Aretha Franklin, la eterna reina del soul, muere de cáncer a los 76 años
La gran cantante de soul estadounidense Aretha Franklin ha muerto a la edad de 76 años, según ha confirmado su representante a AP.
La gran cantante de soul estadounidense Aretha Franklin ha muerto a la edad de 76 años, según ha confirmado su representante, Gwendolyn Quinn, a AP. La diva de Memphis ha muerto en su casa de Detroit rodeada de su familia.
La artista ha fallecido debido a un cáncer de páncreas que le fue diagnosticado en 2010, sin embargo, su salud había empeorado en los últimos meses. A pesar de haber anunciado su retiro de los escenarios el año pasado, iba a encabezar dos shows en el New Orleans Jazz and Heritage Fest el pasado mes de abril, sin embargo, fue cancelado por orden de su doctor. Su última actuación fue en la catedral de San Juan el Divino en la ciudad de Nueva York en la gala del 25 aniversario de la muerte de Elton John, el 7 de noviembre de 2017.
Conocida como ‘La reina del soul’, Franklin vendió más de 75 millones de discos y ganó 18 premios Grammy. Además, en 77 ocasiones estuvo en la lista de los Billboard Hot 100. Su último álbum fue A Brand New Me, lanzado en noviembre de 2017, con nuevos arreglos de la Royal Philharmonic Orchestra. Sin embargo, su última grabación original fue Aretha Franklin Sings the Great Diva Classics, que incluye una colaboración con Adele, Rolling in the Deep y fue publicado en 2014.
«La historia de Estados Unidos se intensifica cuando Aretha canta», dijo el expresidente de los EEUU, Barack Obama, cuando interpretó You Make Me Feel Like en el Kennedy Center Honors en 2015. «Nadie encarna más plenamente la conexión entre el afroestadounidense espiritual, el blues, el R & B y el rock’n’roll, y nadie es capaz de transformar así las penurias y el dolor en algo lleno de belleza, vitalidad y esperanza».
Franklin nació el 25 de marzo de 1942 en Memphis, Tennessee. La familia se mudó a Buffalo, Nueva York, cuando Franklin tenía dos años, y se estableció en Detroit, Michigan, dos años después. Fue en Detroit, poco después de la muerte de su madre, cuando Franklin, de 10 años, comenzó a cantar como solita en la iglesia New Bethel, donde su padre era predicador y cuyos sermones políticos llevaron a Martin Luther King a quedarse con la familia cuando visitó Detroit.