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La guerra de Ucrania deja el Museo Ruso de Málaga en el limbo

El antiguo edificio de la Tabacalera alberga ahora una exposición con fondos de la Casa Natal de Picasso tras ser devueltas las obras rusas. Su futuro está en el aire

La guerra de Ucrania deja el Museo Ruso de Málaga en el limbo

Entrada al Museo Ruso de Málaga.

Durante los últimos siete años, la Colección Museo Ruso de San Petersburgo de Málaga ha constituido uno de los pilares de la autodenominada ‘ciudad de los museos’. Junto al Museo Pompidou y el Carmen Thyssen, tres proyectos nacidos de la iniciativa personal del alcalde Francisco de la Torre, ha servido para situar a Málaga como referente del turismo cultural más allá de nuestras fronteras. Pero llegó la guerra de Ucrania y las sanciones impuestas por la Unión Europea al país invasor dieron al traste con un proyecto hasta entonces exitoso. 

El Ayuntamiento de Málaga invirtió millones de euros en convertir en museo parte de las instalaciones de Tabacalera, la antigua fábrica de tabacos de la ciudad. Aquellas salas de exposiciones, de primer orden, debían albergar el museo de las gemas, una institución proyectada tras el acuerdo del consistorio con una empresa privada que traería una fabulosa colección de gemas y piedras preciosas. Aquello derivó en un fiasco monumental y los incumplimientos de los promotores acabaron en los tribunales. ¿Qué hacer entonces con un museo vacío que había costado millones de euros?

Obras prestadas por el Museo Estatal de San Petersburgo.

Francisco de la Torre, como ya había hecho antes, sorprendió con una nueva franquicia: el Museo Estatal de San Petersburgo prestaría sus fondos para organizar exposiciones en la ciudad andaluza. Así nació el Museo Ruso de Málaga, que renovaba sus exposiciones cada seis meses a cambio de un canon de 450.000 euros. Desde entonces, llegaron a la Costa del Sol más de 40 exposiciones de gran calidad que han sido visitadas por unos 750.000 visitantes.

La foto con Putin

El conflicto bélico puso al museo a hibernar. Se paralizó el cambio de exposiciones y siguió abierto con las antiguas: la anual Guerra y paz en el arte ruso y las temporales Las vanguardias en el arte ruso, Maiakovski, artista y poeta y Dostoievski en su bicentenario. Se evitaba, de esta manera, el hacer un nuevo pago, como tocaba en el calendario, y se ganaba tiempo a la espera de que la situación internacional cambiase.

Vladimir Putin condecorando al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en el año 2018.

Pero en la sociedad malagueña se alzaron voces que reclamaban cortar los lazos con el Gobierno ruso, que recibía directamente el canon como propietario del museo matriz de San Petersburgo. A la polémica, se unió la petición de que el alcalde renunciara a la medalla Pushkin, que le impuso el mismísimo presidente Putin en agradecimiento por estrechar lazos culturales entre ambos países en el año 2018.

De la Torre, reacio a cerrar el museo por «prestigio», una de las joyas de su corona, tuvo que replantearse la situación cuando su propia concejala de Cultura, Noelia Losada, socia de coalición en representación de Ciudadanos, y el presidente la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, del PP como él, se manifestaran en contra de realizar futuros pagos al Gobierno ruso y a favor de devolver la medalla. Finalmente, los cuadros fueron devueltos durante el mes de mayo y el museo quedó, de nuevo, vacío.

El museo vacío

Se improvisó entonces una exposición con fondos de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso, también dependiente del consistorio malagueño, que a día de hoy puede visitarse en unas instalaciones que siguen denominándose en su web como ‘Colección del Museo Ruso de San Petersburgo / Málaga’, aunque todas las obras expuestas estén firmadas por el malagueño universal.

La muestra da una solución temporal a la institución y a los 80 trabajadores vinculados a ella pero, a pesar de su interés, desde que las obras rusas abandonaron el edificio las visitas han descendido notablemente. En abril acudieron 3.322 personas, mientras que en junio, con la exposición picassiana, hubo 1.996 visitantes, casi un 40% menos.

Obras prestadas por el Museo Estatal de San Petersburgo.

Pero el ayuntamiento sigue empeñado en tener un museo ruso. El área de Cultura, en las últimas semanas, ha reconocido estar «en conversaciones» con el Reina Sofía , así como con entidades bancarias que poseen importantes colecciones pictóricas, con el fin de conseguir obras de origen ruso que puedan armar, en palabras de la concejala de Cultura, «una colección muy atractiva». 

El futuro del museo está, por lo tanto, en el aire. Se insiste en mantener un museo artificial, nacido de posibles préstamos, sin ninguna vinculación con la historia o la cultura local. El espacio, un edificio de estilo regionalista, sería un perfecto museo en el que explicar el pasado industrial de la ciudad o un buen museo marítimo en el que recorrer la trimilenaria relación de la urbe con el Mediterráneo. El tiempo dirá si el alcalde vuelve a sacarse un conejo de la chistera o si seguirá abierto un museo ruso (sin rusos) que salve, de alguna manera, parte de su legado político.

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