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El agente de bolsa que perdió un millón de libras y se convirtió en autor de novela negra 

Chris Whitaker trasciende los paralelismos con la trama hacia el tirabuzón total que otorgará a personajes como el detective Walk el aroma de los sinsabores de la intensa vida laboral y personal del autor

El agente de bolsa que perdió un millón de libras y se convirtió en autor de novela negra 

David Calvert Photography | Cedida por BCN Negra

Empezamos por el final (Salamandra, 2022) fue considerada una de las sensaciones editoriales en Reino Unido, donde apareció en 2020, y también en Estados Unidos, donde se situó desde su publicación en los primeros puestos de la lista de más vendidos de The New York Times. Fue elegida mejor thriller del año por The Guardian, Mirror y Express y ha seguido cosechando todo tipo de reconocimientos como el Gold Dagger Award o el Premio Ned Kelly. 

Por ello ahora desembarca con todo durante esta semana que se celebra el festival BCN Negra. El sábado 12 de febrero a las 13:00 Chris Whitaker estará en la mesa redonda «Baker Street, 221B, A. C. Doyle», junto a Håkan Nesser y Charles Cumming, moderados por Anna Guitart.

Empezamos por el final transita de la rabia a la ternura en un tono comercial que plantea cuestiones morales generales como el paso del tiempo, la personalidad que se forma en la adolescencia o los pensamientos suicidas. 

La historia empieza cuando treinta años después del asesinato de una niña inocente está a punto de salir de la cárcel el presunto autor, amigo de infancia del protagonista policía Walk. Este deberá gestionar tanto su amistad como una pequeña niña salvaje llamada Duchess, sobrina de la niña asesinada, una poderosa protagonista destinada a cautivar en la futura adaptación a serie de la novela. 

Imagen vía Editorial Salamandra

Así que para comprender la sinopsis conviene primero hablar de Whitaker. Conozco un poco su vida por otros artículos pero cuando, a través de la videollamada, empieza él en primera persona a contarte la historia parece que el tiempo se detiene. Con sus palabras nos transporta a esa clase de infancia sin referentes y sin metas que ejemplifica cierto desencanto generacional: «fastidié mi graduación, me emborraché demasiado antes de los exámenes y por ello no pude entrar en la universidad».

Durante años tuvo todo tipo de trabajos y, en esos años, fue apuñalado en una pelea. Aquella experiencia también le hizo cuestionar lo que se esperaba de la masculinidad y, de manera colateral, lo sumió en un trastorno por estrés postraumático que lo inhabilitaba y del que no contó nada. El motivo fue la comparación con el éxito laboral de su hermano y la dificultad de reconocer las debilidades. Por todo ello empleó entonces a planear su suicidio.

«En lugar de escribir una nota de suicidio a mis padres escribí las primeras descripciones de Duchess»

Mientras estaba sumido en esos pensamientos leyó sobre el potencial sublimatorio de la literatura, su potencial para tratar con el trauma. Por ello «en lugar de escribir una nota de suicidio a mis padres escribí las primeras descripciones de Duchess». No se suponía que debía ser un libro, solo algo para ayudarle a dormir mejor. 

Whitaker me explica que las cosas empeoraron antes de mejorar por culpa de las drogas. Leyó una entrevista sobre un agente de bolsa y quedó impresionado por su éxito, le pareció entonces que ese sería un buen sistema para compensar su trayectoria e impresionar a sus padres. Lo contrataron con la condición de no perder más de diez mil libras pero siguió consumiendo drogas, sin dormir, llevando una vida disoluta, hasta que perdió un millón. Intentó ocultar el desastre hasta que toda aquella vida le estalló de nuevo entre las manos. 

Foto: David Calvert Photography | Cedida por BCN Negra 2022.

Desde hace unos años que Chris se ha retirado de ese estilo de vida y trabaja como librero. Ha escrito dos libros antes de este. De alguna manera todo este tiempo lo ha llevado hasta este libro que lo ha mantenido a flote «de un modo que nada más podía hacerlo». La escritura lo ha mantenido alejado de volver a esa vida y definitivamente parece haber alcanzado algún tipo de paz interior. Ahora ya duerme tranquilo.

Al ser una historia tan visceral le preguntó sobre el impacto de la exposición mediática o las malas reseñas como la de The Guardian: «Con todo lo que me ha sucedido una mala crítica o comentario no me afecta. Me sirve a algunos niveles pero a otros, ya fui malo en la escuela y no asistí a la universidad, con que los grandes periódicos hablen de mí ya lo percibo como un triunfo».

Es inevitable comentar que como thriller tiene la particularidad de escapar a lo meramente policíaco para incluir también otros géneros como el bildungsroman o el western. Él tampoco afirma saber el género de la novela: «lo que sí sé es que abarca doce meses de la vida de una adolescente y que un un año de vida de alguien no encaja en ningún género, no es solo amenazante o divertida, puede ser muchos géneros a la vez».

Antes de dar el salto de agente comercial a librero estuvo un tiempo desconectando en Marbella. Durante esa estancia no visitó mucho más y por eso ahora se muere de ganas de asistir al festival BCN Negra. Afirma tener ganas de conocer la ciudad con toda la familia: «España es casi un segundo hogar para nosotros y me muero de ganas de conocer los lectores españoles».

Empezamos por el final y su lectura cobran un nuevo sentido con el testimonio terapéutico de su autor y es entonces más fácil imaginar los fragmentos de corazón escondidos lentos que todavía laten asustados por el trauma en las dudas vitales de Walk tanto como en el ansia de supervivencia de Duchess. La traducción de Antonio Padilla hace justicia al tono poético demasiado autoconsciente de Withtaker y en general deja la impresión de abarcar un completísimo espectro de temas con algunos personajes inolvidables. 

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