El 'boom' de la familia
Las relaciones de parentesco han pasado de ser una cuestión de otras épocas a ser un argumento de máxima actualidad en la literatura y el cine
Collage de libros y películas que tratan el tema de la familia | The Objective
Que nadie se asuste. No, no se trata de un nuevo «baby boom» que viene a solucionar nuestros acuciantes problemas demográficos. Asistimos a un boom de la familia como tema recurrente de reflexión de nuestros creadores, tanto en la literatura como en el cine. La familia ha pasado de ser un asunto propio de otras épocas (La gran familia, 1962) a ser un argumento de máxima actualidad en libros y películas.
Bien es cierto que en la mayoría de los casos es para denostarla, como si fuera una cárcel o una sala de torturas de la que conviene escapar cuanto antes. Siempre es más atractivo el drama que la felicidad, como ya constataba el, repetido hasta la saciedad, principio de Ana Karenina: «Cada familia infeliz lo es a su manera». Pero, también, en otros muchos casos, se recurre a la relación con la parentela como motivo de desahogo sobre las experiencias particulares de cada uno o, incluso, para ensalzarla como punto de referencia al que agarrarse en tiempos turbulentos.
En un rápido vistazo a las estanterías de nuestras librerías, saltan a la vista títulos que ya nos advierten de la presencia del tema. Quizá el más significativo de todos sea precisamente La familia, de Sara Mesa. La novelista aborda el asunto a través del papel esencial que juega la mujer. «Madres y abuelas han sacrificado sus vidas por cuidar a otros», declaraba la autora, «pero no las convierte en admirables, sino en víctimas».
En Vengo de ese miedo, Miguel Ángel Oeste se acerca a la familia desde el punto de vista de los malos tratos, como ámbito de terror. «El miedo mayor de cualquier persona -aseguraba el escritor- está en el entorno más próximo. (…) En la familia podemos estar desprotegidos (…) Y cuando los miedos vienen del ámbito familiar son incluso más terroríficos. Cuando la figura de la madre, el padre, la abuela, el hermano… es la aterradora, resulta más impactante y más duro. Al final, uno tiende a pensar que van a ser el cobijo y, si no lo son, imagínate».
Elvira Navarro aborda en Las voces de Adriana «las herencias familiares, que son las que nos conforman». Y subrayaba que «la memoria de trauma en las familias es la más poderosa. Nos encallamos en los hechos más dolorosos, no en los más felices».
«Siempre es más atractivo el drama que la felicidad, como ya constataba el principio de ‘Ana Karenina’»
Una visión completamente distinta es la de Ana Iris Simón, quien llegó a asegurar que «la familia es el único patrimonio que merece la pena». Su novela Feria, un canto a la familia, se convirtió hace dos años en un auténtico fenómeno editorial, pero también en foco de una encendida polémica. La autora manchega fue duramente criticada por defender lo que algunos consideraban valores conservadores.
Ya en el territorio cinematográfico, Carla Simón manifestaba en una reciente entrevista su sorpresa porque «se haya calificado Alcarràs como una película conservadora porque pone acento en la familia». Y quizá la directora ofrece la clave de este boom de los asuntos familiares. «La época de mis padres era un momento donde se necesitaba romper con la familia. Era un valor conservador, pero hoy yo veo que es más bien un refugio, un sitio importante al que, tal y como van las cosas, está bien agarrarse».
A la familia se agarra la protagonista de Cinco lobitos –otra de las películas más aclamadas del cine español reciente–, cuando se ve desbordada por el nacimiento de su hija. «Estamos en esta transición de redefinir el modelo para que sea justo para todas las partes», reflexiona la directora, Alauda Ruiz de Azúa.
Lo que parece claro es que la familia vuelve a ocupar un lugar importante en la actual situación socioeconómica. La precariedad, las relaciones menos estables, la cada vez más tardía maternidad, la difícil conciliación con la vida laboral, el cuidado de los mayores, cada vez más longevos, son algunas circunstancias que llevan a un replanteamiento de la familia, ese refugio del que hablaba Carla Simón, al que cada vez necesitamos aferrarnos más. En cualquier caso, estamos ante un fenómeno que ni la literatura ni el cine, espejos del mundo en que vivimos, pueden obviar.
