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Cultura

Nena Daconte es un amor

«Alguien que duda de merecer tanta suerte es, sin lugar a dudas, de los míos, de los nuestros, un alma decente»

Nena Daconte es un amor

Este verano, con anticipación quizá excesiva, empezaron a sucederse las entrevistas a Mai Meneses, fundadora del grupo de pop Nena Daconte. Se la entrevistaba por su libro de memorias, que ha salido estos días. El periodismo cultural no es fácil, pues cuando alguien publica un libro debe tomarse una difícil decisión: o se le entrevista o se lee su libro. Las dos cosas a la vez no puede ser.

Las entrevistas eran bonitas porque Nena Daconte es un amor. Hablaba de las penalidades del éxito, y las palabras drogas y alcohol centelleaban en los titulares. En realidad, la drogadicción y el alcoholismo de Nena/Mai/María (que de las tres maneras puede nombrársela) en comparación con las grandes autodestrucciones de la historia de la música popular son como sus canciones en comparación con las grandes canciones de la historia de la música popular: poca cosa.

Nena Daconte tampoco fue Mecano, no nos volvamos locos. Ni fue, en lo que toca a la adicción, Antonio Vega.

Su libro, titulado como la canción que hizo famoso al grupo (Tenía tanto que darte), resulta una lectura entrañable, angelical y muy digna. Ya saben que los libros no se escriben solos, sobre todo si eres famoso o famosa, y aquí -sea el caso o no- la cantante le habla a alguien, como si le estuviera grabando, lo que deja claro la condición coloquial del texto, su modestia literaria. Simplemente Nena/Mai/María cuenta sus cosas a su manera y no se complica demasiado.

«Las drogas y el alcohol son niñerías y por eso algunos escritores y algunos cantantes no pueden hablar de otra cosa, porque el mundo adulto todavía no lo han probado»

El libro me ha gustado mucho porque trata de cosas más importantes que las drogas y el alcohol. Trata de cosas de adultos, pues las drogas y el alcohol son niñerías y por eso algunos escritores y algunos cantantes no pueden hablar de otra cosa, porque el mundo adulto todavía no lo han probado, ni la declaración de la renta.

¿Qué merezco realmente?, sería la pregunta de plomo que aplasta la personalidad de nuestra confesional autora. Es muy interesante detenerse en este punto, pues la mayoría de la gente cree merecer más de lo que tiene, y aquellos pocos que consiguen el éxito (entendido como la cruda suma de fama y dinero) suelen pensarse destinados a él. Así, alguien que duda de merecer tanta suerte es, sin lugar a dudas, de los míos, de los nuestros, un alma decente.

Nena Daconte habla de inseguridad y de miedo y de sensación de fraude ya desde los inicios de su carrera. Cuanto mejor le va, más insegura se siente, más miedo le da cantar y más cree estar viviendo un malentendido. Siempre hay alguien que es mejor que tú, y lo sabes. Lidiar con el éxito es lidiar con un espejismo. Soy número 1 en Los 40, doy doscientos conciertos, gano millones. ¿Esto es real?

Mai Meneses entró en barrena, sufrió paranoias, la gente le hablaba desde la televisión y todo el mundo se burlaba de ella. Lo dejó. Pasó por numerosas terapias y hasta escribir para nosotros no deja de ser otra, según confiesa: «Este libro lo estoy escribiendo a modo de terapia».

En su libro se aprenden cositas del mundo de la música en directo, pero también se aprende que uno hace la música que escucha. Debe señalarse sin maldad que Nena Daconte sólo escuchaba música comercial, que no cita en su libro un sólo artista cuya entidad no proceda de ser conocido en todo el mundo o en toda España, de vender cientos de miles de discos y de sonar hasta en las fiestas escolares. Así, las disquisiciones de la cantante sobre su propia condición fronteriza entre el indie y el mainstream son un poco alegres, pues la única frontera espinada que se alzaba ante el grupo Nena Daconte era la que separa triunfar de fracasar.

Esta candidez cultural (que no critico, aunque lo parezca) se hace extensible a todo lo demás, como la literatura. García Márquez (de su cuento El rastro de tu sangre en la nieve procede de hecho «Nena Daconte»), Borges, Paulo Coelho… Es todo así, de creer que la cultura es sólo lo que todo el mundo conoce, y que lo que nadie conoce es simplemente una extravagancia.

Tiene frases la autora como de Georgina Rodríguez, en este sentido: «Yo no tenía demasiados fans, quizá alguno despistado. A la gente le suele gustar lo que le gusta a todo el mundo».

Y tiene, también, momentos muy bellos, como cuando escribe: «A mí, sin embargo, todavía me gustan los discos porque hay canciones que no tienen alma de single, pero tienen alma de bonitas. Es una pena que no se publiquen esas canciones y se queden por ahí huérfanas. Para eso son los discos. Para dejarse llevar al universo de un artista durante una media hora. Solo es eso. Un ratito de universo personal».

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