El Seat 600, un sueño sobre ruedas que llevó a los españoles de vacaciones hace 65 años
Fue la estrella del ‘desarrollismo’ e hizo crecer a una potente industria automovilística que aún se mantiene entre las más fuertes de Europa
Fue la estrella del ‘desarrollismo’ e hizo crecer a una potente industria automovilística que aún se mantiene entre las más fuertes de Europa
Sin el mítico Seat 600, la historia económica y sociológica de España sería posiblemente diferente. Fue la estrella del ‘desarrollismo’, el utilitario que parió a los ‘domingueros’, descubrió las vacaciones de verano a los españoles e hizo crecer a una potente industria automovilística que aún se mantiene entre las más fuertes de Europa.
Para recordar la importancia de este popular vehículo, cuya primera unidad salió de los talleres de Seat en la Zona Franca de Barcelona el 27 de junio de 1957, hace 65 años, el redactor especializado en automóviles y probador de coches Javi Martín (Madrid, 1983) acaba de publicar «El 600. Un sueño sobre ruedas» (Editorial Larousse), que hoy sábado presenta en la Casa Seat de Barcelona.
En una entrevista con EFE, Martín explica que el libro lo empezó a escribir por encargo de la editorial, que ha tardado más de un año en acabarlo tras bucear en archivos propios, externos y de Seat, y que va dirigido a todos los públicos «aunque seguramente lo disfrutarán más los amantes del automovilismo».
«El Seat 600 fue más que un coche. Sirvió para muchas cosas, para crear una industria automovilística, para ayudar a conocer lo que hoy conocemos como vacaciones de verano, para instaurar una clase media…», señala Martín, que recuerda que no era un coche «baratito», pues costaba unas 71.000 pesetas de la época (65.000 el precio franco de fábrica), que sería el equivalente a unos 15.000 euros actuales.
En el libro, Martín recuerda que la decisión de la Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT) de instaurar el pago del coche a plazos facilitó mucho su adquisición y despegó las ventas, más de 800.000 en España entre 1957 y 1973, más de un millón de unidades en todo el mundo.
«El Seat 600 era un coche sencillo, económico, una ‘simple’ herramienta, que provocó un crecimiento exponencial de la industria auxiliar en España. Fue el primer coche de miles de españoles, con el que muchas mujeres comenzaron a conducir, y supuso el inicio del turismo nacional, fue una revolución social que todavía es tema de análisis», según el autor.
Martín define al coche como «elemento clave para la sociedad española de aquellos años» y recuerda que todavía existen muchos ‘seiscientos’ porque hay muchos aficionados que los conservan, los restauran, los tunean y organizan encuentros periódicamente: «Son un fenómeno social».
El especialista en motor dice que ve mal que a estos vehículos no se les deje circular en Zonas de Bajas Emisiones por ser viejos y defiende que se les permita circular como «coches históricos«. Aduce, además, que «contaminan menos que los normales porque circulan poco, se mueven poco y la mayoría están en buen estado y bien conservados porque son juguetes que sus propietarios los cuidan con mucho cariño».
Del coche que democratizó los desplazamientos veraniegos a las playas y que también se hizo popular en ciudades como Belgrado, Moscú, Viena o Buenos Aires, Manuel Vázquez Montalbán escribió: «El día que los españoles se subieron al 600 empezaron a alejarse de su pasado e iniciaron una excursión de fin de semana de la que aún no han vuelto», según recuerda el libro, ricamente ilustrado con fotografías antiguas en las que aparecen todos los modelos del seiscientos, la mayoría procedentes del archivo de la propia SEAT.
La obra de Larousse no sólo hace un recorrido por la historia del coche -al que algunos llaman ‘pelotilla’ por su forma redondeada u ‘ombligo’ porque lo tenía todo el mundo-, y de la sociedad española que le acompañó, sino que explica también detalles de su mecánica. «Era un coche sencillo de reparar y su principal problema es que el motor -trasero- se calentaba porque el radiador estaba mal ubicado y sólo tenía una trampilla debajo por la que le entraba aire y frecuentemente se ensuciaba», recuerda Martín.
Los usuarios ya sabían que si encendían la calefacción del coche, aunque fuera en pleno mes de agosto, el motor, de poco más de 600 centímetros cúbicos, se refrigeraba más. «Visto desde una perspectiva actual, es posible que muchos no lleguen a comprender que un ‘simple’ coche haya podido influir tanto en una sociedad, en un país entero. Puede incluso que haya quien piense que todo es una exageración, un cuento extendido para vanagloriar lo conseguido por el régimen de Franco», admite el autor.
Con un peso de sólo 585 kilos, los primeros Seiscientos podían alcanzar los 95 kilómetros hora, velocidad que aumentó hasta los 101 kilómetros en 1962, y su consumo era de unos 6 litros cada 100 kms a 65 km/h, por lo que con su pequeño depósito de 27 litros de gasolina podía recorrer una media de 400 kilómetros, detalla el especialista, que cree que el coche aún tiene potencial para que pueda reconvertirse en un modelo eléctrico.
De hecho, el libro hace un repaso a todas las versiones y evoluciones del 600 hasta llegar al 850, otro modelo muy vendido por Seat, y al 127, otro clásico de la década de los 70 y 80 del siglo pasado. En cualquier caso, el libro rinde homenaje a este utilitario que acompañó a la sociedad española en la aparición de los ‘domingueros’, las compras a plazos, el pluriempleo y las horas extras para poder adquirir el modelo y acudir a cualquier guateque en la costa.
¿Qué veterano no recuerda aquellos imanes con el lema «papá no corras» pegados en el ‘tablier’ de pequeño seiscientos, o los protectores de los asientos hechos de ganchillo, o aquella bacas repletas de maletas sujetas con los elásticos ‘pulpos’?
Fuente: EFE