Luca Costantini: «Yolanda es el clavo ardiendo al que se agarra Sánchez para seguir en el poder»
En ‘Yolanda Díaz: la seducción del poder’ (Esfera de los libros), el periodista de THE OBJECTIVE analiza una figura ambivalente de forma amena
Sobre Yolanda Díaz se ha escrito mucho pero, en realidad, se sabe muy poco. Esta política gallega parece copar la actualidad mediática desde que hace algo más de tres años fuera nombrada ministra de Trabajo del Gobierno de Pedro Sánchez, pero casi nadie conoce, al menos fuera de Galicia, su largo pasado político en esta región, donde ha sido desde teniente de alcalde en Ferrol a líder de la oposición a Feijóo. También parece obviarse su larga relación con Podemos, tratándola a veces como si fuera una recién llegada al partido morado, pero es que Díaz incluso lideró en 2012 un modelo pionero de candidatura de izquierdas muy similar a la de la formación que ahora dirigen Irene Montero e Ione Belarra, cono Xosé Manuel Beiras al lado y Pablo Iglesias ya en la retaguardia, antes de que prácticamente nadie conociera al ahora ubicuo tertuliano
De estas y otras aparentes lagunas en la biografía política de Díaz habla precisamente el último libro de Luca Costantini, Yolanda Díaz: la seducción del poder (Esfera de los libros), que se publica esta semana y cierra una particular trilogía sobre Podemos y sus líderes, iniciada con Aquí mando yo y Al olor del dinero. Y es que este periodista de THE OBJECTIVE, con una larga trayectoria a sus espaldas cubriendo los entresijos del partido morado, conoce perfectamente las vicisitudes que han llevado a Díaz de la política local a la vicepresidencia del Gobierno, en un ascenso fulgurante no exento de cadáveres políticos y puñaladas por la espalda.
En ese ascenso parece además haber siempre dos constantes: pragmatismo y seducción. «La capacidad de Yolanda Díaz como figura política es la de moldearse siempre en función del momento y de su interlocutor», considera Costantini, cuyo acercamiento desde un punto de vista neutral a Díaz no le impide, entre líneas, reconocer el gran talento político de una figura clave en el presente y puede que en el futuro de España. Hablamos con él sobre esta figura tan célebre como escurridiza.
PREGUNTA.- ¿Cuál es el interés de escribir este libro en este momento, a pesar de que Yolanda Díaz es todavía un personaje político en construcción?
RESPUESTA.- Este es un libro en el que Yolanda Díaz es la protagonista, evidentemente, pero forma parte de una historia que va más allá. Esta es la tercera parte de una trilogía sobre Podemos, pero ahora mismo existe la incógnita de si habrá una continuidad con lo que fue la llegada de la nueva política, o si se convierte casi en su antítesis de todo lo que ha sido la historia de Podemos. Por lo tanto, es un libro sobre Yolanda Díaz, pero no únicamente sobre ella.
Eso sí, me parecía interesante centrarlo en ella porque es una figura política de la que se sabe bastante poco: parece que solo conocemos lo que ha hecho en los últimos dos años. Aquí se explica mucho más del personaje, quién es, qué quiere, cómo piensa. Creo que puede resultar muy útil para entender el futuro próximo, tanto de Yolanda Díaz como de Unidas Podemos.
P.- ¿Es Yolanda Díaz el siguiente paso lógico en la evolución de Podemos o es una ruptura?
R.- Yolanda Díaz es casi una pionera de Podemos, porque es la primera que plantea un acuerdo entre la izquierda poscomunista y los nacionalistas. Sin embargo, y aunque luego se convierte en una persona del entorno más cercano de Pablo Iglesias, ella parece partidaria ahora de romper con un ciclo político que considera agotado.
Yo creo que una buena metáfora para describirla es un poco pensar, por ejemplo, en la aventura de Magallanes. Yo creo que Iglesias es Magallanes porque encontró una ruta nueva que nadie había visto, en fin, un pionero de una aventura política nueva. Pero Díaz es Elcano. Es decir, es la encargada de llevar lo que queda de Podemos, con todos sus muertos políticos, a un puerto seguro.
P.- Es el subtítulo de tu libro y son dos elementos, la seducción y el poder, que tienes muy presentes todo el rato. ¿Cómo han utilizado estos dos conceptos y por qué ayudan a definirla como política?
R.- Porque uno de los rasgos más llamativos de Yolanda Díaz, en mi opinión, es la seducción. Es decir, ella es una política que sobre todo es una hábil seductora, su historia lo revela. Ahora, claro, ella quiere ser una seductora de las masas, pero antes ya ha sido una hábil seductora de padrinos políticos. Díaz concibe la política como una acción solitaria y por eso ha necesitado apoyarse siempre en algunos referentes fundamentales.
Lo hizo en Esquierda Unida con algunos altos cargos muy fuertes durante la época de Cayo Lara, luego lo hizo con Xosé Manuel Beiras, que era el nacionalista de referencia en Galicia. Lo ha hecho con Pablo Iglesias, para dar el salto al Congreso en Madrid, y ahora da la sensación de que hace lo mismo con Pedro Sánchez.
