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Guinea y Marruecos, las imágenes perdidas del colonialismo español

La Filmoteca Española recibe la donación del mayor fondo de cine documental rodado en los años 40 para difundir el mensaje propagandístico del franquismo

Guinea y Marruecos, las imágenes perdidas del colonialismo español

'En las playas de Ureka' (1947).

Un grupo de canoas remonta el río Muni. Al fondo se extiende la tupida selva de la provincia española de ultramar que toma el nombre de este gran estuario; al norte queda la isla de Fernando Poo, también con estatus de provincia de 1959 a 1963. Es 1944 y en sendas canoas viajan cuatro hombres blancos, españoles de la metrópoli, y 25 porteadores negros, en su mayoría convictos del territorio que, una vez independizado en 1968, pasó a conocerse como Guinea Ecuatorial.

Cabecera Hermic Films

Encabeza la expedición Manuel Hernández-Sanjuán en calidad de director de cine; le acompañan Segismundo Pérez de Pedro (operador de cámara), Luís Torreblanca (montador) y Santos Núñez (guionista). Hernández-Sanjuán es un madrileño con alma de aventurero que ha descubierto su pasión por la fotografía al término de la Guerra Civil en un viaje a Noruega. «Acabó entablando amistad con Valeriano Salas, el director de la Revista Geográfica Española, donde llegó a publicar, y poco después le llegó la propuesta del director general de Marruecos y Colonias de partir en expedición cinematográfica, a Guinea primero y al Protectorado de Marruecos, después», explica Mábel Fuentes, técnico del Área de Incremento de Colecciones del Centro de Conservación y Restauración de Filmoteca Española.

Comisionados por el Gobierno de Franco y bajo el paraguas de la productora Hermic Films fundada en el 41, Hernández-Sanjuán y su equipo rodarán a lo largo de los años 40 hasta 32 cortometrajes documentales en Guinea y 27 en el protectorado español de Marruecos. «Cerca del Ecuador, casi en el centro de África, existe un trozo de suelo español: es Guinea», se escucha en off en el corto Costumbres pamues (1945). «Era muy difícil llegar allí, entonces no había avión. Eran 21 días de barco desde Cádiz. No era fácil adaptarse, estaba lejos y todo era más o menos desconocido. Eran aventuras», narraba Hernández-Sanjuán en un reportaje de Canal Sur de 2003.

‘Médicos coloniales’ (1946)

Aquellas «aventuras» en África, surgidas con una clara motivación propagandística, forman hoy el mayor corpus de cine colonial de la España de posguerra. Todo ello, más de 5.000 negativos fotográficos, ha pasado este 2023 a titularidad pública tras la donación de los hijos del fundador de Hermic Films y ha quedado depositado en la Filmoteca Española junto al resto de piezas divulgativas sobre etnología, turismo, ciencia, industria y cultura española producidos entre 1942 y 1972 por Hermic. Son, en el caso de las producciones rodadas en África, capturas del país, sus gentes, su clima, sus paisajes, sus oficios y, al tiempo, retratos de la misión pedagógica del franquismo en ultramar: médicos, capataces, ingenieros que implantan la ‘modernidad’ en un remoto país selvático o ponen a punto la menos lejana y algo más conocida colonia de Marruecos.  

‘Médicos coloniales’ (1946)

«Estas dos series rodadas en África conforman el conjunto más abundante y destacado del cine colonial producido en España. Son obras únicas en su estilo y sin parangón dentro de la producción española del momento. Solo el equipo de Hermic Films estaba haciendo algo de ese calibre por entonces, a nivel de proyecto y desde el punto de vista técnico y estético. Cada una de ellas refleja el tipo de colonialismo que el régimen de Franco estaba ejerciendo por entonces en esos territorios y son una pieza más de todo un aparato propagandístico estratégico, formado también por otros medios como revistas, sociedades e institutos», explica Mábel Fuentes. 

