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El cine recupera la revolución de Pirandello

Este viernes se estrena ‘La inspiración. El gran Pirandello’, que recrea la concepción de la obra ‘Seis personajes en busca de un autor’

El cine recupera la revolución de Pirandello

S. Ficarra, T. Servillo, V. Picone. | Fotograma de la película

El 9 de mayo de 1921 la Compañía de Dario Niccodemi estrenó en el Teatro Valle de Roma la pieza de Luigi Pirandello (1867-1936) Seis personajes en busca de autor. Los espectadores se encontraban al entrar en la sala con el telón levantado y el escenario sin decorado. El director de la obra abroncaba a un tramoyista que estaba todavía haciendo retoques a martillazos y los actores se ponían a ensayar. De pronto, desde el fondo de la platea, aparecían seis individuos que se dirigían al escenario y le comentaban al director que eran personajes en busca de un autor. Teatro sobre el teatro, un malabarismo que pretendía desconcertar al público e impulsarlo a preguntarse qué era en realidad lo que estaba viendo. ¿Una obra de Pirandello? ¿El ensayo de una obra de Pirandello? ¿Una tomadura de pelo de Pirandello? 

Valentino Picone y Salvo Ficarra

Lo cierto es que el escritor logró el propósito de sacudir a los espectadores con una propuesta inesperada. Al terminar la función, se dividieron entre partidarios y detractores, que dirimieron sus diferencias a grandes voces, entre aplausos y abucheos. Según las crónicas de la época, se oyeron gritos de «¡Vergüenza!», «¡Fraude!» y hasta «¡Esto es de locos!». El ambiente se caldeó tanto que Pirandello, que había acudido al estreno con su hija, tuvo que salir por una puerta lateral del teatro para evitar ser agredido por los detractores más iracundos. 

En septiembre, la obra llegó a Milán y cosechó aplausos unánimes. Después viajó por las grandes capitales -Londres, París, Nueva York…- donde fue aclamada. Un año después, Pirandello estrenó su otra pieza magistral, Enrique IV, la historia de un hombre -acaso un loco, acaso alguien que finge serlo- convencido de ser un rey, una impostura ante la cual todos los que le rodean le siguen la corriente. En 1934 recibió el Premio Nobel de Literatura, entre otras cosas por esa noche de mayo de 1921 en Roma en la que revolucionó la historia del teatro y puso la primera piedra de lo que sería el teatro del absurdo de Beckett y Ionesco. 

Cartel de la película

Lo sucedido esa noche se reproduce con fidelidad en la escena final de La inspiración. El gran Pirandello de Roberto Andò. La película solo se toma una licencia: la presencia de dos enterradores sicilianos que hacen teatro amateur, a los que el dramaturgo ha invitado al estreno. Estos dos personajes nunca existieron en la realidad, son parte de la ficción que Andò ha creado para imaginar cómo Pirandello creó Seis personajes en busca de autor

La película arranca con un hecho real: el viaje a su Sicilia natal -después de largos años de ausencia- para participar en un homenaje a Giovanni Verga, el adalid del verismo literario italiano, que cumplía ochenta años. Pirandello ya estaba en las antípodas literarias de Verga, jugando a placer con lo fantástico, lo absurdo, lo humorístico y lo surreal tanto en su teatro como en sus novelas y cuentos. Sin embargo, sentía un enorme aprecio por el anciano Verga y leyó un discurso en su honor. Andò resume todo esto en una bellísima escena con ambos escritores y después busca una argucia argumental que obliga a Pirandello a permanecer en su ciudad natal más tiempo del previsto. Es así como conoce a los dos enterradores aficionados al teatro. Asiste de incógnito a los atropellados ensayos de la farsa con fantasma que están preparando y empieza a pensar en una futura obra que lo sacará del bloqueo creativo en el que está sumido. De fondo, la muerte de la niñera que lo crió y la locura de su esposa, hecho real que le atormentó durante años. 

Se nota el amor de Andò por la figura y la literatura de Pirandello, de modo que juega con toques muy pirandellianos en los giros de la trama y en la construcción de los personajes secundarios, y las licencias que se toma no chirrían nunca.  No es la primera vez que este director se acerca a un gran escritor. Su debut en el cine fue en el 2000 con El manuscrito del príncipe, sobre otro siciliano ilustre, el príncipe Giuseppe Tomasi de Lampedusa, creador de la monumental El gatopardo, que en su tiempo libre daba clases de literatura inglesa a un reducido grupo de jóvenes con inquietudes intelectuales. 

Tráiler de la película

Si a Lampedusa lo interpretaba el francés Michel Bouquet, a Pirandello le da vida Toni Servillo, el mejor actor italiano de su generación, conocido sobre todo por sus colaboraciones con Paolo Sorrentino. Servillo ya había trabajado con Andò en dos películas anteriores, Viva la libertad y Las confesiones, y aquí compone a un Pirandello siempre contenido, observador curioso y perplejo de la naturaleza humana. 

Le dan la réplica en el papel de los dos enterradores Salvatore Ficarra y Valentino Picone, un dúo cómico apenas conocido fuera de Italia. Si quieren verlos en acción pueden echar un ojo a la serie de Netflix ¡Menuda encerrona! Misterioso asesinato en Sicilia. A través de ellos, Andò rinde homenaje a la rica tradición de teatro popular italiano cuyo máximo exponente fue el gran Eduardo de Filippo. 

De entre las versiones en cine de obras de Pirandello destacan Kaos, de los hermanos Taviani, que recrea varios cuentos del siciliano, y La espera de Piero Messina, con Juliette Binoche, adaptación libre de la pieza teatral La vida que te di. La inspiración. El gran Pirandello se suma a esta lista como un hermoso homenaje al escritor y su legado literario. 

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