Antonio Yera y la renovación de las subastas de arte
THE OBJECTIVE ha entrevistado al fundador del proyecto Maza.Art. Nos cuenta que «hay que saber filtrar el arte y buscar buenos referentes»
Antonio Yera fundador del proyecto Maza.Art llegó a Madrid para tratar de dinamizar el sector de las subastas de arte emergente en España. Después de haber celebrado con éxito su tercera edición, nos cuenta los pormenores de esta convencional y a la vez renovada manera de vender arte.
PREGUNTA.- Luego de especializarse en arte de los siglos XX-XXI y trabajar en el departamento de Arte Británico del siglo XX en Christie’s de Londres, regresó a Madrid con la convicción de emprender un proyecto propio en el mundo del arte contemporáneo.
RESPUESTA.-Primero estudié Derecho y al terminar la carrera, trabajé en un despacho que llevaba temas de asesoría jurídica y propiedad intelectual del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Ahí empecé a interesarme a fondo por el arte. Luego me di cuenta de que quería formarme y decidí estudiar Historia del Arte.
P.-La propiedad intelectual aborda muchos temas en el caso de las obras de arte. ¿Cuáles son los principales asuntos que tratan?
R.-Hay un poco de todo. Va desde los derechos de autor al reproducir una obra, que en función de cada pintor los organiza una empresa u organización, hasta las decisiones más cotidianas que debe tomar un artista. Hay fundaciones muy grandes, como la de Picasso en París, encargada de ceder los derechos de imagen para que uno pueda publicar un catálogo o cualquier imagen del artista. También veíamos la parte de «restitución», que detalla los pasos a seguir cuando hay dudas sobre la procedencia de un cuadro, para comprobar si ha sido robado o adquirido de una forma no trasparente.
P.-Los temas de restitución o repatriación alcanzaron la mayor notoriedad después de la Segunda Guerra Mundial debido al robo o saqueo de obras de arte por parte de los nazis a familias judías. ¿Sigue siendo frecuente encontrarse con estos casos?
R.-Sí, hasta ahora hay muchas obras alrededor del mundo que no se sabe si fueron robadas o adquiridas de forma legal en aquella época. Para poder aclarar las dudas y esclarecerlas se necesita mucha información e investigación. En Christie’s nos encontrábamos con muchas obras que no podían ser vendidas porque los herederos verdaderos no eran los que poseían el cuadro, sino una familia judía a cuyos antepasados se lo habían quitado. En el departamento de arte del siglo XX, donde trabajaba, la investigación tenía que ser muy exhaustiva para saber dónde había estado el cuadro desde el momento en el que se pintó, hasta su posterior llegada a la casa de subasta. Casi siempre que había huecos temporales sin información, saltaban las alarmas.
P.-El arte británico del siglo XX pasa muchas veces desapercibido porque la mayor parte de las vanguardias ocurrieron en Francia. ¿Qué nos puede contar de esta etapa?
R.-Es cierto, yo me especialicé en arte del siglo XX, pero de arte británico sabía poco. Casi todos los pintores británicos se formaban en París o en Berlín, pero desarrollaron un estilo muy propio en el que mezclan aspectos de las vanguardias del continente con un sello muy británico. Hay muchos exponentes del neoplasticismo o neoimpresionismo, también se abarca mucho el estilo abstracto. De sus representantes, la obra de Henry Moore, Barbara Hepworth, Ben Nicholson, David Hockney o Bridget Riley me impactó mucho. En un principio lo que más me gustaba era el impresionismo, pero luego me interesé por el contexto socioeconómico de las vanguardias, la parte social. De los impresionistas admiro mucho la ruptura que lograron con las directrices académicas establecidas de la época, no solo en los paisajes sino también en los retratos. Luego pasé a trabajar en el departamento de arte del siglo XXI, fue lo que más me gustó.
P.-¿Por qué estando en la casa de subastas más importante del mundo quisó regresar a España?
R.-Quería volver, pero encontrar un trabajo bien remunerado dentro del mundo del arte es difícil, así que decidí apostar y hacer algo propio. No quería hacer una galería de arte al uso. Se me ocurrió unir la formación que tuve dentro de la casa de subastas con un concepto expositivo, de ahí surgió Maza.Art. La subasta se especializa en artistas emergentes, pero también ofrecen el servicio de Art Advisor.
P.-¿Qué particularidades ofrece el proyecto?
R.-El nombre Maza.Art hace referencia al martillo del subastador, pero con una connotación más bruta o industrial porque me quería alejar de la parte más tradicional o cursi de las subastas. Ni siquiera nuestro martillo es usual, es de un rojo muy potente, de nuestros colores corporativos y nuestro atril es una especie de mecano. Me interesaba incluir algo de la estética del mundo industrial y brutalista a la puesta en escena.
P.-¿Por qué dice que el concepto de subasta ha envejecido mal?
R.-Creo que ha envejecido mal en España porque si se le pregunta a la mayoría de personas sobre el tema, o no están familiarizadas o lo asocian a gente con mucho dinero o con piezas muy caras. Lo primero en lo que se piensa es en antigüedades, arte antiguo, joyas, nada enfocado al arte contemporáneo. La forma de desarrollar las subastas en España es tradicional, no es dinámica. Por eso me interesó traer ese aire fresco que se vive en otros lugares como en Inglaterra o Estados Unidos en este tipo de evento.
P.-Durante la subasta usted hace las veces de subastador, el cual se sabe que es un oficio que demanda mucha intuición. En el libro biográfico de Simon De Pury, el martillero más famoso del mundo, cuenta las vicisitudes que demanda la práctica, pero me imagino que lo principal se aprende en la cancha.
