'Succession': no se puede vivir con tanto veneno
El séptimo episodio deja claro que, salvo Kendall, todos los hermanos se están desmoronando
Atención, este artículo contiene spoilers.
«Taligate Party», como se titula el séptimo episodio de la última temporada de Succession, se refiere a la reunión informal previa a una competición oficial. Regularmente se usa para describir las cervezas que se comparten antes de un juego de fútbol americano o de béisbol. En la serie de HBO, el nombre está asociado a las elecciones.
Las urnas para elegir al nuevo presidente en Estados Unidos están por abrirse y hay mucho en juego, incluso el 1% que acapara Connor Roy (Alan Ruck) es clave. En este contexto, Tom (Matthew Macfadyen) y Shiv (Sarah Snook) son los anfitriones de esta velada política, en la que planean contarle a los invitados que han vuelto como pareja, después de un breve receso. El resultado, sin embargo, es el antónimo de la iniciativa: la pelea en el balcón, que cierra el episodio, parece un no-retorno; la estocada final de un matrimonio carcomido por la desconfianza y el poder.
Pero «Taligate Party» también es una referencia a los chismes, a los comentarios informales que saltan de un lado a otro en las fiestas. Por lo tanto, nos enteramos de que Lukas Matsson (Alexander Skarsgård) no es el vikingo que pretende ser. «Ni siquiera sabe de programación», dice Ebba (Eili Harboe). Queriendo o sin querer, la encargada de las comunicaciones saca todo el odio contenido por tantos años trabajando con el sueco déspota psicótico y da una información clave a Kendall (Jeremy Strong) y Roman (Kieran Culkin): los números de GoJo están más que inflados.
Matsson, que ha aumentado «dos indias» los balances de audiencia de su empresa, pone en graves aprietos a Shiv; se pregunta si se equivocó de bando. Ella esperaba un puesto clave luego de la venta, al lado del apuesto jefe. Ahora, no solo es que los dos hermanos Roy tienen razones objetivas para acabar con el el acuerdo, sino que con esta información tienen la oportunidad de girar completamente la negociación. Si Waystar Royco, como pretende Kendall, adquiere a GoJo, Shiv quedará aún más fuera del poder porque tarde o temprano se sabrá que jugó como doble agente durante toda la trama de la adquisición.
Por otro lado, Tom, gracias a este chismorreo con vino barato y comida chatarra, se ha enterado de que todos están hablando a viva voz sobre su despido. No está en los planes de nadie, sea quien sea que quede al mando en la unión de las compañías. A esto debemos sumarle que Nate (Ashley Zukerman), el estratega político, está de vuelta. Sí, el compañero/amante de trabajo de Shiv. Se crea pues la tormenta perfecta para que una ojiva nuclear reviente en ese balcón donde ocurre la otra fiesta.
Siete minutos de descarga
Escrito por Will Tracy, el diálogo entre Tom y Shiv es uno de los más punzantes, sinceros, divertidos y demoledores en la historia de la televisión. Son siete minutos de frases lapidarias que van rompiendo escudos hasta dejar heridas imposibles de sanar. Y es Tom el que profiere las más intensas, finalizando con la ya famosa: «No eres una buena persona y por eso tal vez no debas tener hijos». Él ni sospecha que ella está embarazada. Cuando se quiere retractar -incluso pide perdón- es imposible, es muy tarde.
Tom ama a Shiv. De eso no hay duda, pero también desea como todos los personajes el poder absoluto. Para los espectadores no está claro si en efecto él solo la escogió para acercarse a Logan y se enamoró en el camino. Por otro lado, Shiv no ha experimentado afecto. Su madre le dijo que habría preferido tener un perro en lugar de la única mujer entre los hermanos. Y el padre le privó de confianza y empatía para olvidar tales palabras. De manera que a Shiovan se le hace imposible reconocer cuando alguien está compartiendo sentimientos sinceros.
Es difícil dar amor cuando no se ha recibido. Pero también es complicado creer en alguien cuando te regalan un escorpión atrapado en un vidrio en plena efusividad por una reconciliación. Así inicia este episodio. El «servil» Tom prepara todo para agradar a la reconquistada. Sin embargo, por alguna razón, en medio de un esmerado desayuno le parece que es una buena idea dar un presente envenenado. «Porque me matas y yo te mato», es el extraño razonamiento detrás del obsequio.
Aunque Shiv termina aceptándolo, realmente la metáfora no funciona. La vieja fábula del escorpión y la rana viene a la mente. «Es mi naturaleza», dice el antrópodo tras clavarle el aguijón al anfibio en medio de un cruce de agua. La naturaleza de Shiv es compleja. El veneno del desamor, del rechazo, corre por sus venas. Y ya lo decían Shakira y Cerati: «No se puede morir con tanto veneno / No se puede dedicar al alma a acumular intentos».
Territorio minado
El séptimo episodio juega mucho con la palabra «explosión», después de un accidente con un artefacto priotécnico que fue activado en un comando de campaña. Es sutil, pero quien más bromea con ello es Roman. A él sí le ha caído una bomba. Su ‘madre’ sustituta hace oficial la ruptura. Gerri (J. Smith-Cameron) quiere «cientos de millones» como indemnización por su despido injustificado. Le amenaza con sacar a la luz las fotos no solicitadas que ya todos conocemos si no lo acepta. Sin embargo, lo que más duele es la frase final que le tira en la cara: «Yo te pude llevar a allí», refiriéndose a la sucesión.
En efecto. Con todo el conocimiento de la empresa, y por el cariño que le llegó a tener, Gerri era la mejor socia posible una vez que Logan falleció para el hijo menor. Pero Roman, en su inexperiencia, dinamitó los puentes. Es uno de sus tantos pasos en falso durante toda la serie. Por eso le reiteran una y otra vez que no puede calzar los zapatos de su padre. De hecho termina disculpándose con Kendall una vez que acepta que lo dejó solo durante la presentación a los accionistas en el episodio pasado.
Pero no es la única noticia o momento que indica que todo está por romperse en los tres capítulos restantes. Pareciera que salvo algún milagro, Shiv deberá traicionar a Mattson; Roman tendrá que buscar un nuevo respaldo porque cada vez está más aislado y Kendall aspira el trono absoluto y para ello deberá traicionar a sus hermanos. De hecho, sabe exactamente quién le puede ayudar. «Los amo, pero no estoy enamorado de ellos», le dice a Frank (Peter Friedman), la nueva mano derecha que le ayudará a comprar GoJo. La mecha se ha aprendido y todo está a punto de incendiarse.
PD: al inicio del capítulo, Kendall justifica su ausencia como padre diciendo que todo el trabajo que realiza es por sus hijos. Es la misma frase que Logan repitió durante toda la serie. ¿Una pista sobre quién es el verdadero sucesor? Pronto lo veremos.