Carolina Durante: «No puedes estar 35 años cantando movidas de adolescente»
Martín Vallhonrat y Mario del Valle hablan con THE OBJECTIVE sobre el concierto en el WiZink Center, el futuro del grupo y el paso de los años al ritmo de su rock
Tocan rock y no se dejan llevar por las modas. Sus letras, unas enrabietadas sucesiones de insultos, desamores, hipérboles y fiestas, pueblan las listas de música de media España desde hace más de cinco años. Empezaron cantando el himno de los cayetanos y ahora se preparan para hacer sold out en el WiZink Center gracias a no haber dejado de lado un estilo propio y marcado: el que solo puede tener Carolina Durante
Martín Vallhonrat y Mario del Valle, bajo y guitarrista de la banda, describen su forma de tocar y componer como una «ensalada de sentimientos». Quizás sea por eso por lo que cantan que no tienen ni 30 años y ya están «casi rotos», que «no merecen tu atención» y que «a la mierda eso de ser feliz», pero al tiempo se acuerdan de aquellos días «en tu portal», miran la «belleza de las chicas del mar» y se olvidan «fácilmente de lo malo».
Uno espera encontrarse con dos tipos enfadados con la vida y acaba chocando con dos jóvenes normales, a los que les gusta la tortilla de Casa Dani, que no dejan de estar felices con el momento musical en el que viven y que, en el fondo, parecen sorprendidos por todo lo que ha pasado desde que un día le cantaron a los chavales que escuchaban a Morat y Taburete y llenaban salas de no más de 100 personas.
Ahora están a menos de unas horas de tocar ante todo un estadio -aunque admiten que les asusta-, acompañados por Los Nikis y con más de una sorpresa (entre las que, por cierto, no está Rosalia). El suyo es un camino que han seguido cuatro colegas y que parece que va para largo, aunque, según cuentan, hayan decidido bajar un poco el ritmo después de haber crecido siempre a la vera de su música, cada vez más libre y gamberra y siempre en la cresta de la ola de las hipérboles.
EN THE OBJECTIVE conversamos con ellos sobre la nostalgia, Madrid, cuatro chavales y las posibilidades de que representen a España en Eurovisión en un futuro.
Pregunta.- Todo apunta a que llenáis el WiZink. ¿Cómo se afronta el saltar de salas pequeñas a llenar estadios en cuatro años de carrera?
MARTÍN VALLHONRAT: Este concierto lleva pospuesto dos años. Teníamos que hacerlo en 2020, pero pasó lo que pasó. Para mí, después de seis años tocando, es ver cómo de repente en un día te das cuenta de hasta dónde hemos llegado.
P.- ¿Y cómo os sentiréis cuando veáis un auditorio lleno?
M.V.- Me voy a acojonar, tío.
P.- ¿Os da mucho vértigo?
M.V.- A mí un poco… Es que es muy grande. Ya hemos tocado para esa cantidad de peña, pero no en tu concierto, en tu casa. No es lo mismo que vengan 8.100 personas a verte a ti que cuando están en un festival más personas que pasan por ahí.
P.- ¿Qué va después de llenar el WiZink?
M.V.- Yo, por mi parte, quiero que pase porque llevo anticipándolo tanto tiempo.
MARIO DEL VALLE.- Aparte es que estas últimas semanas eran para preparar el WiZink. Cada vez que hablaba con mis colegas y mi familia, me preguntaban sobre lo mismo. Lo tienes en la cabeza todo el rato.
M.V.- Claro, al final son muchas cosas. Para mí es cómo lo haces. Una liberación y ponernos. Nos queda un mes de gira, no podemos volvernos locos.
P.- Diego está tocado de la garganta y habéis tenido que cancelar un par de conciertos. ¿No os da miedo que se rompa?
M.V.- Hombre, preocupa.
M.D.V.- Yo voy tranquilo.
M.V.- Se está cuidando mucho desde hace dos semanas. Va a estar bien.
P.- Volvemos al WiZink. ¿Echáis algo de menos después de todo este tiempo en el que habéis pasado de ser cuatro chavales que tocaban en salitas a esto?
M.V.- Hay cosas muy guays. La falta de responsabilidad, ir nosotros solos, liarte todos los fines de semana. Hay un punto en el que, cuando empiezas a hacer algo nuevo y ves que la gente responde en diferentes ciudades es un descubrimiento que mola un montón. Nosotros tuvimos un par de años de mucho privilegio en los que íbamos a donde fuera. Estábamos encantados de tocar en todos lados y la gente respondía.
P.- ¿Cómo es el proceso de madurar teniendo un grupo?
M.V.- En nuestro caso, fue muy de sopetón. Creo que hemos aprendido mucho de la gente con la que trabajamos, de Carlos, nuestro técnico, y de Adrián, nuestro tour manager. Básicamente nos decían que esto así, esto asá.
