

Ignacio Vidal-Folch
Por desgracia nací huérfano, ya que mis padres fueron aplastados por un aerolito un par de años antes de que yo naciese. Esta tragedia me obligó a formarme como autodidacta. De joven lavé platos en el Soho, fui fogonero en un ballenero, croupier en un casino, músico callejero en la estación Sebastopol del metro de París, y di tres veces la vuelta al mundo como inspector de hoteles para la cadena Savoy. Enriquecido por tantas experiencias volví a España, donde me dedico a escribir y a traducir.