P.- ¿Es gracias a esta seducción que se ha construido Díaz, el personaje de Yolanda, la vicepresidenta?
R.- Es muy llamativo que se hable casi siempre de Yolanda, es decir, esto es una manera de crear una marca política de acercamiento al pueblo. Pero su imagen de marca, digamos, va más allá, porque Díaz, como todo buen seductor, sabe lo que su interlocutor, ya sea un político, un periodista o un movimiento popular, quiere escuchar. Es decir, Díaz tiene una gran capacidad para moldearse siempre en función del momento y de su interlocutor. Habría, claro, que considerar si eso responde a criterios como pueden ser la originalidad o la coherencia en la política. Pero esto al fin y al cabo lo decide el pueblo y las urnas.
P.- ¿Hay algún tipo de núcleo ideológico duro que tú hayas podido identificar en Yolanda, detrás de todas estas capas de pragmatismo y de seducción?
R.- Yo creo que ha sido una renovadora en el espacio de la izquierda en Galicia. Se la puede definir como posmarxista y filonacionalista, además de rompedora cuando llega a Podemos. Ella abraza las tesis de este partido, le gusta que, por ejemplo, Pablo Iglesias llame a su proyecto «la Syriza gallega» en un primer momento.
Ahora que está en el Gobierno, pues tenemos una nueva faceta que es la de una lideresa política moderada. Por lo tanto, en Podemos, ahora que están en guerra, la acusan de ser dirigente sin ideología. Quizás sea una referencia demasiado dura, pero algo de verdad hay en eso.
P.- ¿Por qué crees que la relación con la prensa y el público es tan importante a la hora de definir políticamente a Yolanda Díaz?
R.- Porque Yolanda Díaz tiene una relación complicada con las organizaciones políticas y la soledad ha sido una constante en su carrera. Y la seducción es el arma que tiene un líder político que se siente solo y busca, digamos, una trayectoria política en solitario. Entonces, esto la obliga a mostrar una cara amable y ganarse a personas que le pueden interesar para su propio éxito político, como pueden ser los medios de comunicación.
Es una diferencia notable con Podemos, porque este partido interpretó su papel con la prensa como una guerra o una guerrilla, lo hemos visto en las redes sociales, pero también en las relaciones directas con los periodistas que tenían líderes como Pablo Iglesias. En cambio, Yolanda Díaz tiene un talante totalmente diferente: intenta engatusar a su interlocutor, aunque sea un periodista.
Y es algo que, de momento, yo creo que le está funcionando, porque Yolanda Díaz lo que ha entendido es que estamos delante de un cierre de ciclo político y social. Es una dirigente política en un contexto de resaca, resaca de la rabia que fue el 15-M y de aquellas peticiones de regeneración. Desde que es vicepresidenta del Gobierno, no para de apelar a bajar el ruido. Es una indirecta clarísima a Pablo Iglesias y, por lo tanto, ella se propone como una política más melódica que de rock duro.
«La relación de Díaz con Montero es llamativa porque pasa de protegida a la persona encargada de enterrar todo lo que ha sido el ciclo de Podemos»
P.- La Yolanda Díaz anterior a la vicepresidencia es casi una desconocida, a pesar de que lleva muchos años en política e incluso hubo un escándalo de pornografía infantil vinculado a un asesor suyo, como recuerdas en el libro. ¿Por qué crees que hoy apenas se habla de esta etapa y mucho de su corto pasado como abogado laboralista?
R.- Yo creo que por dos cosas. La primera es que Galicia, tiene unos elementos de omertá muy notables. Yo pensaba que Sicilia era la patria de la omertá y del silencio. Pues me he dado cuenta que Galicia más o menos va por ahí, a pesar de las enormes diferencias, sobre todo de clima. Por lo tanto, todo lo que ocurre en Galicia de alguna manera se queda en Galicia.
Por otro lado, está también la habilidad de Yolanda Díaz de construir un personaje en Madrid alejado del pasado gallego. En esto tienen mucho que ver diferentes personas de su máxima confidencia que están trabajando activamente desde que ella es vicepresidenta para intentar silenciar todas las pequeñas manchas del currículum de Díaz. Pero ese caso que mencionas es uno de los elementos polémicos de la historia de Yolanda Díaz que podrían salir a la luz con más vehemencia en el caso de una guerra atómica con Pablo Iglesias e Irene Montero.
P.- También hablas mucho de las presuntas «traiciones» de Díaz a sus diferentes padrinos políticos. ¿Qué es lo que tú crees que lleva a Díaz a moverse siempre en este juego de equilibrios? ¿Es esa soledad?
R.- Algunos dirigentes del PSOE ya han avisado a Pedro Sánchez: cuidado con Yolanda porque en ese historial también hay algunas traiciones. Yo calculo que en el historial de Yolanda Díaz hay tres traiciones y media. Son las traiciones a la Esquerda Unida y a Cayo Lara, cuando ella aboga por Podemos, la que le hace a Xosé Manuel Beiras y por último la que le hace a las Mareas, ese efímero movimiento de abajo hacia arriba del autonomismo gallego. Y la media traición es a Podemos, aunque aquí la verdadera pregunta debería ser ¿Yolanda Díaz es víctima de Pablo Iglesias y de sus juegos o es una traidora ya de la cúpula, que es lo que están trasladando ahora en este contexto bélico los de Podemos?