M.D.V.- También la hemos liado. Hemos pasado nuestra adolescencia [Ríen].
P.- Hombre, tampoco habéis saltado ya la barrera de los 40.
M.V.- Claro. Estos seis años han sido como una niñez. Como ¡ah! Como locos ahí, tocando conciertos en coche los cuatro, llegar muy ciegos a una prueba de sonido y que nos caiga una bronca. Hacer cosas así.
M.D.V.- Claro, tiene que llegar un punto de calmarte. Entras en el «ya no se vale esto». Nos están pagando un caché. Hay que dar un concierto, no puedes hacer estas cosas.
P.- Lo normal en gente de vuestra edad no es esto. De la noche a la mañana os metisteis en revistas de música, en listas de Spotify y demás por una canción como «Cayetano». ¿Cómo se afronta la sensación de levantarte una mañana y ser consciente de que eres famoso?
M.V.- Yo creo que fue más impactante para mí cuando Amaya versionó «El himno titular» y justo ese fin de semana estábamos tocando en el MadCool y en el BBK. Todo se estaba yendo un poco de madre. Me ha llegado de sopetón todo esto, tan grande ahora, después de la pandemia, y este segundo disco, toda la gira, más de 60 bolos, dos viajes a América Latina. Esto me agobia más que ese momento.
M.D.V.- Es que creo que en aquel momento tampoco había tiempo para plantearse qué estaba pasando. Era como tirar palante y punto. Hacer y no pensar. Ahora, pasado este tiempo, tomas la conciencia de dónde estás, de lo que has hecho, del punto en el que estás ahora… Ahí es cuando te paras y dices: «Hostia».
P.- Bueno, pero por lo menos parece que estáis curados de nostalgias.
M.D.V.- Tengo bastantes más ganas de lo que está por venir.
M.V.- Todo lo que ha venido antes ha sido una dinámica muy natural y estamos con el motor a 100 por hora. Hemos sacado cuatro LP y dos discos, y como que toda esa vorágine, todo ese motor llega a otro lugar. Hay un punto en el que ya hemos hecho eso. Ya hemos estado cuatro años sin parar de girar: ni sé cuantos conciertos hemos hecho en todos estos años.
P.- ¿Se viene un largo descanso después de la gira?
M.V. Nuestro plan es ponernos con un tercer disco. Tenemos ideas, tenemos cosas, pero eso lo queremos ver con más calma. No queremos seguir con esta dinámica de para alante con todo, para alante con todo, para alante con todo… Hay que decir que tenemos que parar. Este año hemos pillado diez festivales o una cosa así. Que no sea una locura.
P.- Carolina Durante en el Benidorm Fest para representar a España en Eurovisión. ¿Posible o imposible?
M.V.- No creo, no nos veo. Sería un poco de pasada de rosca. No somos esa banda ni el futuro de España en Eurovisión.
P.- Como poco, sería divertido.
M.V.- Sería una puta mofa. Pero no. Además, tendríamos que hacer una canción que tendría que ser un truño.
P.- ¿Os preocupa quedaros anticuados?
M.V.- Eso pasará, es inevitable. El peligro es no darnos cuenta de que estamos haciendo el ridículo.
M.D.V.- A mí lo que me preocupa es madurar bien. Porque sí que es verdad que somos un grupo muy juvenil, pero si queremos que dure la banda, en algún momento hay que cambiar: no puedes estar 35 años cantando movidas de amor adolescente.
«No queremos seguir con esta dinámica de para ‘alante’ con todo, para ‘alante’ con todo, para ‘alante’ con todo».
P.- Hay gente que sigue viviendo a los 60 de los amores que tuvo de adolescente.
M.V.- Pero cuando yo veo a grupos del punk rock cantando cosas como «salgo de clase y te espero con la carpeta» después de treinta y pico años… Hay que darse cuenta de dónde está uno y qué es lo que quiere hacer. Yo creo que nos damos cuenta nosotros mismos.
P.- Habéis tocado y cantado con Él Mató a un Policía Motorizado. ¿Cómo fue la experiencia?
M.V.- Muy muy guay. Una forma bonita de envejecer como músicos sería acercarnos más a lo que hacen ellos. Somos muy fans. Alquilamos un estudio durante unas horas, quedamos allí y, como no nos iba a dar tiempo entre ocho músicos ponernos a componer, decidimos hacer una versión.
P.- Pero de El Séptimo Sello, que no son tan, tan conocidos.
M.V.- El Séptimo Sello que son el mejor grupo de Madrid después de los Nikis y Carolina Durante [Ríen].
M.D.V.- Era un poco por la canción de ‘Todos los paletos fuera de Madrid’, pero esta otra no la conocía nadie.