R.-Es cierto, yo hice los cursos para ser subastador en Christie’s, donde te forman en clases teóricas y prácticas. Puedes aprender trucos y recibir muchos consejos, pero lo principal es ir a la mayor cantidad de subastas posibles. Actualmente hay subastadores que son verdaderos showmen. Para mí es muy importante saber leer el ambiente de la sala y las expresiones de las personas. Cuando un lote sale a subasta, siempre se siente la reacción de la sala y se puede prever si la pieza puede subir o no. También hay que estar atento para darse cuenta si se debe o no partir una puja. Nosotros tratamos de convertir la subasta en un evento cultural, a la gente la invitamos con anticipación para ver las obras que están expuestas y para que se pueda dialogar con los artistas. Cuando empieza la subasta todo se vuelve un poco más formal, pero sigue siendo un ambiente muy distendido.
P.-¿Durante el acto el factor sorpresa es siempre fundamental?
R.-Sí, porque siempre ocurre que hay piezas que crees que van a salir y no sucede o viceversa. La única forma de saber que una pieza está vendida a ciencia cierta es cuando recibes una puja ausente o a ciegas, es ahí donde recién se puede respirar profundo, pero la mayoría de pujas entran o bien en sala o por teléfono. Nunca se sabe exactamente cómo se va a desenvolver el encuentro.
P.-¿Y por qué han decidido no cobrar comisiones?
R.-En la mayoría de casas de subastas al precio de martillo se le suma el buyer’s premium y luego el IVA,. Nosotros solo aplicamos el IVA del artista al precio de martillo. La mayoría de veces es un 10% y en el caso de los artistas que están fuera de la Unión Europea es 0%. Nosotros fijamos el precio de comisión sobre el precio de martillo y de lo que alcance la obra, Maza.Art se lleva un porcentaje y hasta el momento nos ha ido bien.
P.-¿Cómo hacen la búsqueda de artistas? ¿Qué criterios son los que toman en cuenta para querer incorporar las obras a la subasta?
R.-Es un trabajo en equipo, una labor de campo que es lo más laborioso, pero también enriquecedor, tenemos que recorrer todos los final shows de las escuelas de arte y luego vistamos los estudios de los artistas. También vamos a muchas ferias de arte contemporáneo. Nosotros nos especializamos en arte español emergente, pero también siempre hemos tenido artistas extranjeros. Otro modo de llegar es por críticos de arte.
P.-¿Siente que actualmente hay una crítica artística en el país que pueda formar a un público o a nuevos coleccionistas?
R.-Yo creo que sí hay, por ejemplo a mí me gusta mucho Ianko López, tiene una sensibilidad muy aguda para el arte emergente. También leo mucho a Calvo Serraller, es cierto que uno puede escuchar muchas voces y confundirse, pero hay que saber filtrar y buscar buenos referentes. También buscamos mucho por redes sociales, hoy en día para la mayoría de artistas jóvenes es un modo efectivo para dar a conocer su obra.
«La forma de desarrollar las subastas en España es tradicional, no es dinámica»
Antonio Yera
P.-En diciembre han celebrado su tercera subasta. ¿Cómo ha visto la evolución del evento y del público?
R.-La primera fue en mayo de 2022, luego en octubre y en diciembre la última, desde el principio el proyecto tuvo mucha aceptación. Estamos contentos porque la afluencia ha aumentado considerablemente, tanto por parte de los que asisten como de los compradores. En la última subasta la obra más cara se vendió por 2100 euros y la más barata por 350 euros. Nosotros queremos tener como pilar el trabajar con artistas emergentes y de media carrera por lo que es indispensable tener precios muy atractivos.
P.-¿Y apostarán por las obras NFT? Han alcanzado cifras exorbitantes de ventas y es lo más novedoso del mercado. Este año la Bienal de Venecia les dedicó un pabellón especial.
R.-Me estoy formando y aprendiendo del tema y hasta que no lo tenga interiorizado, creo que no lo incluiría en las subastas. Me parece algo rompedor e innovador y creo que ha llegado para quedarse, pero también creo que mucha gente se ha subido al carro, porque es una forma muy fácil de especular. Por eso creo que debo investigar más. No dudo que haya muchos buenos artistas involucrados en este nuevo soporte. Ahora estoy totalmente inmerso en obras físicas: días antes de hacer la subasta las mostramos en una exposición. La única diferencia con una exhibición es, que si las piezas se quieren adquirir, se debe esperar hasta el día de la subasta y pujar por ellas.
P.-¿Por qué crees que no se logra un coleccionismo joven en España? ¿Siente que tiene que ver con un tema cultural o económico?
R.-Creo que es un tema más cultural que económico. Yo tengo amigos franceses o italianos con sueldos similares a los de muchos jóvenes en España que desde los veintiún años con lo poco que tenían de ahorros, compraban arte, lo veían como una inversión. En España cuando la gente ahorra se compra coches, relojes o se lo gasta en un viaje. Creo que eso puede ir cambiando poco a poco, pero es una carrera de fondo.
P.-¿Qué artistas están actualmente bajo su foco? Como art advisor, debe estar muy al tanto del mercado emergente…
R.-Son muchos. Nacionales me gusta Gorka Chillida, de San Sebastián y nieto de Eduardo Chillida; su obra abstracta es genial. De Barcelona, creo que Miriam Dema tiene una proyección increíble, mezcla bodegones y retrato. José Campos, conocido como «Studio Lenca» de El Salvador ha despegado de una forma brutal, es un gran artista. También está Joshua Perkin que reside en Cataluña y me entusiasma mucho; pronto haremos una subasta dedicada únicamente a su obra. Esa es una idea que siempre me ha entusiasmado: hacer subastas especializadas en un solo artista o por temática. Esperamos este 2023 poder celebrar la primera.