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Cultura

De Esquilo a Calderón de la Barca: el teatro de Pasolini reunido por primera vez en español

Su obra como dramaturgo, que se publica reunida por primera vez en español, es quizá la menos conocida de este artista polifacético, provocador, valiente y original

De Esquilo a Calderón de la Barca: el teatro de Pasolini reunido por primera vez en español

Pier Paolo Pasolini | Foto: IMDB 'Kulturmagasinet' Pier Paolo Pasolini (TV Episode 1975)

«Escandalizar es un derecho; ser escandalizado es un placer; el que rechaza ser escandalizado es un moralista», decía Pier Paolo Pasolini (1922-1975) en la última entrevista que brindó meses antes de su trágico asesinato, cuyas confusas circunstancias aún continúan sin esclarecerse. En el año de su centenario se publica Teatro, a través de Punto de Vista Editores, las seis obras –seis tragedias– que comenzó a escribir durante una convalecencia en 1966 y que por primera vez se publican reunidas en español: Calderón, Fabulación, Pílades, Pocilga, Orgía y Bestia de estilo. Con un brillante prólogo de Mario Colleoni, la edición de Alberto Vicente y la traducción de Amelia Pérez de Villar, Teatro aporta una pieza fundamental para comprender la obra poliédrica de este artista clave del siglo XX.

«En mi pasaporte simplemente pongo que soy escritor», decía en la entrevista brindada en 1975 a la televisión francesa, una especie de interrogatorio, antes que un diálogo, donde el periodista no aparece jamás en cámara mientras la lente apunta estática al rostro de Pasolini, quien responde de modo paciente al bombardeo de preguntas. Poeta, narrador, ensayista, crítico literario y, claro está, en su rol más conocido, el de cineasta, Pasolini brilló y escandalizó a sectores conservadores de Italia, del mundo y del Vaticano.

El escándalo signó siempre la vida del poeta, incluso antes de que naciera, ya que cuando sus padres contrajeron matrimonio, en diciembre de 1921, su madre, maestra de escuela, estaba embarazada de siete meses. Este era el segundo embarazo de Susanna Colussi [el primer hijo muere al poco tiempo de nacer], quien se casaba con Carlo Alberto, un militar afiliado al partido fascista, un hombre de carácter tiránico y un ludópata.

Portada del libro ‘Teatro’ | Punto de Vista Editores

El Evangelio según San Mateo  (1964), Edipo Rey (1967), Teorema (1968), Medea (1969), Saló o los 120 días de Sodoma (1975) son algunas de sus obras más famosas y con la denominada Trilogía de la vida revisó y se animó a interpelar con su mirada provocadora clásicos como El Decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) y Las mil y una noches (1974).

«Ya ves, Rosaura: el que vence es idiota, pero perder siempre es una hermosa desgracia»

Los autores clásicos están omnipresentes en la obra teatral de Pasolini, una obra profundamente metateatral que, como su cine, acude a los clásicos como trampolín para conducirse y conducir al espectador o lector a un territorio de incomodidad y crítica. En Calderón, la primera de las piezas contenidas en el volumen de Punta de Vista Editores, Pasolini ofrece su versión sobre La  vida es sueño ambientada durante el franquismo. Rosaura que no comprende o no logra hacer la inteligible la realidad a la que despierta y Segismundo se convierte en un soldado republicano («Ya ves, Rosaura: el que vence es idiota, pero perder siempre es una hermosa desgracia»). El sueño también aparecerá en Fabulación cuyo prólogo pronuncia un ánima, una voz llamada La sombra de Sófocles, una pieza que manifiesta un triángulo enrevesado y complejo entre un padre, un empresario, su esposa, y el hijo de esta pareja.

Destaca el prestigioso historiador del arte Mario Colleoni que el autor, en su teatro, «quiere dirigirse al público, pero también deshacerse de él; quiere gritarle, escupirle y expulsarlo del teatro –el teatro burgués, el que ellos esperan y de hecho están consumiendo– es vacio, pútrido, insípido: un teatro miente».

Amelia Pérez de Villar, traductora de Pasolini, y Alberto Vicente, editor | Foto: Felipe Díez vía Punto de Vista Editores

Amelia Pérez de Villar es la responsable, en términos de Colleoni, de «descodificar la voz del poeta». La escritora (El pulso de la desmesura y Mi vida sin microondas) y traductora ha llevado a cabo la compleja tarea de llevar estas piezas al idioma castellano, una tarea que, destaca, ha sido por demás entretenida. «El trabajo de traducción no ha sido tan exigente como el de interpretación de todos los códigos políticos, temáticos, como la religión, la homosexualidad, el matrimonio, el socialismo, el comunismo, y poner todo eso en contexto para que cuando la frase saliera en castellano resultara fácil de comprender al lector. Buscaba que de un golpe aquella frase situara de un golpe al lector no solo en la lengua española en el lugar desde el cual escribió Pasolini: físico, temporal e ideológico», explica la traductora quien además resolvió sin dificultad el desafío de traducir los dialectos del italiano, como el friulano, que incluye el autor en su teatro. 

