Arintero es un pequeño pueblo leonés. Si a día de hoy apareciera en las noticias probablemente sería a colación de “la España vaciada” ya que cuenta con una población de 14 habitantes.
Pero como en todos los rincones de nuestro país, en Arintero hay una historia curiosa que merece ser contada: la de Juana, una mujer que sustituyó a su padre en el campo de batalla para defender su hogar de los portugueses.
Contexto histórico
Corría el año 1474 cuando, tras la muerte del monarca de los reinos de Castilla, Enrique IV, el trono se quedó sin heredero. Ante esta situación Isabel, hermana del difunto rey, y su esposo, el príncipe Fernando, heredero del trono de Aragón, fueron proclamados reyes.
La decisión no fue bien acogida por todos, y algunos sectores de la nobleza sustentaban que la reina debía ser la infanta doña Juana, hija del rey fallecido. Los nobles que apoyaban esta propuesta tramaban una sublevación, estando a la cabeza de la misma el rey Alfonso de Portugal, que pretendía anexionar Castilla a su reino.
Con el inicio de los rumores de guerra, decenas de mensajeros recorrieron el país pidiendo ayuda a los vasallos en defensa de los que serían los Reyes Católicos.
El papel de Juana de Arintero
Juana era hija del conde García de Arintero, fiel seguidor de los Reyes Católicos y quien había luchado en múltiples batallas en las fronteras del Reino de Granada. El conde, debido a su edad, ya no podía luchar y sentía su honor mancillado, ya que no podía enviar a ningún hijo a combatir para apoyar a Isabel y Fernando.
Había tenido descendencia, pero ésta se componía de siete mujeres, y por aquel entonces a las damas no les estaba permitido entrar en batalla.
Pero Juana no se rindió, quería ver cumplido el deseo de su padre y, a pesar de la oposición del conde, decidió ir a la guerra en nombre de Arintero y de su familia.
A los niños de los 80 y 90, o a todos los que nos hemos criado con películas de Disney, esta historia seguramente nos recordará a la de Mulán. Juana se entrenó durante duros meses, en los que aprendió a manejar el arte de la espada y la lanza, el corcel de guerra y acostumbró a su cuerpo de mujer a resistir el peso de la armadura.
Y de pronto, la femenina Juana, se convirtió en el fuerte y valiente caballero Diego Oliveros de Arintero, y ,arriesgándose a castigos como la excomunión o incluso la muerte por participar en una actividad prohibida para las mujeres, emprendió su viaje a la guerra.
La dama en el campo de batalla
La historia de Juana, al igual que otras tantas, oscila entre la leyenda y la realidad, por lo que ningún detalle puede afirmarse con rotundidad. Se dice que “Diego Oliveros de Arintero” luchó durante 10 años, pero es probable que, en realidad, la aventura bélica no se alargase más de unos meses. Cosas de la historia, y de la tradición oral.
Al final Juana fue descubierta. Pero llegados a este punto les doy el placer de terminar la historia como ustedes deseen.
La leyenda cuenta que durante un combate una lanza enemiga desgarró su jubón dejando al descubierto uno de sus pechos, pero algunos historiadores opinan que lo más seguro es que alguno de sus compañeros hubiese hablado demasiado descubriendo la verdadera identidad de la valiente guerrera.
La dama de Arintero, lejos de huir, reclamó lo que era suyo. Exigió en su nombre diversos privilegios para su pueblo. Entre ellos, que Arintero fuera conocido como solar de hijosdalgo notorios y que los vecinos estuvieran exentos del pago de tributos reales y del servicio militar.
El Rey Fernando, admirado por la lealtad de Juana y de la familia del conde García de Arintero, decidió concedérselo todo, pero le obligó a retornar a su hogar y dejar el campo de batalla. Posteriormente, Felipe V renovó los privilegios concedidos por Fernando de Aragón.
En otro tiempo fue posible para los historiadores contar con documentos oficiales que abalaban la existencia de Juana de Arintero y su papel en la historia de España, pero desgraciadamente, la Guerra Civil acabó con ellos y ahora esta figura se ha quedado atrapada entre los rumores y las nieblas de la leyenda.
Aunque el pueblo de Arintero también sufrió los estragos de la guerra, aún puede leerse en una inscripción lo siguiente:
«Conoced los de Arintero
vuestra Dama tan hermosa
pues que como caballero
con su Rey fue valerosa.
Si quieres saber quién es
este valiente guerrero
quitad las armas y veréis
ser la Dama de Arintero».
A las valientes y patriotas que lucharon por España