Polonia y Bielorrusia se han enfrentado el martes por la presencia de miles de migrantes que intentan ingresar a territorio polaco, lo que según Varsovia amenaza la seguridad de la Unión Europea (UE). Minsk ha advertido contra las «provocaciones» en la frontera, donde los dos países han desplazado soldados en medio de las crecientes tensiones.
Acusaciones contra Lukashenko
Miles de personas, muchas de ellas huyendo de la guerra y la pobreza en Oriente Medio, intentan sobrevivir en la intemperie en condiciones deplorables y temperaturas gélidas.
La UE acusa al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, de orquestar la crisis en represalia por las sanciones occidentales contra Minsk, aunque él lo niega. Polonia bloqueó el lunes un intento de miles de migrantes de traspasar las alambradas de la línea fronteriza. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha dicho este martes que Varsovia continuaría rechazando a los migrantes. «Cerrar la frontera polaca es nuestro interés nacional. Pero ahora es la estabilidad y la seguridad de toda la Unión Europea que está en juego», ha tuiteado el dirigente polaco.
Por su parte, el presidente polaco Andrzej Duda ha acusado a Bielorrusia de «atacar la frontera polaca, la frontera de la UE, de una forma sin precedentes». En respuesta, el ministerio de Defensa bielorruso ha calidicado la versión como «infundada e injustificada», acusando a Polonia de intensificar las tensiones «deliberadamente». Ha señalado además que Polonia ha desplazado sin avisar a 10.000 militares hasta la frontera, lo que ha calificado como una violación de los acuerdos de seguridad mutua.
«Queremos advertir de antemano a la parte polaca que evite cualquier provocación dirigida a la República de Bielorrusia para justificar el uso ilegal de la fuerza contra personas desvalidas y desarmadas, incluidos niños y mujeres», ha dicho el ministerio de Exteriores bielorruso en un comunicado.
En una conversación telefónica mantenida este martes, Lukashenko ha hablado «detalladamente» con su homólogo ruso Vladimir Putin del «despliegue de tropas polacas regulares en la frontera».
El Kremlin dice que está «observando muy de cerca» el enfrentamiento migratorio en la frontera oriental de la UE. En medio de la crisis, Washington y Bruselas han pedido a Minsk detener lo que calificaron como un flujo orquestado de migrantes. También la OTAN ha acusado a Bielorrusia de usar a los migrantes como peones políticos, mientras la UE pidió nuevas sanciones contra Minsk.
Migrantes atrapados
Muchos de los migrantes dicen estar atrapados entre la espada y la pared, con Bielorrusia que les impide volver a Minsk para viajar de regreso a sus países, y Polonia que no los deja entrar para pedir asilo. «Según nuestros cálculos, podría haber entre 12.000 y 15.000 migrantes en Bielorrusia«, ha dicho a la radio polaca Stanislaw Zaryn, portavoz de los servicios especiales de Polonia.
Unos 4.000 estarían en la zona de Kuznica, cerca de la frontera con Polonia, han indicado los servicios el martes. Los periodistas tienen prohibido acceder a la zona, pero imágenes difundidas por las autoridades de ambos países muestran a centenares de hombres, mujeres y niños en tiendas de acampar, encendiendo hogueras para calentarse del frío.
Según los guardias fronterizos bielorrusos, los migrantes se encuentran en un estado físico y psicológico «extremadamente malo» y carecen de agua y alimentos.
Además, acusan a las fuerzas polacas de usar gases lacrimógenos y de ejercer «presión psicológica» sobre los migrantes «encendiendo altavoces, focos y luces estroboscópicas toda la noche». «También se han escuchado disparos«, han añadido. La agencia de noticias bielorrusa Belta ha informado de que había unas 3.000 personas en un campamento cerca de la frontera.
El portavoz del gobierno polaco, Piotr Muller, advirtió el lunes que «podría haber una escalada de este tipo de acciones en la frontera polaca en el futuro cercano». Pero el ministro bielorruso del Interior, Ivan Kubrakov, dijo el martes a Belta que los migrantes están «legalmente» en esta antigua república soviética y que «hasta ahora no ha habido violación de la ley de parte de los migrantes».