Los Oscar 2023: una 'alfombra champán', Rihanna y la monotonía
La 95ª gala de los premios ha transcurrido de manera muy tranquila. ‘Todo a la vez en todas partes’ ha sido la gran protagonista de la noche
El Dolby Theatre de Los Ángeles volvió a acoger a las estrellas hollywoodienses. Cierto es que, después del tan polémico bofetón de Will Smith a Chris Rock, esta gala ha transcurrido con guantes quirúrgicos. La Academia ha puesto el freno de mano desde el comienzo. Poca reivindicación, carencia absoluta de sorpresas. Jamás unos premios habían estado tan previstos desde el principio. Una gala pausada, calmada y pacífica.
La alfombra «roja» previa a la gala no fue roja por primera vez en 60 años. Fue el color «champán» predominante de la noche, tanto el tapiz fino que pisaban los intérpretes, como la mayoría de vestimenta de lujo (el brillibrilli oscilaba entre el blanco y negro, con reducido número de colores estrambóticos), diseñada especialmente para este exquisito y pomposo desfile. Un espacio cubierto pretendía que la celebración pareciera nocturna, aunque, de hecho, fuera a eso de las 4 de la tarde. Se pensarían que de noche el glamour –y esa champagne carpet– relucen, incluso más que esa violenta luz del mediodía californiano. Por si la gala nos parecía larga anteriormente, este año ha sido casi interminable pues se retransmitieron las 23 categorías en directo, cuando el año pasado ocho no se anunciaron.
Si hubiese un premio a la peor entrevista se lo llevaría Hugh Grant por sus respuestas descorteses a la presentadora de la emisión oficial, la modelo Ashley Graham, en la alfombra «roja». La incómoda entrevista comenzó cuando Graham preguntó a Grant qué era lo que más le gustaba de los Oscar. «Todo lo humano está representando aquí. Es una feria de las vanidades». Aunque el actor parecía referirse a una feria de vanidades en general –es decir, un escenario o lugar caracterizado por la frivolidad y la ostentación–, Graham interpretó que su respuesta se refería a la famosa fiesta de Vanity Fair posterior a los Oscar.
La modelo preguntó a la estrella si esperaba que se llevara el premio a casa algún nominado en especial, a lo que él respondió: «Nadie en particular». Claramente incómoda, Graham intentó mantener la conversación queriendo saber qué sentía éste al protagonizar Glass Onion: Un misterio de Knives Out. «Apenas aparezco en ella, salgo como tres segundos», contestó el actor malhumorado. A partir de ahí, la entrevista no hizo más que empeorar.
«Tras el registro del segundo peor dato histórico de los Oscar 2022, la Academia pensó que el cebo perfecto para que el espectador picara sería Rihanna».
El showman americano, Jimmy Kimmel, subió al escenario de la 95º edición de los Oscar este domingo. El conductor del célebre Jimmy Kimmel Live! completó su trilogía –tras haber presentado los glamurosos premios de la Academia en el 2017 y 2018–. Si los espectadores se esperaban unos Oscar al estilo late night, se equivocaban. Esa fue una de las pocas sorpresas de la noche. Un Jimmy algo reservado, sin mojarse demasiado, lo suficiente para levantar alguna carcajada, pero al igual que cada momento de esta noche, lo importante era no equivocarse.
«James Cameron no está aquí y sabes que una gala es demasiado larga cuando ni siquiera Cameron se atreve a estar. Tampoco entiendo cómo no le han nominado a mejor director. ¿Qué se piensan los de la Academia, que es una mujer?», es una de las pullas más picantes que Jimmy lanzaba al comienzo de la ceremonia, debido a que ninguna mujer estaba nominada en la categoría a mejor director.
Pinocho de Guillermo del Toro se llevó el primer Oscar, lo que en otras palabras significa que Netflix –distribuidora de la película– se adelantó al gran monstruo de la industria del cine, Disney. The elephant Whisperers (Nuestro bebé elefante, en español), el cortometraje, también distribuido por Netflix, se llevó la estatuilla. La misma plataforma lleva Sin novedad en el frente, el filme alemán que obtuvo cuatro de los premios. La conclusión es que la compañía de streaming, en la sombra, también fue un gran protagonista de la noche.
«Se pensarían que de noche el glamour –y esa champagne carpet– relucen, incluso más que esa violenta luz del mediodía californiano».
Es difícil que, hoy en día, con la inmediatez y todas las experiencias que nos proporcionan las redes sociales y la ciencia, vivamos unas «primeras veces». En esta velada, cuatro de los actores premiados tuvieron la ocasión de recoger una estatuilla por primera vez. El nunca obtenido Oscar de Jamie Lee Curtis, Michelle Yeoh, Ke Huy Quan, Brendan Fraser. Los dos últimos con una reaparición admirable en el mundo cinematográfico. El regreso ha valido la pena.