Yo creo que es evidente que Yolanda Díaz traiciona a Podemos después de haber sido nombrada vicepresidenta. Pero también es cierto que Yolanda Díaz es una política inteligente y sabe que en realidad el nombramiento de Pablo Iglesias era una trampa, era una manzana envenenada, al igual que hizo con Errejón cuando le propuso como candidato de Podemos en la Comunidad de Madrid. Porque la fórmula que tenía pensada Iglesias en la dirección de Podemos era darle la cabeza de lista del futuro Podemos, pero no darle tropas y por supuesto no darle autonomía con respecto a las listas electorales.
Por supuesto, Díaz entendió rápidamente que aquello era una trampa y lo primero que hizo fue acercarse a todos los enemigos de Pablo Iglesias, desde el sector de Ada Colau hasta los errejonistas más o menos activos en varias comunidades autónomas e incluso el propio Alberto Garzón de Izquierda Unida, con quien Yolanda Díaz ha tenido más que un rifirrafe. Y es que incluso gente a la que ha podido traicionar en el pasado, a la que vuelve ahora por la antigua Izquierda Unida, a la que en cierta medida abandonó para ir a Podemos, es la que se está apoyando ahora para construir su proyecto sobre todo.
P.- Dices en el libro que las relaciones personales tienen una importancia que a veces en política se subestiman pero es lo que al final casi siempre cuenta. En la actualidad parece clave la relación entre Yolanda y Montero. ¿Cómo está afectando a la definición del espacio a la izquierda del PSOE?
La relación de Díaz con Irene Montero es llamativa porque la gallega pasa de ser una protegida, una amiga íntima del famoso círculo de Galapagar, a la persona encargada de enterrar todo lo que ha sido el ciclo de Podemos. En este libro se explica cuándo empieza este alejamiento, que es rapidísimo, nada más arrancar la legislatura ya las dos figuras políticas, Yolanda Díaz e Irene Montero, se separan muchísimo, porque la segunda observa todos los movimientos de la primera y de inmediato entiende que ahí está pasando algo.
Irene Montero es una persona que tiene una grandísima habilidad de carácter organizativo, es decir, en Podemos ejerce es la persona que controla que no nazcan corrientes alternativas que puedan arruinar la dirección del partido, y por eso entiende que Yolanda Díaz está construyendo una figura política al margen de sus compañeros de Podemos. Los focos que tiene Díaz nada más llegar al Ministerio de Trabajo, el que enseguida unos cuantos medios de comunicación empiezan a hacer reportajes y llamen a Díaz la ministra de los pactos. Esto enoja muchísimo a la cúpula de Podemos. De aquellos barros estos lodos.
«Díaz considera que en este país, antes o después, habrá una presidenta mujer, que ya toca y que eso puede ser una oportunidad para ella»
P.- Estos días hemos visto a Díaz tener mucho protagonismo en la fallida moción de censura de Tamames con Vox. ¿Por qué crees que está aupando Sánchez a una figura que no pertenece a su partido y que, incluso siendo pragmáticos, le podría restar votos?
R.- Porque la caída de Pedro Sánchez convierte a Díaz en el único revulsivo electoral de cara a las generales. Yolanda Díaz es el clavo ardiendo al que se está agarrando Pedro Sánchez y el PSOE para poder ganar al PP de Feijóo y seguir en el poder. De hecho, la operación Yolanda Díaz es un movimiento que, como reprochan en Podemos y tiene razón, tiene el visto bueno y el apoyo de la Moncloa, además de seguramente el mediático y ya veremos si el financiero, de manera directa o indirecta.
Y, sobre todo, a Sánchez le interesa aupar a esta candidata porque representa efectivamente la catarsis de Podemos. Le viene mucho mejor una Díaz con su talante, hasta ahora, pacífico, que un Pablo Iglesias constantemente siendo una piedra en el zapato del PSOE.
P.- Queda menos de un año para las elecciones generales. Si tuvieras que tirarte a la piscina, ¿qué predicción harías sobre el futuro político a corto y medio plazo de Díaz? ¿Crees que con este libro has cerrado la trilogía o que dentro de poco tendrás que plantearte si va a ser una tetralogía al final?
R.- La verdad que yo he pensado en este libro para cerrar la trilogía, pero el otro día me pregunté si no hubiera tenido que poner el mítico «continuará» de las antiguas películas del Oeste americanas. Yo no descarto francamente nada. Pero sí tengo claro que la historia de Díaz no acaba siendo la muleta bonita de Pedro Sánchez. Porque Yolanda Díaz ha llegado a la política con una ambición importante y su vocación es la de, de aquí a los próximos años, liderar el espacio de la izquierda en general. Es decir, ella considera que en este país, antes o después, habrá una presidenta mujer, que ya toca y que eso puede ser una oportunidad para ella. Porque aunque estemos al final de la era de la nueva política y se haya cerrado un ciclo, pronto se va a abrir otro.