Muere Max Mannheimer, la memoria del Holocausto
Mannheimer pasó su vida recordando el horror que vivió en su juventud en un periplo en el que pasó por Dachau, Theresienstadt, Auschwitz y Varsovia y donde perdió a casi toda su familia. En el libro Tercera vida recogió sus memorias, donde cuenta cómo, famélico y enfermo de tifus, fue liberado al llegar las tropas estadounidenses a la localidad alemana de Tutzing, donde se encontraba en aquel momento junto a su hermano pequeño. La familia Mannheimer abandonó la zona ocupada por los nazis en enero de 1939, pero no consiguió huir de la persecución nazi y en enero de 1943, tras pasar por el campo de concentración de Theresienstadt, fue deportada a Auschwitz. Allí fueron asesinados la mujer de Max, sus padres y tres de sus hermanos. Junto con su hermano Edgar sobrevivió hasta la llegada de las tropas norteamericanas, donde comenzó su “tercera vida”, que dedicó a relatar su experiencia para que no cayera en el olvido. Dedicó la mayor parte de su vida a dar voz a los seis millones de judíos que se estima que murieron a manos de los nazis, en charlas dirigidas a escolares o adultos en todo el país, y a combatir a la extrema derecha. «No sois responsables de lo que pasó, pero sí de que no vuelva a suceder», era una de las frases casi siempre presentes en sus encuentros con los estudiantes.
Max Mannheimer, judío superviviente de los campos de exterminio nazis de Auschwitz y Dachau y una de las principales voces en el recuerdo del Holocausto en Alemania, ha muerto a los 96 años en una clínica de Múnich. La directora del Centro Conmemorativo del antiguo campo de concentración de Dachau, Gabriele Hammermann, ha confirmado que Mannheimer murió el pasado viernes tras dedicar la mayor parte de su vida a luchar contra el olvido.
Mannheimer pasó su vida recordando el horror que vivió en su juventud en un periplo en el que pasó por Dachau, Theresienstadt, Auschwitz y Varsovia y donde perdió a casi toda su familia. En el libro Tercera vida recogió sus memorias, donde cuenta cómo, famélico y enfermo de tifus, fue liberado al llegar las tropas estadounidenses a la localidad alemana de Tutzing, donde se encontraba en aquel momento junto a su hermano pequeño. La familia Mannheimer abandonó la zona ocupada por los nazis en enero de 1939, pero no consiguió huir de la persecución nazi y en enero de 1943, tras pasar por el campo de concentración de Theresienstadt, fue deportada a Auschwitz. Allí fueron asesinados la mujer de Max, sus padres y tres de sus hermanos. Junto con su hermano Edgar sobrevivió hasta la llegada de las tropas norteamericanas, donde comenzó su “tercera vida”, que dedicó a relatar su experiencia para que no cayera en el olvido.
Dedicó la mayor parte de su vida a dar voz a los seis millones de judíos que se estima que murieron a manos de los nazis, en charlas dirigidas a escolares o adultos en todo el país, y a combatir a la extrema derecha. «No sois responsables de lo que pasó, pero sí de que no vuelva a suceder», era una de las frases casi siempre presentes en sus encuentros con los estudiantes.