Aunque a la Academia no le importan demasiado los temas políticos –o por lo menos no lo muestra públicamente (tampoco es necesario)–, esta noche le ha clavado un pequeño puñal en el pecho a Putin. Un mensaje rotundo contra el presidente ruso y la invasión a Ucrania. Navalny ganó el Oscar al mejor documental con el propio Alexei Navalny en una celda de aislamiento en Siberia. «Alexei, sueño con el día en que estés libre y en que nuestro país vuelva a serlo también. Sé fuerte», fueron unas de las palabras más emocionantes de la noche, dichas por su mujer, Yulia Navalnaya. Ella ha querido defender a su marido diciendo que está en prisión «por decir la verdad y defender la democracia».
En los días previos a la gala, muchos se mostraron frustrados por el hecho de que la película india RRR, un éxito de público en su región, ni siquiera hubiera sido nominada a la mejor película internacional, pero eso se debe a que India no la presentó como candidata oficial del país. La canción del filme, «Naatu Naatu» se impuso a Rihanna y a Lady Gaga y ganó el Oscar por mejor canción. Suerte la nuestra porque la actuación indudablemente fue lo más dinámico de una ceremonia adormilada.
Hubo otro invitado muy especial –del elenco de Almas en pena de Inisherin–, que emocionó al protagonista Colin Farrell. El burro Jenny, un personaje más, llegaba al escenario de la mano de Jimmy Kimmel. «Jenny no solo es una actriz, también es una burra de apoyo emocional certificada. Al menos eso es lo que le dijimos a la aerolínea para traerla desde Irlanda», bromeó el conductor. Del mismo modo, antes de anunciar el premio de mejores efectos visuales, Elizabeth Banks apareció con el oso de su película, Cocaine Bear. Por supuesto, el oso no era tan real como el asno, pero los animales este año se hicieron hueco en el festín.
Unos Oscar musicales
No estaba prevista la actuación de Lady Gaga. De hecho, se anunció que no iba a estar en la gala por el rodaje de Joker 2. Sin embargo, hubo un cambio de última hora y acudió para interpretar su «Hold my Hand» –nominada a mejor canción– de Top Gun: Maverick. Fue espléndida. Al desnudo, con el corazón en la mano, sin maquillaje, con pantalones rotos y en camiseta demostró que la belleza está en la sencillez. «Es posible que seas tu propio héroe, incluso si te sientes roto por dentro», dijo. Parecía que en cada momento se iba a romper mientras cantaba. Al fondo una proyección decía «In memory of Tony Scott», el director de la película original. Todos los presentes ovacionaron de pie a la gran voz de la cantante americana.
Tras ganar la categoría de mejor guion adaptado con la película Ellas hablan, Sarah Polley mandó una pullita a la Academia. «Quiero dar las gracias a la Academia por no sentirse moralmente ofendida por las palabras ‘mujeres’ y ‘hablar’ tan juntas de esa manera en el título». La directora es la única cineasta que optaba por mejor película, frente a nueve hombres que la acompañaban en la máxima categoría de esta edición. El mensaje más reivindicativo de la velada.
Tras el registro del segundo peor dato histórico de los Oscar 2022, la Academia pensó que el cebo perfecto para que el espectador picara sería Rihanna (no hay que olvidar que la actuación de la cantante barbadense en el descanso de la Super Bowl tuvo más audiencia que el propio partido). Interpretó «Lift Me Up» de Black Panther: Wakanda Forever. Por si fuera poco, la canción de una de las franquicias más queridas del universo Marvel es la primera nominación al Oscar de Rihanna.
La artista cantó con un conjunto de violines y se elevó al centro del escenario con ayuda de una plataforma. No le agrada tocar suelo a la de Barbados. Todos ovacionaron de pie su actuación, además del homenaje al fallecido actor Chadwick Boseman, que interpretó el personaje protagonista en la primera película de Black Panther.
Halle Berry, –tras ser vetado Will Smith– tuvo la oportunidad de entregar el premio a la mejor actriz. Michelle Yeoh ganó esta estatuilla –por su actuación en Todo a la vez en todas partes– y qué mejor intérprete que Halle Berry para dar el relevo, de la única mujer afrodescendiente que ha ganado el Premio Oscar a mejor actriz principal (en 2002) a la primera actriz asiática. Las mujeres haciendo historia de nuevo. «A todos los niños y niñas, que se parecen a mí y que están viendo la tele ahora. Esto se la prueba de que se puede soñar en grande», dijo Yeoh al recoger su galardón.
Todo a la vez en todas partes ha sido la verdadera protagonista de una gala soñolienta y pulcra en el habla. La «rareza» –como han descrito la película el equipo– gana en este mundo loco en el que vivimos. El ritmo del cambio, los milisegundos, el multiverso delirante y adverso y la modernidad han triunfado. Los Daniels (Daniel Kwan y Daniel Scheinert) pasaron a Spielberg por la derecha, tras ganar el premio de dirección. Pusieron la quinta marcha en su creación –este es su segundo largometraje– y se llevaron siete estatuillas de las once a las que estaba nominada su película. Demostraron que el cine se renueva y que los friquis –así se han llamado ellos varias veces– también pueden crear algo memorable.