La experta de la Filmoteca recuerda que este tipo de filmaciones con carácter etnográfico y propagandístico se dieron en otras potencias colonizadoras como Gran Bretaña, Italia, Francia, Bélgica o Alemania a través de sus agencias gubernamentales o, como en el caso de Hermic, desde entidades privadas. «Se trataba de hacer del cinematógrafo un instrumento del imperio», señala. En 2007, el British Film Institute (BFI) inventarió hasta 6.200 títulos de estas características. España se sumó tardíamente a este uso colonial del cinematógrafo: «Las películas fueron un elemento clave para dar a conocer la misión colonial española y homologarse así con las potencias europeas. Pero lo cierto es que España llegaba tarde tanto a la modernidad como a la empresa del colonialismo, y para desmarcarse de sus vecinos optó por un colonialismo pretendidamente altruista y espiritual que dotase a estos pueblos de las ‘ventajas’ de la españolidad, la lengua española y la fe católica, pero que en el fondo, y nos referimos sobre todo a Guinea, no fue otra cosa que un colonialismo basado en la explotación económica de estos territorios con el fin de paliar los efectos ruinosos de la autarquía. Estas obras, especialmente las de la Serie de Guinea, reflejan el discurso del régimen de Franco como proyecto imperialista, expansionista y nacionalcatólico, y venían a justificar toda esta actuación del régimen, envolviéndola en falsas buenas voluntades».

‘La ciudad de Sidi El Mandri’ (1948)

En cambio, añade, la serie marroquí «tiene otro cariz: está más centrada en fabricar unos nexos de unión culturales entre España y Marruecos que fortalezcan su posición en el escenario internacional, donde España está aislada dada la condena que recibió el régimen totalitario vigente por entonces». El interés estético y etnográfico del proyecto es innegable y constituye, según Fuentes, «un documento histórico de primer orden». Ahora bien, las cintas están atravesadas por «una fuerte asimetría entre nativos y colonos, afirmando la superioridad de los últimos. Son obras que no están tan interesadas en mostrarnos la realidad de aquellos territorios sino que van buscando confirmar sus propios prejuicios y mitos, y con todo, construir su imaginario ya en un molde prefijado, sesgado. Así que dan más cuenta de la realidad ideológica, política, etc., de la España del momento que de los territorios abordados».

El trabajo de Hermic no es único y exclusivo en la esfera hispana. El investigador Alberto Elena ya dio cuenta en La llamada de África. Estudios sobre el cine colonial español (Bellaterra, 2010) de experiencias similares a cargo de profesionales como Arturo Pérez Camarero y la productora África Films. Antonio de Padua Tramullas filmó a principios del siglo XX la campaña militar del Rif. Sin embargo, desde la Filmoteca destacan que Hermic Films supera a todos en cantidad y variedad de filmaciones en las colonias. 

‘En las playas de Ureka’ (1947)

Estas ‘misiones pedagógicas’ en ultramar pasaron, sin embargo, sumamente desapercibidas en su día. En una entrevista para el libro Mbini. Cazadores de imágenes en la Guinea colonial (Otín y Pereiró, Altair, 2006), Hernández-Sanjuán recordaba que solo se realizó un pase público de algunas de sus filmaciones en África en el Palacio de la Música de Madrid en 1944. «Dijeron que tuvieron éxito pero no se volvieron a ver nunca». Al menos en España. En Tetuán hubo un pase privado con el general Varela y en Guinea también se proyectó a puerta cerrada, solo para blancos, en el único cine de Santa Isabel (hoy Malabo). Pero ciertamente el trabajo de Hermic, comisionada precisamente para ser altavoz de la labor colonial del franquismo, no salió a la luz pública. 

‘La ciudad de Sidi El Mandri’ (1948)

La aventura, de todos modos, quedó impresa en la retina de Hernández-Sanjuán hasta su muerte en 2008 en su retiro de Almería. Antes de ello, el madrileño ya había vendido material a la Filmoteca y entregado otro en depósito. En 2021 sus hijos formalizaron la donación y el archivo de Hermic Films pasó a la titularidad pública para ayudar a rellenar los huecos de un capítulo muy desconocido de la historia de nuestro cine.

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