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Cultura

La fértil herida española de Leonora Carrington

Una exposición de la Fundación MAPFRE recorre la peripecia vital de la artista inglesa, en la que destaca el trauma de una violación grupal en Madrid

La fértil herida española de Leonora Carrington

'Down Below [Abajo]', (1940), Leonora Carrington. | Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023

España tenía una deuda pendiente con Leonora Carrington. En varios sentidos. En el más evidente, clamaba al cielo que no se le hubiera consagrado una exposición antológica en nuestro país a una figura clave del movimiento surrealista. Más allá, ahondando en los pliegues más profundos de su apasionante biografía, latía un episodio ocurrido en nuestro suelo, arrasado y embrutecido por la Guerra Civil, que la sumió en una espiral de locura y oscuridad que su sensibilidad artística convirtió en inspiración, en arte, en vida. La exposición «Leonora Carrington. Revelación», que la Fundación MAPFRE acoge desde el sábado pasado y hasta el 7 de mayo en su sede madrileña, abarca esas deudas y muchas otras cuestiones con notable ambición.

No cabe otra actitud para arrojar una mirada mínimamente significativa sobre la figura de Leonora Carrington. Los adjetivos versátil y ecléctica o el énfasis en su búsqueda de nuevas formas de expresión no hacen justicia por sí solos a la peripecia de una mujer (dato nada circunstancial: su feminismo, en una época en que sí que suponía una auténtica disrupción, resulta esencial) que sufrió, disfrutó y, sobre todo, aprovechó la intensidad que la vida le tenía preparada. Entre las 188 obras de la exposición hay pinturas, dibujos, fotografías, esculturas y tapices… Pero también todo tipo de documentos que ayudan a unir los puntos entre vida y arte. 

Todo es significativo. Por supuesto, destacan pinturas tan conocidas como Artes, 110, un ejemplo en óleo de la tremenda carga alegórica de su obra: la autora, melena al viento vuela junto a una yegua-perro en una metáfora del paso a su nueva vida en México; o The Giantess, encargada por el mecenas y poeta británico ligado al surrealismo Edward James, inicio de las obras protagonizadas por diosas. 

Leonora Carrington, ‘Artes, 110,’ (1944). | Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023

La obra de Leonora Carrington tiene voz propia, pero el arsenal biográfico de la muestra permite profundizar en su génesis y significado: textos escritos por ella misma y obras que le influyeron, libros de filósofos, cuentos, mitologías, novelas anotadas con trazo rápido, apasionado; esculturas y artefactos tan poderosos como la cuna que ayudó a construir para el bebé de una amiga y correligionaria; tapices con los que poblar los salones de mitos encarnados; una entrevista televisiva ya los últimos años de su vida…  

Solo prestando atención tanto a cada una de las partes como al todo se descubre que la gran obra de arte de Leonora Carrington es su propia vida. Como explica Tere Arcq, comisaria de la exposición junto con Carlos Martín y Stefan van Raay, director del Cobra Museum voor Moderne Kunst de Amstelveen, Leonora desarrolló un lenguaje con el que evocó «un mundo fascinante de rituales mágicos donde nada es lo que parece y suceden las más increíbles transformaciones». Para revelarlas, el equipo curatorial ha realizado una profunda labor de investigación que ha permitido sacar a la luz obras nunca expuestas al público y otras que salen por primera vez del país donde se ejecutaron.

La exposición se divide en 10 apartados que muestran las principales fases de ese cúmulo de transformaciones. Combina el relato cronológico con el estudio de los temas más destacados en su obra de Leonora Carrington. Desde su formación y las tempranas influencias en Inglaterra y Florencia, hasta el contacto con los surrealistas en París, pasando por su época en Saint-Martin-d’Ardèche, la emigración a Nueva York y a México como nueva patria o su militancia política. 

Leonora Carrington, ‘The Giantess (The Guardian of the Egg) [La giganta (La guardiana del huevo)]’, (1947). | Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023 

Su peculiar carácter la apartó de las convenciones sociales desde los primeros años de incomodidad en el seno de la clase alta inglesa. Sus expulsiones de varios colegios católicos culminaron con el descubrimiento definitivo del arte en su faceta más clásica en Italia y la fuga al inspirador París de los surrealistas. Pero quizá el hito decisivo, desgarradoramente fundacional de su intimidad más fértil, tuvo lugar en España. 

Leonora había establecido un hogar con el gran Max Ernst en la bucólica Saint-Martind’Ardèche cuando la Segunda Guerra Mundial irrumpió en su vida. Como tantos otros, huyó a España, desde donde pretendía alcanzar el exilio americano. Nada más llegar a Madrid, en 1940, sufrió una violación por un grupo de militares afiliados al bando nacional. Fue la gota que desbordó el vaso del sufrimiento en forma de un episodio psicótico que provocó su ingreso en un sanatorio psiquiátrico de Santander. 

Tratada con un potente fármaco que podía generar ataques epilépticos y anular la voluntad del paciente, la experiencia del ingreso supuso un punto de inflexión tanto en su vida como en su obra, como ella mismo expresó en el relato Down Below, publicado por primera vez en 1944 en una revista. Se lo había dictado a Jeanne Mégnen un año antes: un vómito sanador para liberarse de la angustia que le traía una y otra vez el recuerdo. Durante su internamiento también realizó numerosos dibujos y la pintura Down Below, una suerte de elaboración de su enfermedad en la que se representa a sí misma escindida en diferentes personajes arquetípicos. 

Leonora Carrington, ‘Transference (Transferencia)’, (1963) | Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023, Tate

Como explica con detalle la muestra y el catálogo, Leonora volvería a este episodio de su vida periódicamente. Puede apreciarse de forma más explícita en la pintura Transference, por ejemplo, ya de 1963 y dedicada a su psiquiatra, pero late implícita en toda su obra y en su trayectoria vital. El salvador exilio en México, la aventura neoyorquina, la vuelta a los orígenes ingleses a lomos de la memoria, la exploración de saberes arcanos como la alquimia, la magia y el mito, la militancia feminista y ecologista, la profundización en el nexo entre el ser humano y el ser animal… Todas las sucesivas (acumulativas, en realidad) transformaciones de la creadora integral, existencia y arte confundidos en total intimidad, remiten al descenso al abismo. 

Condena y privilegio de los elegidos, Leonora vivía angustiada con el regreso de la locura, explican en la exposición. Sublimado en el arte, especialmente fértil en estas honduras con las herramientas del surrealismo, los visitantes podemos echarle un vistazo a lo innombrable. Y regresar sanos y salvos.

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