental es que ahora mismo no tenemos hombres de Estado en ningún sitio.
«En la era de la IA estás más seguro siendo un fontanero que abogado»
P.- Sobre las redes sociales, y sobre esta nueva posición que ha tomado META, la empresa que lidera Mark Zuckerberg, básicamente adoptando el sistema de X, el antiguo Twitter, ¿nota un cambio de paradigma en las redes sociales?
R.- Hay dos cosas: uno el péndulo está cambiando, o sea, digamos que de alguna manera durante un montón de tiempo ha habido una serie de planteamientos específicos con respecto a qué está bien, que está mal, que es izquierda, que es derecha, que es tolerable, que no es tolerable, que durante bastante tiempo ha ido hacia la parte de la izquierda. La gente piensa que el Twitter anterior a Musk era una especie de paraíso donde manaban los ríos de leche y miel, entre el Tigris y el Eufrates, y no, en realidad es que había un montón de gente trabajando por detrás, generando un control específico. Zuckerberg, que sale ahora, es una persona que yo llevo dando palos desde el 2012, cuando darle palos era pegarse un tiro. Fundamentalmente porque todas las redes sociales han convertido todos los temas de información en auténticas agencias de publicidad.
En realidad son mecánicas para sacar dinero y datos e información a un montón de gente. A mí me gustaría saber cómo Zuckerberg puede justificar que durante 13 años ha dicho que no había ningún tipo de vallas, ningún tipo de sesgo en Facebook y ahora dice que no. Él ha movido su compañía a Texas, se ha ahorrado 500 millones de dólares y creo que es mejor discurso y más acorde a por dónde está soplando el viento, decir que va a liberar esto poco y además le voy a meter un castañazo a Accenture, que era quien se encargaba del fact-checking, y pedir, por favor, que venga alguien que tenga menos de 60 años de nuevo a Facebook.
Zuckerberg es una persona que personalmente admiro, pero como puedo admirar a Landrú, al doctor Petiot, o a cualquier asesino en serie, este tipo de gente que tú le ves y qué maravilla, qué animal salvaje. Pero en el fondo Zuckerberg no es sincero, y Musk, que puede estar chiflado y puede tener muy poco tacto y puede ser un autista, creo que es un Asperger, es honesto y sincero en lo que plantea y en lo que defiende. Es más, una persona que ves venir, es un man on a mission. Tiene una serie de cosas muy claras y ejecuta, y esta gente ojito con ellos, ten cuidado con la gente que tiene una historia metida entre pecho y espalda, porque va a pasar por encima de lo que haga falta.
Musk ha tenido mucha suerte en varios momentos, es un tío muy inteligente, pero no es tan inteligente como se cree que es. Pero lo que sí es una persona que gestiona la incertidumbre y los riesgos divinamente. Cualquiera de nosotros, el 90% de la gente recibe el dinero de PayPal y se va a tostarse las narices debajo de una palmera en una playa. No, él se lo vuelve a jugar, se lo vuelvo a hacer, es una persona que nos ha devuelto las ganas de querer hacer grandes cosas. Zuckerberg su misión es forrarse y comprarse el 4.º yate y el 5.º. No es una persona que tú digas que sea inspiradora, pero Musk en cada chorrada que hace, en lo de nos vamos a Marte, aunque no lleguemos a Marte. Nos está planteando una serie de desafíos que mueven la humanidad hacia adelante.
P.- El que tiene un por qué ya encontrará un cómo.
R.- Exactamente, aquello que decía Buzz Aldrin en una portada legendaria de la revista Wire:
«Me prometisteis coches voladores y me disteis Facebook». Eso sí se lo veo a Musk, entonces ¿qué es lo que ocurre? Que ahí se ha visto en público lo que llevaba ocurriendo siempre por debajo de la mesa, que es la pelea por el control del relato, la pelea cultural que dice Milei o todas estas manifestaciones diferentes de decir «oye, quién es el que impone qué está bien, qué está mal, que está en un sitio, que está en otro». Ahora mismo hay una serie de gente que lo que ha hecho ha sido destapar ollas y que se vea claramente donde se están peleando las cosas.