M.V.- Es un poco de estos grupos de los 80 como muy de nicho.
P.- ¿Vosotros estáis de acuerdo con esto que dicen muchos políticos de que Madrid está en una segunda Movida?
M.D.V.- Diría que no, porque creo que nunca ha dejado de haber una escena. La gente le hace muchísimo caso a los ochenta por Almodóvar, porque salía la música en la tele. Eso no significa que no haya habido una movida en los noventa ni en los dosmiles, entonces no creo.
M.V.- En la Movida había otro punto, que era una interdisciplinariedad, varias áreas con fotógrafos, cineastas, músicos, tal, mucha farándula. Yo creo que ahora hay una escena musical, pero no hay como una multidisciplinariedad de las artes. No hay colaboraciones entre cineastas jóvenes y nosequé. No es como el top de la televisión, es otro rollo. Las revistas no hablan de nadie de la escena musical. Hay un punto, pero creo que no tiene nada que ver, aunque haya una escena muy rica.
«Para hacer una buena canción hay que decantarse en la balanza por algo. Es mejor ser exagerado, ser muy histriónicos, ir hacia la hipérbole».
P.- ¿Cómo véis eso de que se hable de Madrid como la tierra de la libertad mientras que en otras comunidades no se puede hacer lo mismo?
M.V.- El PP de Ayuso se apropió de la palabra ‘libertad’ para dejar beber a la gente en las terrazas antes que nadie. No creo que haya más libertad que en cualquier otro lado.
P.- Antes hablábamos de colaboraciones y de artistas. ¿Os consideráis herederos de algún músico?
M.V.- ¡De los Delinquentes! [Ríen].
M.D.V.- A ver, herederos… Eso que lo digan los padres mejor que luego llegan y dicen: «¿Qué? ¡Desheredados!»
M.V.- Le debemos muchas cosas a muchos grupos. A Los Punsetes les debemos muchísimo
M.D.V.- Mira, nosotros cuando empezamos teníamos una meta que era acabar tocando algún día con Los Punsetes. Pues igual nuestro quinto concierto fue con ellos en el Ocho y Medio.
M.V.- Una cosa llevó a la otra y aquí estamos, en el WiZink.
P.- ¿Y vuestra forma de entender vuestra música ha cambiado con la pandemia? Vuestro estilo está muy claro y qué es Carolina Durante. Pero cuando os escucho, noto un grupo que salta muy bien del desamor al amor sin un sentido ñoño de la palabra. Luego de repente noto muchísima rabia. No termino de entender si sois un grupo de gente muy cabreada con la vida o sois gente nostálgica de algo que a saber qué será.
M.V.- Es una ensalada, tío. Al final, la música cataliza esas emociones extremas que tienes en el cuerpo. Siempre las vas liberando, pero para hacer una buena canción hay que decantarse en la balanza por algo. Es mejor ser exagerado, ser muy histriónicos, ir hacia la hipérbole. No podemos ser: «Oh, esta chica me ha roto el corazón y me ha hecho daño». ¿A quién le va a gustar esa canción? No, joder: «Estaba muy triste y me jodiste la vida». Aunque no sea verdad, hay una parte que lo siente así, aunque luego sea más equilibrado en la vida real. Hay que volcar ese tipo de sentimientos en una canción. No vayas a tu amigo y le digas que es un hijo de la gran puta y que ojalá estuviera muerto. Si haces una canción o pintas un cuadro o haces una película, esas cosas están para eso.
M.D.V.- Esto es como jugar al GTA: está hecho para que puedas hacer ese tipo de cosas ahí.
P.- ¿Qué tres lecciones sacáis de estos años?
M.V.- Llevar cables de sobra, una navaja siempre es conveniente… [Duda]
P.- ¿Y sobre vuestra relación? Sois cuatro chavales que tenéis que soportaros.
M.V.- Hablar las cosas abiertamente. Si no, se acumula mierda y ponzoña y pasan cosas muy raras.
M.D.V.- Y eso te vale para cualquier tipo de relación. Hay que ser libre de hablar de lo que te molesta.
P.- ¿Y os preocupa el día que la gente deje de hablar de Carolina Durante y tener que hacer algo para volver a estar arriba?
M.V.- Lo único malo que tendría que Carolina Durante dejara de gustar o estar de moda sería que habría una repercusión económica. Tendríamos que buscar otras fuentes de ingresos.
M.D.V.- Y luego de qué sirve estar en la picota si haces algo que no te mola.
P.- Bueno, ojalá mañana os vaya bien y ya que antes hemos hablado de malos conciertos, este funcione y sea el mejor.
M.V.- Pues ojalá acabar el concierto y decir: «Pues no ha estado tan bien» [Ríen].