Con el rito de la imposición de la ceniza, la Iglesia inicia un tiempo de cuarenta días de preparación para la Pascua
Este 17 de febrero comienza la Cuaresma con el miércoles de ceniza. Después del entierro de la sardina, que en este año de pandemia ha sido más triste que nunca, la Iglesia arranca su camino hacia la Pascua con un tiempo de penitencia y oración.
Pero, ¿en qué consiste exactamente la liturgia del miércoles de ceniza? ¿Cuál es el sentido de la Cuaresma?
El significado de la ceniza
La ceniza ha sido un símbolo de la voluntad de conversión desde la propia tradición del pueblo de Israel. Son numerosas las referencias a la ceniza en el Antiguo Testamento, por ejemplo en la historia de Jonás (sí, ese al que se lo tragó la ballena; bueno, en realidad, la Biblia no dice nada de ninguna ballena, pero esa es otra historia). El caso es que el bueno de Jonás se encaminó a Nínive para predicar la amenaza de Dios de que, si sus habitantes no se convertían, la ciudad sería destruida. Los ninivitas, entonces, «se cubrieron de saco y se sentaron en ceniza» y se arrepintieron de sus pecados, por lo que Dios los perdonó.
En la línea de esta tradición, la Iglesia adoptó en torno al siglo XI el actual rito de inicio de la Cuaresma, consistente en esparcir ceniza sobre las cabezas de los fieles. Además, el sacerdote acompaña el gesto con la frase «polvo eres y al polvo volverás» o bien «conviértete y cree en el Evangelio».
La ceniza que se usa en el primer día de la Cuaresma tiene, además, una procedencia llena de significado. Es la que resulta de quemar las palmas del Domingo de Ramos del año anterior. Esas ramas anuncian el inicio de la Semana Santa, centrada en la muerte y resurrección de Cristo, por lo que la ceniza que se obtiene de incinerarlas conecta con la razón de ser de la Cuaresma: prepararse para esos misterios centrales de la vida de Jesús.
Precisamente para empezar esa preparación, los cristianos guardan ayuno y se abstienen de comer carne durante el miércoles de ceniza. El ayuno consiste en una comida central fuerte a mediodía, mientras que el desayuno y la cena se limitan al mínimo o directamente se suprimen.
Una fecha cambiante
Cabe recordar, además, que el miércoles de ceniza no tiene una fecha fija. En función del calendario litúrgico de cada año puede oscilar entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.
El motivo es que el día del miércoles de ceniza depende a su vez de la fecha de la Pascua, que se rige por el calendario lunar, por lo que también cambia cada año. La Iglesia Católica celebra la Pascua (es decir, el Domingo de Resurrección) el domingo posterior a la primera luna llena de primavera.
Por tanto, siendo el Domingo de Pascua el último día de la Semana Santa, el miércoles de ceniza tiene lugar cuarenta días antes del Domingo de Ramos, que abre la semana más importante del calendario cristiano.
El miércoles de ceniza se adapta a la pandemia
Al igual que con otras realidades litúrgicas, la Iglesia se ha visto obligada a adaptar el rito de la ceniza a la realidad de la pandemia del coronavirus.
Así, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el equivalente al «Ministerio de Liturgia» del Vaticano, publicó una nota hace un mes explicando que la frase ritual no se dirá este año a cada fiel individualmente, sino que se proclamará una sola vez para toda la comunidad.
Después, el sacerdote, siempre con la mascarilla puesta, impondrá la ceniza sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada.