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El cazatesoros que encontró 3 toneladas de oro en el mar no revela dónde escondió su botín

El tesoro hallado por Thompson se encontraba bajo el mar como consecuencia del naufragio de un barco en 1857. El navío se hundió tras verse sacudido por un huracán que arrastró hasta el fondo marino a las 425 personas que viajan en él y un cargamento con por lo menos tres toneladas de oro de California. Fueron muchos los que intentaron encontrar los restos del naufragio, pero ninguno lo logró hasta que este ingeniero y «lobo de mar» construyó un robot submarino llamado «Nemo» con el que descender dos kilómetros y medio bajo el mar y sacar a la superficie el botín. Según relata un artículo del Washington Post, Thompson reclutó a más de 160 inversionistas para financiar su expedición, pero una vez extraído el botín, no vieron su recompensa. La tripulación de Thompson sacó del mar un tesoro valorado en 400 millones de dólares: monedas del siglo XIX, la campana de la nave y lingotes de oro, entre ellos uno que superaba por 15 veces el tamaño del lingote más grande conocido hasta la fecha. Dos de los mayores inversores de la expedición lo llevaron a los tribunales en la década de 2000, acusándole de vender casi todo el oro y mantener las ganancias para sí mismo, pero cuando el juez ordenó su arresto, el cazatesoros intentó desaparecer convirtiéndose en fugitivo. Tommy G. Thompson fue finalmente capturado en enero de 2015, y durante el juicio en el que se declaró culpable, aseguró que las monedas estaban en Belice y que revelaría su ubicación exacta. Sin embargo, esto nunca sucedió. El abogado de Thompson dice que su cliente no recuerda a quién le dio el oro y no sabe dónde está. Según la agencia Associated Press, Thompson seguirá en la cárcel hasta que revele su secreto.

El estadounidense Tommy G. Thompson es considerado uno de los mayores cazatesoros de todos los tiempos. En 1988, encontró en el Atlántico un tesoro hundido con más de 3 toneladas de monedas de oro. Años más tarde, fue capturado en Florida y encarcelado en Ohio, acusado de haber estafado a sus inversores. A pesar de las amenazas y los esfuerzos llevados a cabo por el juez de su caso, nadie ha conseguido que Thompson revele qué hizo con el tesoro.

El tesoro hallado por Thompson se encontraba bajo el mar como consecuencia del naufragio de un barco en 1857. El navío se hundió tras verse sacudido por un huracán que arrastró hasta el fondo marino a las 425 personas que viajan en él y un cargamento con por lo menos tres toneladas de oro de California. Fueron muchos los que intentaron encontrar los restos del naufragio, pero ninguno lo logró hasta que este ingeniero y «lobo de mar» construyó un robot submarino llamado «Nemo» con el que descender dos kilómetros y medio bajo el mar y sacar a la superficie el botín. Según relata un artículo del Washington Post, Thompson reclutó a más de 160 inversionistas para financiar su expedición, pero una vez extraído el botín, no vieron su recompensa. La tripulación de Thompson sacó del mar un tesoro valorado en 400 millones de dólares: monedas del siglo XIX, la campana de la nave y lingotes de oro, entre ellos uno que superaba por 15 veces el tamaño del lingote más grande conocido hasta la fecha. Dos de los mayores inversores de la expedición lo llevaron a los tribunales en la década de 2000, acusándole de vender casi todo el oro y mantener las ganancias para sí mismo, pero cuando el juez ordenó su arresto, el cazatesoros intentó desaparecer convirtiéndose en fugitivo. Tommy G. Thompson fue finalmente capturado en enero de 2015, y durante el juicio en el que se declaró culpable, aseguró que las monedas estaban en Belice y que revelaría su ubicación exacta. Sin embargo, esto nunca sucedió. El abogado de Thompson dice que su cliente no recuerda a quién le dio el oro y no sabe dónde está. Según la agencia Associated Press, Thompson seguirá en la cárcel hasta que revele su secreto.