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Cultura

Pablo Iglesias quiere un tanque

El fundador de Podemos presenta ‘Canal Red’, al igual que Trump lanzó ‘Truth Social’. Los políticos populistas se sienten presos del sistema mediático

Pablo Iglesias quiere un tanque

Pablo Iglesias, anunciando el nacimiento de Canal Red.

Pablo Iglesias quiere su propio medio. Igual que Donald Trump quiere su propia red social. Ambos coinciden en un mismo objetivo: evitar a los molestos periodistas. Pretenden llegar directamente a su público, a sus seguidores, eludir el, según ellos, malévolo poder mediático al servicio de oscuros intereses. Les molestan la contestación, el contraste de ideas y, no digamos, las críticas.

Con la irrupción de Internet y sobre todo de las redes sociales, los políticos populistas vieron el cielo abierto. Un mundo de posibilidades se abría ante ellos para llegar a los seguidores sin que nadie se interpusiera entre el emisor y el receptor, entre sus pretensiones y sus fines. Por algo se llaman medios. Por fin, podrían saltarse a los fastidiosos chicos de la Prensa -ellos dirían esbirros de sus empresas-, sus preguntas incómodas, sus interpretaciones -ellos dirían manipulaciones-,  sus informaciones y opiniones -ellos dirían campañas mediáticas-.

El anuncio de ‘Canal Red’ de Pablo Iglesias | YouTube

De hecho, las redes sociales fueron clave para el auge del populismo, para ganar protagonismo, para  adoctrinar a sus fieles, para conseguir resultados electorales inimaginables de otra manera. Exprimieron todo lo que pudieron el uso de haters y de bots hasta que sus enemigos les respondieron con la misma moneda. Hasta que la presunta libertad de expresión sin límites de la red dejó de ser tal, hasta que al mismísimo presidente le suspendieron la cuenta. Hasta que se percataron de que las redes están manejadas por personajes, se llamen Musk o Zuckerberg, más poderosos que ellos. 

El propio Trump, cuando los medios de su amigo Murdoch (Fox y The New York Post) le dieron la espalda y Twitter le expulsó, tuvo que crear su propia red social a través de su empresa Trump Media & Technology Group. La llamó irónicamente Truth Social (Verdad Social). Tuvo que sortear las trabas de la Apple Store utilizando el software de otra red ya existente y ahora muy de moda: Mastodon, refugio por cierto de los fugitivos de Twitter en busca de más libertad.

«Pablo Iglesias quiere su propio medio, al igual que Trump quiere su propia red social. Ambos coinciden en un mismo objetivo: evitar a los molestos periodistas»

Algo parecido le ha ocurrido  a Iglesias. Su programa de televisión La Tuerka -adscrito al diario Público, de Roures- se le quedó pequeño por marginal. La Sexta, de la que tanto fruto sacó en otra época, le ha dado la espalda, así como numerosos periodistas fascinados por su personalidad. La Cadena Ser de Prisa no deja de ser otro medio de lo que consideran «caverna mediática». Sus colaboraciones en Gara, en RAC 1 y Cxt no tienen el alcance que a él le gustaría. Y las redes ya hace mucho que dejaron de ser paradigma de la libertad de expresión.

La semana pasada anunció el lanzamiento de su propio canal de televisión por internet,  llamado Canal Red, aunque todos lo conoceremos como el canal de Pablo Iglesias.  Un medio que «defienda a los de abajo», en palabras del exvicepresidente. Se financiará con las aportaciones de sus seguidores vía crowdfunding (ayer ya tenía 230.000 euros recaudados), además de capital privado, aún sin precisar. Es de suponer que aquí entrará de nuevo Roures, el más «progresista» de nuestros capitalistas.

En la web del nuevo canal, Iglesias justifica la necesidad de su propio medio. «Estamos cansados de tirar piedras, queremos un tanque -proclama-. No queremos ser subalternos, queremos competir con la derecha mediática».

Los políticos populistas se sienten presos del sistema mediático.  Necesitan esparcir su mensaje mesiánico entre las masas. Goebbels tuvo que  inundar Alemania de millones de aparatos de radio baratos para hacer llegar las consignas de Hitler a todo el pueblo. Hoy todos disponemos de un móvil y cualquiera, harto de tirar piedras como el exvicepresidente del Gobierno, puede recibir y transmitir los mensajes sin necesidad de someterse a las exigencias de los fastidiosos intermediarios. Él es su propio medio y su fin. Iglesias ya tiene su ansiado tanque y, antes incluso de estrenarlo oficialmente, ya ha empezado a lanzar proyectiles.  ¿Contra el capital? No, contra los periodistas. 

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