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Liudmila Ulítskaya: «La experiencia más valiosa es la experiencia del perdedor»

Conversamos con la ganadora del Premio Formentor de las Letras 2022

Liudmila Ulítskaya: «La experiencia más valiosa es la experiencia del perdedor»

Liudmila Ulítskaya durante la entrega del Prix Formentor 2022 en Canarias | Cati Caldera

Liudmila Ulítskaya, la escritora rusa nacida en Urales en 1943, nos recibe apacible a varios periodistas en la sala de prensa que ha facilitado la organización del Premio Formentor para que entrevistemos a su galardonada.

Junto a su agente, Yulia Dobrovolskaya, quien hace las veces de traductora, va respondiendo tranquilamente las preguntas. Sus respuestas son cortas pero profundas, es seria aunque a ratos se ría. Se nota que, a diferencia de lo que se piensa de los escritores y sus egos, a ella no le gusta ser el centro de atención. Ganar el premio Formentor sucede casi al mismo tiempo que su salida de Rusia. Actualmente vive en Alemania exiliada como tantos otros artistas e intelectuales que, ante la invasión rusa a Ucrania, se han movilizado para no ser censurados. 

En los últimos seis meses de su actual vida en Berlín, todo transcurre como en la cotidianidad de un migrante forzado por una guerra: ve las noticias en la mañana al despertar y antes de irse a dormir. Para Ulítskaya la ciudad alemana es muy cuadriculada, a diferencia de Moscú, sin embargo, el Spree, el río que atraviesa la ciudad, «no acepta las formas cuadradas», afirma y hace que ésta deba recomponerse alrededor de él. Ulítskaya recorre los museos con su esposo, quien es artista, y disfrutan de vivir en el barrio que hace mucho tiempo fue parte del muro de Berlín. «Vivo encima del ex símbolo de la división, donde habían matado cerca de 200 personas que en diferentes tiempos intentaban cruzar el muro».

A pesar de esa pesadez que la aflige en meses, esta visita a Canarias para recibir el Premio Formentor de las Letras 2022 le da otro brillo a sus novelas. «El premio cambia un poco la vida», afirma, «no soy una persona pública, pero estar aquí es otra posibilidad de relacionarse con el mundo y con la gente. Las conversaciones con periodistas son, de alguna manera, la continuación de lo que yo escribo en mis libros».

A pesar de haber ganado el premio, se siente parte de la historia de los perdedores. En su novela Sóniechka, uno de los personajes le dice a la protagonista: «Tú y yo siempre estaremos en el bando de los perdedores, poco importa quienes sean los monstruos que ganen». Es así como Ulítskaya ejemplifica lo que siente porque además cree que «la experiencia más valiosa, es la experiencia del perdedor». Como paralelismo, pone un ejemplo geopolítico: «La Alemania actual es la consecuencia de esa pérdida. Alemania es un país democrático, donde rotan sus partidos; mientras Rusia sigue repitiendo los mismos patrones de la Rusia soviética».

Biología, literatura y censura en Liudmila Ulítskaya

Liudmila Ulítskaya estudio Biología y trabajó en el Instituto de Genética de Moscú. En los años 70, los años de su juventud, era no solo una científica, sino que era una gran lectora, «leíamos mucho, muchísimo y entre lo que leíamos al lado de los libros oficiales también estaban los libros prohibidos». 

Estos libros fueron primordiales en su carrera y su educación universitaria y con la supresión de la literatura en Rusia alguien se chivó, no sabe quién fue el soplón, pero los denunciaron y su laboratorio cerró. Tanto sus compañeros como ella se metieron en problemas, incluyendo que muchos de ellos cambiaron de vida. Algunos de ellos fueron a seminarios y terminaron siendo sacerdotes, otros artistas y ella emprendió el camino de la literatura, una andadura que la autora homenajea en el discurso que ha dado en la entrega del Premio Formentor.

La censura en Rusia ha cambiado sólo una palabra en mis libros

A pesar de la censura vivida en esa época, el sistema sigue siendo restrictivo para la literatura actual: «La censura en Rusia ha cambiado sólo una palabra en mis libros. Digamos que en vez de puta, han puesto prostituta», afirma. En su experiencia personal como escritora no puede hablar con propiedad sobre cómo realmente actúa la censura, sin embargo, saca a la luz otro problema que cree está muy presente desde siempre: la autocensura. «Cada persona que escribe un libro, un artículo o lo que sea, mira más allá. Se monta su propia película y se ajusta a lo que ve, a los miedos, etcétera. Esta norma provoca una lucha interna».

