Exposiciones universales: 170 años de diplomacia global y construcción identitaria
El objetivo real del la Expo es mostrar que Dubái es una nación con un proyecto de futuro
Unas semanas después de su inauguración, el 1 de octubre de 2021, pude visitar Expo Dubái 2020, la primera exposición universal celebrada en la región de Oriente Medio, Norte de África y Asia Meridional. Al llegar, me impresionó la sensación de realidad suspendida. Pese a que la Expo se inauguró en octubre 2021, por razones de marketing se mantuvo en toda la señalización el año 2020, tras el aplazamiento provocado por la covid-19.
La temperatura de principios de noviembre en Dubái es la de un caluroso día de verano en el hemisferio norte. Esto, y estar situada en pleno desierto, a medio camino entre Dubái y Abu Dabi, contribuía a crear la sensación de estar desubicados en el tiempo y en el espacio.
Dentro era fácil ubicarse y, pese a los 200 pabellones de 192 países, la sensación de oasis existencial cobraba sentido. El plan maestro, diseñado por la firma de arquitectura estadounidense HOK, está organizado alrededor de Al Wasl (en árabe, la conexión), una gran plaza central rodeada por tres grandes pabellones: el Distrito de la Oportunidad, diseñado por AGI Architects, el Distrito de la Movilidad diseñado por Foster + Partners, la firma del arquitecto británico Premio Princesa de Asturias Norman Foster, y el Distrito de la Sostenibilidad, diseñado por Grimshaw Architects.
La circulación está diseñada para que todo pase por Al Wasl, un auténtico tercer espacio, con dos ritmos claramente marcados, el de la luz del día y el de la noche, que aglutina a público local y visitantes. Hay espectáculos dentro y fuera de muchos de los pabellones y muchos de ellos, aprovechando las agradables temperaturas nocturnas, ofrecen espectáculos luminosos.
Tecnología, cultura y ciencia
Las exposiciones universales se celebran regularmente desde mediados del siglo XIX. Durante años, sirvieron para mostrar los últimos avances tecnológicos, culturales y científicos de su tiempo y del lugar en los que se celebraban.
Tanto la primera exposición, (Londres, 1851), la Exposición de París (1889), y la de Chicago, en 1893, contribuyeron a hacer ciudad y a urbanizar extensas zonas que ahora son parte de las ciudades que las albergaron.
Además de su carácter museístico, esos eventos permitieron exhibir el poder colonial de los todavía grandes imperios: Gran Bretaña y Francia, y el empuje capitalista de Estados Unidos.
En las exposiciones universales se pueden identificar claramente tres épocas:
1. La industrialización, que llega hasta los años 30 del siglo XX.
2. El intercambio cultural.
3. La marca-nación, desde finales de los 80 del siglo pasado hasta la actualidad.
En los últimos 10 años, la hiperconectividad y la globalización han hecho cuestionar el rol y el alcance de estos encuentros, pese a seguir siendo instrumentos de diplomacia blanda y promoción turística, además de una herramienta de construcción identitaria muy potente.
Individualidad versus colectividad
Reconocidas firmas de arquitectos se han encargado del diseño de muchos de los pabellones (y su contenido expositivo) de la Expo de Dubái. Por ejemplo, el pabellón de Emiratos Árabes Unidos está firmado por Santiago Calatrava.
Esto es algo que contrasta con la autoría colectiva, y a la vez personal, de grandes eventos globales que vuelven a celebrarse tras la covid-19 y que, aunque sean de distinta naturaleza, tienen un objetivo común con las Expos: hacer un comentario global del futuro y de los retos a los que se enfrenta la humanidad.
A finales de noviembre, los medios británicos anunciaban que, por primera vez en los 37 años de historia del premio Turner, uno de los más prestigiosos del arte contemporáneo, todos los finalistas procedían de colectivos, sin que hubiera una autoría concreta.
Cuando se le preguntó al jurado por esta particularidad, su presidente, el director de la Tate Britain, Alex Farquharson, señaló que la lista de finalistas de 2021 reflejaba «la solidaridad y generosidad demostradas en respuesta a nuestros tiempos divididos».
De la misma forma, la muestra de arte contemporáneo documenta 15, que se celebrará en junio de 2022 en Kassel (Alemania), está comisariado por ruangrupa, un colectivo indonesio que propone entornos donde las personas se relacionen para hablar sobre la historia olvidada, los nuevos colonialismos y las narrativas migratorias.
Conseguir la tan deseada atención global es cada vez más difícil y, para lograrlo, el planteamiento de la Expo de Dubái ha ido de arriba hacia abajo. El Emir Mohammed bin Rashid Al Maktoum presentó la propuesta de Dubái de ofrecer el mayor espectáculo del mundo afirmando: «En el mundo altamente interconectado de hoy es clave tener una visión renovada del progreso y el desarrollo, basada en el propósito y el compromiso compartidos».
El pasado 2 de diciembre los Emiratos Árabes Unidos celebraron sus primeros 50 años como nación y la Expo ha jugado un papel importante en su construcción identitaria. Tal y como señaló el politólogo británico Benedict Anderson al hablar de comunidades imaginadas, una nación es «una comunidad construida socialmente, imaginada por las personas que se perciben a sí mismas como parte de ese grupo».
El lema de esta exposición universal es Connecting Minds, Creating the Future. El hecho de que, tras la Expo, se plantee que algunos pabellones permanezcan y conformen Distrito 2020, un hub de sedes de empresas globales dedicadas a investigar el futuro de la sostenibilidad, apunta a que el objetivo real de Expo Dubái es hacer sentir a sus visitantes, la mayoría locales, que Dubái es una nación que tiene un proyecto de futuro.
La Exposición Universal de Dubái 2020 cierra sus puertas el 31 de marzo de 2022.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.