Un espía llamado Elvis Presley y un espiado llamado John Lennon
La parte más oscura de la vida del rey del rock cerca del FBI y en contra de los músicos «antipatriotas»
Elvis Presley y John Lennon. | Wikimedia Commons
Hace 45 años, un 16 de agosto de 1977, fallecía Elvis Presley, el mito del rock cuyo prestigio como cantante se mantiene de generación en generación. Él, como una gran parte de los músicos y artistas de su época, mantuvo una relación, consciente o inconsciente, con el FBI, que no solo es la policía federal, sino el servicio de contrainteligencia de Estados Unidos, el que trata de evitar el espionaje de otros países en su territorio.
Los años de la Guerra Fría estuvieron marcados por la presencia al frente del FBI (1935-1972) de un director omnipresente, Edgar J. Hoover, que acumuló tanta información de todo el mundo, incluidos los presidentes de Estados Unidos, que nadie se atrevió a sustituirle.
Hoover era un ferviente anticomunista, obsesionado con ver traidores al país por todas partes. Para él Hollywood era una Babilonia marxista. No le gustaban cómo vivían y hacía todo lo posible para desprestigiarles. Le molestaba el aspecto de Elvis y despreciaba y odiaba a John Lennon.
De la admiración al odio
Elvis admiraba a los Beatles y Lennon admiraba todavía más a Elvis, el cantante al que había idolatrado desde que inició su carrera en Liverpool. Los dos ansiaban conocerse y el 27 de agosto de 1965 estuvieron juntos en la casa del americano. No hubo ningún feeling, en el trato directo quedó en evidencia que sus personalidades no solo eran opuestas, sino que les era imposible mantener una mínima convivencia.
Elvis era un tipo conservador, un patriota que consideraba a su país el mejor del mundo, amaba su bandera y no soportaba a los que la criticaban, fuera cual fuera el motivo. Lennon era un activista de izquierdas, alguien comprometido en la defensa de unas ideas pacifistas que en esa época se plasmaban en una oposición a la guerra del Vietnam, el conflicto que enfrentaba en esos momentos a los estadounidenses. Era británico, vivía en Nueva York, y sabía que las autoridades estadounidenses le tenían ganas: había detectado seguimientos y pinchazos telefónicos, y no había forma de que le dieran la residencia.
El patriotismo de Elvis, y también su odio a los que criticaban a su país, le llevó a colaborar con la oficina de Hoover espiando a compañeros como Lennon. Es uno de los temas más controvertidos de su vida y que ha producido un gran debate entre sus fieles. Hace unos meses, Bob Harris, un histórico presentador musical de la BBC, respaldó esta versión. Los conoció a los dos y disponía de datos fiables.
Lo que sabemos a ciencia cierta es que, en diciembre de 1970, antes de que el presidente Richard Nixon le recibiera en la Casa Blanca para entregarle un galardón por su lucha contra las drogas, hizo una visita a la sede central del FBI en Washington. De ese encuentro existe un documento secreto, ya desclasificado, en el que los agentes federales aseguran que Elvis se ofreció como confidente. ¿Para espiar a quién? Sin duda, a sus compañeros.
El rey del rock les habla de los Beatles y de «su apariencia sucia y desgreñada, así como su música sugerente», a la que culpa de muchos de los problemas que Estados Unidos estaba teniendo con su juventud. Pero no se queda en Lennon y sus amigos, también arremete contra Jane Fonda, de la que dice que en el futuro debería responder por el modo en que ha envenenado la mente de los jóvenes y el desprestigio ocasionado al país con sus declaraciones y sus «actividades deshonrosas».
Elvis apreciaba muchísimo la labor sectaria que llevaba a cabo Hoover, «el más grande de los norteamericanos vivos», sin embargo el director del FBI no quiso recibirlo por no estar junto a un tipo que vestía de una forma tan extravagante y además llevaba el pelo muy largo.