Liudmila Ulítskaya
Liudmila Ulítskaya recibe el Premio Formentor de las Letras. | Foto: Cati Caldera

Más allá de la censura estatal, la narradora explica que las cancelaciones que están sucediendo en la actualidad no solo suceden desde Rusia hacia los rusos, también están las cancelaciones hacia los rusos desde Occidente. «Puedo entender las razones e incluso son bastante justificadas, pero yo no comparto esta actitud hacia deportistas, cineastas, músicos, que son parte del balance cultural. Además, la parte que realmente sufre por estas cancelaciones es la cultura en términos globales».

Ulítskaya además comenta cómo la historia rusa del último siglo ha creado traumas, pero ve que es diferente en el futuro, ya que a consecuencia de las purgas por las represiones a la generación de los años 30, «cuando se cortaba cualquier cosa que sobresalía, salió a la luz una generación que supuestamente era lo que pretendía crear Stalin: una generación de personas que se descartaba por el mero hecho de ser hombres dignos, que se callaban su opinión y no solamente callaban para no meterse en problemas, sino porque pensaban que su opinión no significaba nada». A partir de ese trauma nacional, la narradora afirma que la siguiente generación, de los años 60, fue diferente: «Eran las cabezas pensantes, personas que comenzaron a atar cabos, a entender lo que pasaba». Por su parte, cree que las generaciones actuales tendrán que construir una nueva narrativa a partir de lo vivido por sus padres o sus abuelos, porque ellos están en un mundo donde, «quieras o no, es mucho más abierto a los fluidos de la información, entonces, en un principio, se podría esperar que no hayan heredado los traumas de generaciones anteriores».

Obras y obsesiones

Los grandes escritores totems de la escritura rusa se mueven en el imaginario de Liudmila Ulítskaya. Entre Dostoievski y Tolstói se reflejan las referencias y las visiones paralelas de la escritora, sin embargo, al un periodista preguntarle acerca de la dualidad de ambos en su obra, su agente y traductora, ser ríe y nos dice ¿por qué nadie le pregunta por qué odia Dostoievski? El momento se pierde entre risas y respondiendo a la pregunta que hace el periodista Ulítskaya nos afirma que el creador de Crimen y castigo investiga el mal en el alma humana «y lo hacía con un gran amor y talento, mucho talento», ratifica, en cambio, Tolstói es más cercano a ella por su equilibrio ante la vida. «Es muy próximo a mí. Lo quiero porque entiendo y comparto 100% su visión del mundo y su seguridad en relación al mundo».

Esta relación con la complejidad de la vida está presente en las obras de Ulítskaya y, en especial, en sus personajes femeninos y sus vínculos con los hombres. En su libro Mentiras de Mujeres la autora reflexiona acerca del concepto de mentira y cómo ésta es mucho más atractiva en sus personajes femeninos que en los masculinos. «Lo primero es que un hombre cuando miente siempre suele, en la mayoría de los casos, mentir por razones pragmáticas, en cambio, la mentira de mujer es más fantasiosa y, evidentemente, más creativa o más teatral. Para mí como escritora, la mentira de mujer es mucho más interesante».

Un hombre cuando miente siempre suele, en la mayoría de los casos, mentir por razones pragmáticas, en cambio, la mentira de mujer es más fantasiosa y, evidentemente, más creativa o más teatral. Para mí como escritora, la mentira de mujer es mucho más interesante

Por su parte, en otra de sus novelas traducidas al castellano, Sinceramente suyo, Shúrik, la autora presenta a un personaje masculino que es una especie de Don Juan, quien gasta, al parecer de la narradora, todo su potencial en vano, porque «siempre está sirviendo a los personajes femeninos, a las mujeres y ha pedido la posibilidad de obtener su trozo de felicidad masculina».

La cantidad de obras de Liudmila Ulítskaya parece constatar lo mismo, por eso las fajas de los libros lo afirman, es una candidata fácil para el Nobel de literatura. Sin embargo, no le emociona mucho la idea porque si ya ha pasado tres días en la entrega del Premio Formentor y está agotada, no se imagina lo que sería la responsabilidad de promoción que implicaría un Nobel: «Me da mucho miedo que si me dan el Nobel tendré que invertir en esto mucho tiempo, y ya tenemos a Brodsky, por ejemplo, que lo vivió fatal, que decía que le robaron un año de su vida. ¡Entonces mejor no!»

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