Blanco Palamera regresa con su disco más íntimo
El grupo Blanco Palamera regresa con Intimidade. Un álbum que mira hacia el pasado, pero que continúa con la experimentación propia del grupo
Manu Blanco y Xoán Domínguez, integrantes del grupo Blanco Palamera, sostienen que las ideas y la inspiración de Intimidade (Raso Estudio), su nuevo álbum, brotaron del espacio de la intimidad, de explorarla. Una necesidad que les surgió después de acabar Promesas (Raso Estudio, 2019), cuando tuvieron un descanso para ver qué era lo próximo.
«Nos apetecía hacer un disco más orgánico y nos salieron los primeros temas. Después llegó la pandemia y tuvimos que separarnos, por lo que cambió nuestra manera de plantear y de hacer el disco», cuentan a THE OBJECTIVE.
Así, desde ese nuevo lugar, nació un álbum con una fuerte mirada al pasado. Algo que creen que es natural que pasase, ya que, como explican, los meses de encierro que trajo la pandemia en 2020 supusieron para ellos una época de revisión y de enfrentarse a sí mismos.
«Hay que abrazar el pasado para seguir caminando»
«Tanto a nivel de parejas, como de amistad, familia o emocionales. Es natural que ante la incertidumbre tan grande que experimentamos se diera esa necesidad de mirar atrás. De ahí es de donde venimos y es lo que nos formó. Pero también creemos que siempre es necesario tener la mirada puesta en el futuro. Es decir, abrazar el pasado para seguir caminando», cuentan Blanco Palamera.
Unos principios que encuentran su máxima expresión en Verte jugar. Una canción que, según los músicos, tiene que ver con no poder estar con alguien, con no poder jugar con esa persona. Aunque matizan que no les gusta ofrecer una lectura cerrada, ya que «la música se puede interpretar de muchas formas».
Una apuesta por la experimentación
Una mirada al pasado que conjuga en su música perfectamente con la experimentación. En el disco mezclan diferentes géneros que van desde el pop hasta la electrónica, el R&B, el funk o el jazz porque, como cuentan, ellos no están cerrados a nada. «Nos gusta experimentar con la sónica, con texturas, con colores, con ritmos… con todo el mundo sensaciones que tenemos delante».
Una propuesta que ya se podía ver en Promesas y que nace de su inquietud musical, de la amplitud musical de sus gustos. «En nuestro día a día escuchamos todo tipo de canciones. Investigamos mucho. Algo que viene de nuestro pasado. No procedemos de familias que nos inculcaran música desde siempre, algo que nos ha favorecido la exploración. Siempre intentamos empaparnos de nuevas cosas», apuntan.
«Las creaciones únicas vienen de la fusión. Estamos en un mundo conectado y es parte de lo que somos»
Una forma de crear música que, aunque contenga una gran variedad de estilos, califican como concreta. «Nosotros somos así. Creemos que las creaciones únicas y especiales vienen de ahí, de la fusión. Estamos en un mundo conectado y es parte de lo que somos».
Y así, sin un proceso creativo determinado, los temas van saliendo de manera orgánica. Unos a partir del ritmo, otros de las letras, de una idea que surge de la nada o al revés, de una idea que destrozan. Una característica esencial de Blanco Palamera, y que permea a todo lo que incumbe al grupo, desde la creación hasta las formas y los tiempos. «Hay que conocerse a uno mismo para poder plasmar su mundo interior. Eso es lo que hacemos nosotros, escuchar a nuestro cuerpo e ir fluyendo. Estamos muy a favor de estas prácticas», finalizan.
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En la búsqueda de esa intimidad más allá de la que desprende el disco, les pedimos a Xoán Domínguez y a Manu Blanco que nos recomendaran diez canciones con las que sentirnos arropados. Esta es la playlist que crearon para nosotros.