«El trabajo de traducción no ha sido tan exigente como el de interpretación de todos los códigos políticos, temáticos, como la religión, la homosexualidad, el matrimonio, el socialismo, el comunismo, y poner todo eso en contexto para que cuando la frase saliera en castellano resultara fácil de comprender al lector»

Traductora de clásicos como Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, o de El hombre que llegó a ser rey, de Rudyard Kipling, y también de los cuentos completos de Thomas Wolfe, Pérez de Villar no había visto jamás una representación completa de alguna obra de Pasolini antes de sumergirse en el proceso de interpretación. El propio Pasolini dirigió una puesta,  con poco éxito, de Orgía en 1968, una obra para dos personajes llamados Hombre y Mujer (ella tiembla de miedo al inicio de la obra ante aquello que él está por hacerle): «Siempre procuro leer con ojos nuevos. Intento llegar lo más virgen posible al texto. Soy de esos traductores que no leen el libro antes de traducirlo. A veces, te atascas porque no conoces el contexto, y tienes que continuar leyendo y vas apuntalando la voz del narrador, las voces de los personajes, el carácter, la época, etc. Prefiero esa espontaneidad aunque luego me lleve más tiempo revisar y avanzar con un borrador. La combinación de espontaneidad con rigor a mí me da buen resultado».

En Teatro se incluye, además de las seis tragedias, Manifiesto para un nuevo teatro, un texto de difícil categorización que es un manifiesto, pero que es también un ensayo y donde emergen múltiples elementos de su mirada avezada como crítico literario. Desesperanzado, Pasolini declara que «el teatro tendría que ser lo que no». Su propuesta es crear el «teatro de la palabra», incompatible con el teatro tradicional. Pérez de Villar explica este concepto: «Pasolini no quería que el teatro fuese una ocasión social, como ir a la ópera. Consideraba que el teatro seguía tocado por ese velo de exclusividad y frivolidad de las clases altas y quería distinguirse porque para él teatro era una manera de reivindicar y de mostrar todas las cosas que no estaban bien. Desarrolló un estilo muy particular que creo que hoy en día el público está mucho más preparado para aceptarlo».

‘Teatro’, de Pier Paolo Pasolini | Punto de Vista Editores

«Pasolini consideraba que el teatro seguía tocado por ese velo de exclusividad y frivolidad de las clases altas y quería distinguirse porque para él teatro era una manera de reivindicar y de mostrar todas las cosas que no estaban bien»

Pasolini brilló en todos los universos donde se sumergió. Su faceta como dramaturgo no ha sido lo suficientemente explorada en los escenarios hispanoamericanos, aunque algunos grandes realizadores, como Álex Rigola, ha llevado en 2018 a través de Who Is Me, un poema que recorre la vida del artista. También colectivos murcianos, impulsados por Edi Liccioli, montaron Pasión Pasolini, en homenaje al 40° aniversario de su muerte, en 2016.

Pérez de Villar considera que para un lector común, y no a «un freaky de Pasolini», quizá acercarse a su dramaturgia a través de la autobiográfica Bestia de estilo resultaría muy complejo. «Hay infinidad de alusiones a personajes reales o literarios que simbolizan algo, nombres elegidos aposta. Esa fue la última obra que traduje. Las otras llevaron un buen ritmo de traducción y edición. A Bestia de estilo la traduje, y luego la revisé a los dos o tres meses, y cuando mi editor me dijo que aún tenía margen, tomé ese tiempo para revisarla». Economistas, filósofos, psicólogos y sociólogos pueblan esta obra, como Schumpeter, Kornhauser, Hoffer, Van Mises y De Jouvenel. Este es uno de los ejemplos donde se advierte cómo esta edición acompaña al lector con notas esclarecedoras sobre las ideas de estos pensadores y tiende un puente entre el texto y el lector.

Hay varias biografías del genial creador como la más recientemente publicada por a Miguel Dalmau en Pasolini. El último profeta (Tusquets) –estructurada en las tres partes en las que se divide la Divina Comedia: Paraíso, Purgatorio e Infierno– o Pier Paolo Pasolini: Retrato de un intelectual, de Luigi Martellini (Universidad de Valencia). Todas ellas destacan el amplio y profundo dominio que tenía Pasolini en amplios campos del pensamiento y la expresión. «Es natural que, con un panorama como este, mi teatro pase desapercibido. Cosa que, lo confieso, me llena de una indignación y una impotencia enormes, visto que los Pilatos (los críticos literarios) me envían a los Herodes (los críticos teatrales) en una Jerusalén de la que me temo que no tardará en quedar una piedra en su lugar», escribía en 1975 en la nota del autor que acompaña Bestia de estilo. Los tiempos han cambiado, y con ellos la idea sobre la estética teatral, las proliferación de poéticas y también la sociedad. Esta edición que reúne el teatro de Pasolini es una excelente oportunidad para que los lectores hispanoparlantes conozcan estas piezas, y quizá, y ojalá, algún productor o creador se anime a llevarlas a los escenarios.

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