Entonces, me descojono cuando dicen que «es intolerable que Musk venga a influir», ¿Perdona? George Soros, el otro, el de la moto, Rusia influenciando Alemania hace un montón de tiempo. A lo que la gente le cabrea siempre es el relato que no coincide con el suyo, y todo lo que funciona a favor de su relato está ok, todo lo que funcione en contra de su relato es una injerencia intolerable. Y entonces yo X, Twitter, en el fondo es como una especie de pequeño ventanuco por el que podemos mirar algo que siempre ha ocurrido debajo de la mesa, que es la pelea por el control del relato. Y ahora mismo está en pleno fragor, con todo el mundo sacando sus cañones y con todo el mundo intentando que su facción gane la batalla cultural.

P.- No sé si con el paso del tiempo veremos estos estos años anteriores como una especie de macartismo en algunas redes sociales.
R.- Sin duda. Dentro de 15 años echaremos la vista atrás y diremos «pero ¿qué cojones?» Es lo que te comentaba antes de cuando sale Bayer con un jarabe envasado en heroína, pasará exactamente igual dentro de 20 años. Se hablarán de estas décadas, de la influencia perniciosa que ha habido en las universidades, de un montón de cosas que han sido absolutas locuras y absolutas cosas demenciadas. Empezando por todo el mecanismo de captura de datos, sondas anales y toda esta historia a la que Zuckerberg ha sido una persona clave a la hora de afrontarlo.
Y diremos «¿pero en qué cojones estábamos pensando?» Y efectivamente, si se mira a estas décadas como como se mira el macartismo, como siempre, pensando que esto ahora mismo no funciona. Y es que exactamente cómo ocurrió no ocurrirá porque el contexto se ha movido, pero las motivaciones humanas siguen siendo las mismas desde hace miles de años y básicamente lo que hacemos es diferentes reescrituras de los mismos patrones de lucha por el poder y de desafío al poder.
P.- ¿Al menos tienes esperanza en el cambio de opinión de Zuckerberg?
R.- Hay determinadas personas que me digan lo que me digan, yo ya sé que me están mintiendo. Uno de ellos es Zuckerberg, otro nos cae mucho más cerca.
P.- Si le digo ‘fact checking’, ¿qué le sale decir?
R.- Pantomima. Los sistemas de verificación son una pantomima pura y dura. Cuando una gente cobra dinero por encontrar bugs en el sistema, ten en cuenta que van a encontrar bugs, los que ellos quieran. He conocido gente de verdad absolutamente comprometida con el asunto, como mi amigo Mario Tascón, pero son minoría. En la inmensa mayoría de las iniciativas, busca la pasta.
P.- Antes de cerrar, quiero hablar del relato y deseo: ojalá el dato matara al relato.
R.- El relato se folla en el capó del coche al dato por todos los orificios habidos y por haber. Y luego utiliza un bate de béisbol y ya no sigo.
P.- Una última duda, ¿le cae peor Bill Gates o Mark Zuckerberg?
R.- Bill Gates ha sido de toda la vida un tremendísimo hijo de puta, pero no cuando ha sido filántropo, sino cuando trabajaba. Microsoft ha hecho una serie de cerdadas súper guapísimas durante mucho tiempo. Pero le ocurre lo mismo que a Florentino Pérez, como tiene esa cara de seminarista rebotado, la gente no se lo toma en serio a la hora de pensar en él como señor del mal, pero es un tío bastante peligroso. Zuckerberg es la nueva versión joven y con el pelo rabiosamente actualizado del mismo cínico, peligroso. Aunque si tengo que elegir con quien me he peleado más, ha sido con Zuckerberg que con Bill Gates.
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