La mítica discoteca de la noche madrileña, Joy Eslava, desmiente su cierre, como se anunció ayer por parte de varios medios, y aclara que en estos momentos se encuentran abordando un «ambicioso plan de modernización» de sus instalaciones con el objetivo de retomar su actividad «cuando las condiciones sanitarias lo permitan».
En contexto: durante la tarde del 11 de octubre saltó la noticia de que la discoteca, situada a pocos metros de la Puerta del Sol de Madrid, echaba su cierre tras más de 40 años de historia para convertirse en un restaurante con espectáculos.
«Después de décadas de intensa actividad la remodelación de Joy Eslava promete marcar el inicio de una nueva etapa en la noche madrileña, convirtiéndose en una de las salas más espectaculares y vanguardistas de Europa incorporando los equipamientos y servicios más espectaculares», se puede leer en el comunicado difundido por la discoteca, sin entrar en más detalles. «En estos momentos la sala prefiere no ampliar más la información, esperando el momento oportuno para presentar pública y oficialmente el nuevo proyecto», matizan.
En este sentido, Joy Eslava, escenario clave de la Movida en los años 80, y donde han actuado algunos de los artistas más importantes de las últimas décadas, anuncia que se trata de «una gran noticia» en uno de los momentos más difíciles por los que atraviesa la vida nocturna madrileña y que debe significar un «impulso» y «mensaje de confianza» sobre el futuro de la oferta de ocio y los espectáculos de la capital de España.
La discoteca, que lleva el apellido de Bonifacio Eslava (el empresario que fundó el teatro en el siglo XIX que después se transformó en sala de conciertos), comenzó su actividad en febrero de 1981, en una España que deseaba abrazar la modernidad. La sala, precisamente, es uno de los símbolos de ese anhelo, puesto que fue muy frecuentada por los personajes más famosos de entonces.
Según datos del sector del ocio nocturno, el 80,7% de estos locales está en riesgo de desaparición antes de la Navidad y un 22,8 % ha cerrado. El restaurante Zalacaín anunció que cerraba sus puertas. Otros, como el Penta, se han visto obligados a adaptarse y cambiar su modelo de negocio, puesto que una ordenanza aprobada el mes pasado permite a las salas de baile y de fiestas, discotecas y cafés-espectáculo de la comunidad funcionar como restaurantes, bares y cafeterías.